No opposition. No chavism. VENEZUELAN.

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Panas. Necesito desahogarme, así que si usted viene con intensión de etiquetar políticamente, ahorreselo.

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Durante cada día de mi vida desde que tengo memoria he escuchado dos términos políticos totalmente distintos: Opositor y Chavista.

Ambos llenos de ideologías, planes diferentes, miles de personas. Al menos eso es lo que se puede apreciar de la forma más superficial posible. Un lado azul y un lado rojo. Un lado supuestamente bueno y un lado supuestamente malo, dependiendo de como tú puedas verlo.

Conozco perfectamente lo que abarcan ambas etiquetas, porque vivo día a día lo que un opositor o un chavista viviría. Y llamo a ambas palabras como etiquetas por el hecho de que considero una etiqueta como algo que discrimina, denigra, o sencillamente divide, y eso es lo que ha pasado con nosotros.

Nos dividimos gracias a intereses propios, gracias a egoísmo y gracias a intolerancia. Y creo que llamarnos venezolanos es mucho más digno y merecedor que eso, pero nosotros mismos hemos ido derribandonos y nos convertimos en esto.

Esta Venezuela de hoy es consecuencia de las mismas acciones que los venezolanos realizamos con anterioridad. Esto no es culpa de ningún partido, ni de ningún presidente, ni de ningún preso político. Esta Venezuela fue construida a base de los efectos del conformismo, de la desigualdad y de las etiquetas.

En plena crisis económica y humanitaria todavía tenemos el atrevimiento de llamarnos opositor y chavista, o corrupto e imperialista. ¿Es acaso odio lo que llevamos en el corazón?

Todos somos venezolanos, mi gente.

Ni más. Ni menos. Y por ende, todos vivimos la misma realidad. A cualquiera nos puede faltar comida, a cualquiera lo pueden robar en la calle, a cualquiera le hace falta un poco mas de dinero, a cualquiera se le ha ido un amigo o familiar (Sea por irse del país o por las otras razones que no quiero nombrar). E incluso los venezolanos que viven afuera tienen que trabajar arduo por salir adelante porque ellos al igual que nosotros también quieren un futuro próspero y ellos sabrán las razones por las que se fueron y no debemos criticarlos. Así como nosotros sabemos las razones por las que nos quedamos y tampoco deben ser criticadas.

¿Entonces por qué los rencores? ¿Para qué tanta guerra? ¿Por qué nos dividimos?

Señores, a mí no me importa si ustedes amaron a Chávez, amaron a Capriles, amaron a Leopoldo. ¡No me importa! Lo único que si me importa es que todavía sigan amando a Venezuela. Pero no a la Venezuela artificial en la que vivimos sino la Venezuela real que todos tenemos en el corazón y en los pensamientos.

Yo nunca podré amar a otro país como a este. Jamás. Y sé que hay personas que sienten lo mismo que yo. Que tienen ese amor infinito a su tierra y esas ganas de echar pa'alante y de vivir aquí y de ver a este país estable y hermoso. Y no creo que las etiquetas puedan definir que tanto amas a tu país, porque ninguno somos más que gente, ninguno somos más que venezolanos.

Venezolanos que trabajan, que luchan, que sueñan, que aman, y que viven como si hoy fuera el último día. Todos somos venezolanos todos tenemos las mismas necesidades pero no todos podemos tener las mismas mentalidades, y es una lastima que nos cueste tanto entenderlo, pero es una fortuna saber que todos estamos adquiriendo esa capacidad de creer y crear.

Porque creer y crear, son las mejores cosas que hemos echo en los últimos años, sin importar cual sea tu etiqueta o partido político. Y siento profunda admiración hacia todo venezolano capaz de expresarse y de creer en sus propios ideales para construir esa Venezuela que tanto soñamos.

Tengo dieciséis años, mi gente, y esta Venezuela me ha enseñado a soñar y a amar, y he tenido que crecer viendo como hemos destruido nuestro país. Y en mi corazón no cabe espacio alguno para sentir odio por alguien, por lo que no entiendo por qué nuestra realidad está tan contaminada.

Una de las lecciones más valiosas que he aprendido es que el presidente de Venezuela no puede ser cualquiera y eso lo tendré presente siempre. Otra de las lecciones que he aprendido es a vivir el día a día sin importar que tan difícil sea. Y de las lecciones que más me ha gustado aprender en esta Venezuela es que debemos amar, pero amar con el corazón, saber apreciar lo que tenemos y saber luchar por que queremos. De eso se trata todo esto.

Todos hemos sido un tanto ignorantes al dejar a nuestra prioridad a un lado, a nuestra Venezuela.

Y a veces me pregunto, ¿Hasta donde llegará esto?

Yo no quiero vivir en otro país pero tampoco quiero ver como todo se esta destruyendo frente a mis ojos. Me rehuso. Porque mis sueños más grandes están aquí. Y les apuesto que si me dieran la oportunidad de elegir donde nacer en otra vida, elegiría aquí y mil veces elegiría a Venezuela.

Porque la elegí una vez. Y me enamoré de ella y la amaré siempre.

Y yo sé que ustedes, opositores o chavistas también se enamoraron de ella...porque somos venezolanos y es inevitable amar algo tan precioso.

¿Entonces por qué dejamos que todo esto pasara, venezolanos?

He escrito todo lo anterior con lágrimas en los ojos... para que vean el efecto que todo esto tiene sobre mí.

Pana, ¡Esto es Venezuela!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora