Prólogo

45 3 0
                                    

Gunther

-¡Si sobrevivimos, te juro que te mato!- exclamó Aria aferrándose al asiento del copiloto desde atrás.

Íbamos a toda velocidad por la vacía carretera. De alguna extraña manera no había ni un alma por ahí, claro, a excepción de nosotros y la horda de monstruos que nos perseguía.

Como siempre y para no variar, nos habíamos metido en otro lío del cual no nos habíamos enterado ni de la mitad.

Volviendo al asunto: yo pisé más fuerte el acelerador intentando dejar atrás a las criaturas, pero no lo lograba.

-¡Se están acercando! ¡Písale!- decía Sophie abrazando a Aria fuertemente en la parte de atrás del auto.

-¡Ya va al máximo!- le respondí mirando por el retrovisor.

-¡No puedo impulsar el auto con el viento! ¡¿Qué demonios?!- exclamó Aria.

Literalmente habían como mil o más criaturas que nos seguían. Creo incluso que todos los monstruos del país se habían puesto de acuerdo para intentar matarnos. Perfecto, simplemente perfecto.

-¡Intenta perderlos o algo! ¡Nos alcanzan, retrasado! -gritó Aria diciendo lo obvio. Ella golpeó la parte del asiento que está cerca del vidrio de la ventana trasera.

-¡Gracias por la idea, capitana obvia!- solté con sarcasmo. Y como era de esperarse, me enseñó su dedo medio.

-¡Métete a la tierra, capaz los perdemos en el bosque!- dijo Sophie abriendo la ventana. El estruendo del aire ahora invadía el auto.

-¡¿Qué crees que haces?!- le gritó mi hermana postiza a la niña, tratando de jalarla al interior del transporte.

-¡Gunther, sólo hazlo!- exclamó mi hermana evadiendo totalmente la pregunta de Aria.

Por increíble que parezca, le hice caso a mi hermana de 9 años. Giré bruscamente hacia la izquierda, saliendo de la vía hacia el espeso bosque que se situaba ahí. Luego de eso, Sophie comenzó a lanzar bolas de fuego hacia los monstruos con la intención de despistarlos.

-¡ACELERA!- gritó Aria.

Obedecí al tiempo que yo intentaba no golpearme contra un árbol en el proceso. En eso, Sophie dejó de lanzar bolas de fuego ya que podría incendiar el bosque entero.

-¡Creo que funciona, los estamos perdiendo!- informó la niña entusiasmada cuando llegamos a un claro.

-¡MINOTAURO!- gritó Aria como desquiciada.

-¿Eso no era un signo?- pregunté yo mirando hacia atrás.

-¡NO, IMBÉCIL! ¡EL MONSTRUO!- gritó ella, pero no me dio tiempo de reaccionar.

El auto comenzó a dar vueltas por el claro. Tenía ya ganas de vomitar y posiblemente una fractura en el cuello. Aunque suene cliché, le debo al cinturón de seguridad el hecho de no haberme salido volando por el parabrisas y quedarme en el suelo como cucaracha muerta.

Cuando por fin dejamos de girar, volteé a ver si mis hermanas seguían con vida y en efecto así era. A duras penas, claro, pero seguían vivas. Sophie tenía los ojos muy abiertos mirándome.

-¿Todo bien por allá?- pregunté intentando darle humor a la cosa.

-Súper- resopló Aria pateando la puerta para salir. Pregúntame cómo, pero la misma salió volando dejándoles espacio a mis hermanas para salir. Seguro le pegó algo de lo Hulk.

Imité el acto de mi hermana postiza y salí del auto para encontrarme con una turba enfurecida de monstruos asesinos que realmente no se veían con ganas de sólo charlar.

-Je, je. Hola- solté yo y literalmente todos los monstruos rugieron.

-¡Asco! Tienen mal aliento- se quejó Sophie haciendo una mueca y yo contuve la risa, pero Aria no pudo.

-¡Tienen dos opciones!- dijo una empusa a la distancia -Morir o venir con nosotros.

-Me gusta más la opción: "patearles el trasero". No sé ustedes- soltó Aria mirándonos a Sophie y a mí. Una sonrisa maniática se plasmó en su rostro.

-Gran idea- dijo mi hermana menor y transformó su collar en su daga. Seguida de Aria con su zarcillo a su espada y por último yo con mi pulsera/arco.

Él carcaj apareció en mi espalda, así que rápidamente saqué una flecha y la tensé en el arco.

En ese momento, señores empezó una batalla épica que esperaba que algún loco estuviera grabando de alguna forma. Como cien mil monstruos versus 3 semidioses. Nada muy bonito.

Yo disparaba flechas a quien se me ponía en frente y les daba en la cabeza, haciendo que los monstruos se desintegraran en ese polvo extraño.

Lo más difícil de matar fue el minotauro, ya que este era como cuatro Jordans y medio de alto. Lo bueno de que sea grande, es que es muy lento, entonces Aria y Sophie pudieron hacer sus movimientos ninja mientras yo le tiraba flechas al hocico.

Una vez caído el minotauro, ya sólo quedaban un par de monstruos. Lo cual nos subió el ánimo a los tres.

-¿Es todo lo que tienen?- preguntó Sophie sarcásticamente mientras destrozaba a un monstruo que yo no lograba identificar.

Bueno si normalmente me cuesta diferenciar a las personas sin mis lentes mucho más a los monstruos. Tal vez se pregunten por qué no los llevaba puestos y se los contestaría, pero la verdad yo tampoco lo sé. En fin, volviendo al tema: mientras acabábamos de pelear, una gran nube de polvo o arena se levantó quitándome la vista casi por completo.

-¿Sophie? ¿Aria?- las llamaba yo sin moverme.

No me preocupé del todo hasta que escuché el grito de Sophie.

-¡SUELTA, ASQUEROSO!- gritaba la niña.

Ahí todo se puso loco. La tierra comenzó a temblar en una combinación extraña con mi ira (Seguramente tenía que ver con los poderes de hijo de Poseidón y esas cosas) y yo le clavaba una flecha a quien se me pudiera delante.

Al limpiar el área completamente, me di cuenta que sólo quedábamos Aria y yo en el lugar. No había ni rastro de mi hermana pequeña.

-¿Y Sophie?- preguntó Aria con los ojos muy abiertos.

Nota

¡Hola! Bienvenidos sean a la segunda temporada de Disaster 😆 Si no has leído aún la primera llamada "Disaster: El mensajero perdido" te recomiendo que la leas porque tal vez hayan cosas que no entiendas. Espero que le den una oportunidad a esta historia, seguro les gusta.

Sin más que decir me despido por ahora. ¡Se les aprecia!

-George 20/8/2016

Disaster II: El Trato MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora