Capítulo 1

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Aquel día Brie no quería salir de casa.

Estaba lloviendo y hacía mucho frío. Además el hombre del tiempo había dicho que iba a nevar.

Y ella odiaba la nieve.

Sólo quería quedarse en casa, meterse en la cama y ver una película o leer un libro. Cualquier cosa menos salir a la calle.

Encima su madre y su hermano pequeño, Luke, se habían ido a visitar a su abuela por lo que no volverían en todo el día.

Su hermano mayor, Daniel, y ella se habían escaqueado de la visita. Ella porque supuestamente tenía que estudiar los exámenes, y Daniel porque últimamente estaba insoportable y era mejor no llevarle la contraria.

Pero a pesar de la lluvia y el frío, era viernes y todos los viernes salía con sus amigos para dar una vuelta y cenar. Lástima que aquel día había una fiesta multitudinaria en la famosa discoteca Lost. Y lástima que ella había prometido ir.

No le apetecía nada aunque sabía que al final acabaría pasándolo bien.

Daniel se asomó a la habitación de Brie haciendo que la mata de pelo moreno se cayera sobre sus ojos. A Brie le recordaba a un perro, con sus rizos incipientes sobre su cara, claro que ese apelativo provocaba una reacción no muy cariñosa por parte de su hermano.

-¿No ibas a salir?

Brie bajó el volumen de la música de su móvil y se quitó los cascos.

-Sí.

Daniel entró en la habitación como siempre casi dándose con el techo por su altura.

-Vas a volver tarde, ¿no?

-Cuando alguien sale de fiesta suele volver tarde, Daniel.- dijo Brie como si estuviera hablando a un niño pequeño.- Además no eres el más indicado para hablar.

-Si vas a volver tarde deberías quedarte a dormir en casa de Hayley.

Brie alzó una ceja por la sorpresa de oír a su hermano incitándola a no volver a casa en toda la noche.

-¿Vas a traer a alguien a casa?

Daniel frunció el ceño molesto de que su hermana siempre estuviese haciéndole más preguntas de la cuenta. Siempre queriendo saber más.

-No. Te lo digo porque hace malo y no quiero que vuelvas sola a casa.

-¿Desde cuándo te preocupas tanto por mí?

-En serio Brielle, deberías irte ya y quedarte a dormir con Hayley.

Dicho esto se dio la vuelta para salir de la habitación y no darle tiempo a replicar a su exasperante ¡hermana.

-¿Qué pasa? ¿Vas a traer a una chica del internado?

Daniel ni se inmutó por su comentario solo cerró la puerta más fuerte de lo esperado haciendo que Brie y su perro, Toby, que estaba echado a su lado, se sobresaltasen.

Daniel estaba inaguantable. Había cambiado tanto en tan poco tiempo. Antes era alegre, cariñoso solo un poco despistado, y vago, muy vago. Por eso su madre decidió meterle en un internado para intentar que aprobase el curso.

Y aprobó. Pero cuando volvió a casa hacía unos cuantos meses, estaba completamente cambiado. Se enfadaba por cualquier cosa y parecía estar siempre listo para dar una mala contestación.

Nadie sabía a qué se debía ese cambio. Habían especulado sobre una chica, o malas influencias en el internado. Pero él no había dicho nada sobre ese tema.

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