Hudson
Después de que le marcasen, Hudson no había vuelto a la cabaña sino que se había dirigido a la parte trasera de las cabañas internándose en el bosque y por supuesto buscando una salida.
No aguantaba ni un minuto más en aquel sitio.
Atravesó el bosque y pronto se topó con una valla enorme y detrás de ella un muro igual de alto, además parecía bastante ancho.
Se lo habían currado para que nadie se escapase de allí, eso era evidente.
Decidió avanzar hacia la derecha siguiendo la valla hasta que encontrase algo interesante que le pudiera ayudar a salir.
Se cruzó con una casita en cuyo patio estaban encerrados tres perros que en cuanto le vieron no dudaron en ladrarle y hacerle saber a todo el mundo que alguien estaba cerca.
Hudson se preguntó que habría en aquella casita pero decidió seguir su camino pues los ladridos delos perros eran insoportables.
Continuó pegado a la valla sin encontrar nada interesante solo árboles, hasta que vio una cuesta de tierra que separaba la valla de su camino. En lo alto de la cuesta podía vislumbrar unas puertas grandes que estaban custodiadas por dos hombres vestidos con el uniforme marrón y sujetando dos rifles de asalto.
Y no parecían muy simpáticos. No teniendo un arma entre sus manos.
-Quince.-susurró una voz detrás de él.
Hudson se giró buscando al propietario de esa voz, y se encontró con una chica de cabello corto castaño con mechas rubias. El flequillo caía por la parte derecha de su frente casi tapando su ojo.
-¿Qué dices?
-Eres el decimoquinto recluta que viene aquí para intentar escapar.- contestó la chica con una amplia sonrisa de satisfacción.
-¿Y tú eres la encargada de hacer una lista de todos los que venimos aquí?
-Es más bien un hobby.
La chica se acercó un poco a Hudson como si le estuviera retando o analizando. Hudson se dio cuenta que llevaba el mismo uniforme que él, pero no pasó desapercibido el cuchillo que se escondía debajo de su camisa. Kyle también escondía un cuchillo en el mismo lugar.
-Me podrías prestar tu cuchillo.
La chica soltó una carcajada como si Hudson le hubiera contado un chiste.
-¿Y qué gano yo a cambio?-contestó ella dando otro paso hacia delante.- Aquí todo tiene un precio.
-¿Qué quieres?
-Nada.- dijo sin siquiera pensarlo dos segundos.
-Si me lo dejas podrías conseguir salir de aquí.
La chica negó con la cabeza sin parar de sonreír. Esa chica estaba empezando a acabar con la paciencia de Hudson.
-¿Quién te ha dicho que quiera salir?
¿Cómo no iba a querer salir de aquel lugar? Les tenían retenidos en contra de su voluntad, les marcaban a fuego y les obligaban a entrenar como malditos soldados.
-Siempre te lo puedo robar.- contestó Hudson harto de la superioridad que aquella chica creía tener.
-Me encantan los ladronzuelos. Inténtalo.
Hudson dio un paso, por primera vez, hacia la chica muy seguro de sí mismo y de sus habilidades callejeras. Se colocó delante de ella lo más cerca que pudo y acercó su mano a la cadera de la chica donde estaba el cuchillo. Antes de llegar a su objetivo la chica cruzó su brazo dándole a Hudson en el cuello, después notó la otra mano situarse en su cintura para posteriormente ir hasta su cabeza de manera que tenía las dos manos sobre su hombro. La chica le empujó hacia un lado con fuerza, más de la que Hudson había esperado, notó la pierna de la chica situarse junto a la suya empujándola hasta que Hudson estuvo en el suelo y la chica sobre él.
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Renegados
Teen FictionHay ciertas decisiones que lo cambian todo. Brielle no puede parar de preguntarse por qué no se quedó en casa aquel día. ¿Por qué decidió salir? ¿Por qué no vio a ese hombre detrás suyo? ¿O por qué no se quedó con sus amigos más tiempo? Decisiones i...