Capítulo 3: La llamada

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Aria

-¡Aparecimos!- exclamé cuando Gunther pasó la llave de la puerta de su apartamento y yo empujé la puerta. Dana no respondió, pero capaz igual estaba allí.

Entramos y yo lancé mi mochila al pie del colgador de chaquetas y dejé mi suéter azul ahí.

Mis hermanos y yo nos lanzamos con fastidio directamente en el sofá. Sophie y yo seguíamos con los uniformes de la Academia Holt; estaban medio rasgados y llenos de polvo de monstruo.

Gunther y Elliot terminaron más o menos igual. Sólo la niñita (Cassie, creo que se llamaba) fue la que salió prácticamente intacta de la aniquilación de monstruos mutantes.

Mira, si ya de por sí los monstruos normales son un asco, ni siquiera viste los que enfrentamos ese día.

Digo ¿Quién no se trauma viendo una cabeza humana de un ojo en medio de la frente pegada al cuerpo de un perro negro y gigante? Vamos, ni siquiera los fans de The Walking Dead y American Horror Story quedan totalmente sanos después de presenciar tales amorfidades.

Esos monstruos, eran cosas de Satán (si es que existe).

-Bien- bufé al tiempo que Sophie tomaba el control y encendía el televisor frente a nosotros -¿Los monstruos hoy fueron más asquerosos y amorfos de lo normal o sólo lo pensé yo?

-No sólo fuiste tú ¿Qué es lo que estamos viendo? De tanto cancer visual que me dieron, ya estoy empezando a ver peor de lo normal- ironizó Gunther enfocando la vista exageradamente y yo resoplé burlonamente.

-Yo creo que también nos dejó medio ciegos su aliento. Parece que sólo hubieran comido vómito desde que ¿Nacieron? No lo sé- soltó Sophie y empezó a cambiar de canal mientras yo me hacía un moño en el cabello y agitaba el cuello de la camisa por el calor. En serio esa carrera desde Holt hasta acá me dejó vuelta nada.

-Asco, Sophie. Me quitaste el apetito y para eso ya hay que trabajar mucho- me quejé con ironía y me fijé en lo que había puesto mi hermana: TNT. Estaban pasando un maratón de las películas de Harry Potter y en ese momento se transmitía "La piedra filosofal".

-Yasss- solté y me acomodé en el sofá. La rubiecita a mi lado soltó el control sobre la mesa de café frente a nosotros y acostó su espalda sobre mis piernas (que a su vez estaban sobre la mesita) y sus pies terminaron sobre las piernas de Gunther.

-Esta película la da mucho; pero jamás me hará reír tanto como haber visto a Elliot con vestido, maquillaje y peluca- en cuanto Gunther terminó de decirlo, la puerta principal se abrió y la conocida voz de Henry hizo presencia.

-Esta película la da mucho; pero jamás me hará reír tanto como haber visto a Elliot con vestido, maquillaje y peluca- en cuanto Gunther terminó de decirlo, la puerta principal se abrió y la conocida voz de Henry hizo presencia

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Disaster II: El Trato MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora