Capítulo 17: El Saqueo (Sí, otro más)

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Aria

-¡No puedo con ustedes, ¿por qué son así?!- exclamé con lágrimas de la risa corriendo por mi rostro al tiempo que me lanzaba al suelo.

Jordan se reía mucho y golpeaba todo lo que tenía cerca mientras que Gunther tenía arcadas y su cara hacía gestos raros.

Los gemelos se quedaron mirándonos como si hubieran cumplido su misión de que los tres mojáramos los pantalones de la risa y aguardaron susurrando entre ellos hasta que nos calmamos.

-¿Qué hacen aquí, par de idiotas?- Jordan tosió un poco y se revolvió el cabello, recomponiéndose.

Ninguno respondió. Los de cabello castaño simplemente se lanzaron sobre una caja aleatoria que había a unos cuantos metros de nosotros. En menos de 5 segundos ya un guardia de seguridad los perseguía blandiendo su porra.

-Son los típicos cleptómanos- concluí yo -No sé qué es lo que te extraña de la situación- bufé cuando los gemelos lograron huir de la autoridad, escondiéndose en una juguetería.

Dylan y Cyrus regresaron con nosotros mientras jugaban con su Stitch y otro peluche rosado que se parecía a su novia en la película. Creo que se llamaba Angel o algo parecido, pero de todas maneras me reí al ver a los adolescentes "supuestamente mayores que yo" haciendo cosas de niñitos menores que Sophie.

Se nos unieron en la búsqueda de una tienda de ropa barata y con poca seguridad de la que pudiéramos robar algo decente. Dejé de caminar por el pasillo principal del tercer piso cuando vi a una señora gitana (Sí, de esas que tienen pinta de brujas del Voo-doo y todo) en una floristería que llamaba clientes.

-Mira, ahí tienes algo que robar- señalé hacia el establecimiento a la derecha del corredor.

-No somos como tu amiga la jardinera, niña ¿De qué demonios nos va a servir algo de esa tienda ambientalista?- replicó uno de ellos. Todavía no tengo idea de cuál es cuál.

-Es una floristería, pedazo de imbécil. Y de lo que te va a servir va a ser para tratar de evitar que te parta la cabeza con una maceta- puse mi típica cara de tabla y como yo esperaba, ellos piraron hasta el lugar mencionado.

-Ok, esto es una maceta- escuché decir a uno de los chicos mientras levantaba el objeto en sus manos.

-Niños, aprovechen el dos por uno. Barato, baraaato- exclamaba/cantaba la mujer mirando a los "nuevos clientes".

Sin darnos cuenta de cómo pasó, al de cabello castaño y camiseta verde se le cayó la maceta al piso, volviéndose trizas. La cara que puso la señora fue épica, seguro superaba a la mía en muuuchos niveles.

-¡Ha roto la maceta, la pagan!- gritó la adulta con una bandana morada en su cabeza, con lo que empezamos a correr por nuestras miserables vidas.

Recalco lo de miserables porque vamos, ¿a cuántos héroes griegos, que han matado monstruos y hablado con dioses cara a cara, has visto huir de una simple señora amenazando con lanzarles su sandalia?

Pues esta es la conclusión para esa experiencia: "Nunca hagan enfurecer a una mujer gitana o latina. Es más, nunca hagan enfurecer a una mujer en general, te puede perseguir con una sartén y golpearte hasta matarte".

Disaster II: El Trato MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora