II. El favor~

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— ¿Por qué nos llamaste padre? —pregunto Sesshomaru estando de brazos cruzados, miro de reojo a su medio hermano.

Inu Taisho, suspiro al ver a sus dos hijos, notaba que ambos se miraban de manera amenazante de eso no había dudas, ellos dos se odiaban mutuamente. —Los llame porque quería hablar con ustedes dos—tomo una pausa para después hablarles otras vez sobre el tema, —Inuyasha, como eres el menor, se que serás el primero en casarte...Por lo menos quiero ver a ambos que estén casados.

— ¿Qué dices padre? Eso es absurdo—decía el joven estando molesto. — ¿Casarme yo? Por favor.

—Entonces, Inuyasha siendo el menor tendrá una mitad de la herencia porque será el que se case primero, tú no recibirás nada. —hablo Inu estando serio e firme con sus palabras.

— ¡¿Qué?! ¡Es injusto! —exclamo levantándose de su asiento. — ¡Inuyasha no se merece nada!

— ¡Silencio Sesshomaru, y respeta a tu medio hermano! —le grito su padre, haciendo que el mayor se sentara en su lugar. —Aunque sea injusto para ti, es justo para Inuyasha.

—Entonces ¿Yo seré el dueño de la empresa?

—No, no hijo, aunque tengas una mitad de la herencia, eso no te hace dueño...Debes tener más responsabilidad—insinuaba el señor mientras que acomodaba su corbata. —Si, Sesshomaru no se casa, ninguno de los dos será el dueño de la empresa.

— ¡¿Qué dices?! —exclamaron ambos al unisonó.

—Sus madres serán las dueñas de la empresa. —Contesto estando calmado, —Este tema lo hable con ellas dos, estuvieron de acuerdo, Sesshomaru como estoy viejo, quiero verte por lo menos estar con alguien, hijo.

—...Es estúpido, entonces prefiero no recibir nada.

—No sabes lo que dices, hijo.

—Inuyasha, te dejo todo a ti. —decía el joven al retirarse de la oficina de su padre.

—No le hagas caso, Inuyasha, trata de convencerlo sabes que me preocupo por ustedes dos—hablaba Inu Taisho estando nervioso, —Hice todo lo que pude para criarlos a ambos y darle todo el afecto, solo necesito eso...Convencerlo que se case.

—Sera difícil, pero tratare. —acepto asintiendo con la cabeza y se retiro del lugar.

—Confió en ti, hijo.

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— ¡Que torpe eres! —le levanto la voz a su secretaria, quien se disculpaba y agarraba los papeles que se habían caído al suelo porque ambos se chocaron.

—Discúlpeme, señor.

Noto esa mirada apagada por parte de su secretaria, se calmo un poco y le extendió su mano, —Ven conmigo, tenemos que hablar—dijo.

Kagome acepto su mano y lo acompaño hasta su oficina, todos sus compañeros se preocuparon por la muchacha, en especial Sango, que tenía un mal presentimiento sobre lo ocurrido.

— ¿Se le ofrece algo mi señor? —pregunto estando confundida.

—...Si, necesito algo. —respondió cortante.

— ¿Qué clase de cosa? —volvió a preguntar sin entender el tema.

—No tengo a nadie para que me haga este favor, y tu, como eres mi mano derecha, mi secretaria sé que puedo confiar en ti... creo—hablaba de forma dudosa. —Quiero que finjas ser mi novia.

— ¡¿Qué acaso esta loco?! —reacciono alterada.

—N-No, solo es por unos meses o semanas solo para recibir una herencia, ¿Qué dices?

—...Con una condición.

— ¿Cuál?

—Que me de un mes de vacaciones, el aumento de mi sueldo. Y que me trate con más respeto. —dijo Kagome tratando de llevar el noviazgo a un negocio.

—N-No lo hare. —se negó dándole la espalda.

—Entonces, no lo ayudare—le amenazaba, mostrándole una sonrisa maliciosa.

—...Esta bien, de acuerdo. —asintió estrechando su mano con la de ella. —Más te vale que no me defraudes.

—Descuida, señor, ¿Cuándo fue que lo traicione? Siempre fui fiel a mi trabajo. —decía al sonreír de lado sintiendo la victoria por el negocio.

Se quedo pensando por unos minutos y tenía razón, nunca aquella mujer lo había traicionado, porque en todo momento ella lo seguía a todas partes solo para servirle con sus pedidos. —De acuerdo. Tiene razón.

Continuara...

¡Saludos y cuidense!

Atte. J.H

Una Boda de MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora