Capitulo 1. La infancia de Beth

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Hoy tenemos que ir a casa de la abuela y no me gusta mucho.
Allí me pasó algo aterrador cuando apenas tenía 8 años, fue después de mi accidente en la piscina cuando perdí el conocimiento y cuando desperté cambió mi vida.
No era la misma persona.

Un día salí al jardín, me gusta mucho ver y oler el rosal que tiene allí mi abuela y cuando me di la vuelta... Ahí estaba ella mirándome, estaba llena de sangre con una bata blanca como de hospital. Me temblaba todo el cuerpo, me quedé petrificada y no sabía qué hacer.

Ella me dijo - " Necesito que me ayudes, eres la única que me puede ayudar". Yo miré a mi alrededor por si había alguien más, pero estaba yo sola.
Me atreví a preguntarle, que qué quería que hiciera si era sólo una niña.

Ella me dijo que tenía que ayudarla a hablar con sus padres y de pronto se echó a llorar.
Me daba tanta pena verla así, que acepté.

Al día siguiente le dije a mi madre que tenía que ir a casa de mi amiga Sara y me fui con la chica de la bata blanca.

Fuimos hasta Los Espartales, allí vivían sus padres.
Llamamos al timbre y salió su madre. No sabía cómo empezar, nunca había hecho algo así y me tomarían por una niña toca pelotas. Pero al menos lo intentaría.
Le conté la historia y como era de suponer me tomó por una loca.
La chica se llamaba Lidia, tenía 20 años y murió mientras le operaban de un coágulo que tenía en la cabeza.

Su madre me invitó a irme de su casa, pero Lidia me dijo que le dijera a su madre que la regadera rosa con florecitas que había encima de la mesa la había pintado su abuela.

De pronto su madre palideció y ya fue cuando me creyó.

Lidia le dijo que gracias por cuidarla, protegerla, por darle tanto cariño y que la perdonase por no decirle tantas veces como lo sentía un " Te quiero", la madre echó a llorar y me dijo que ella también la quería mucho, que la perdonase por las veces que tuvo que regañarla cuando no limpiaba su cuarto, por no estudiar o por llegar tarde cuando salía de fiesta.

A Lidia le asomaba unas lágrimas por el lagrimal y le dijo que la regañaba por su bien y ahora es cuando se daba cuenta que no debía de haber ido a esa maldita fiesta, su madre le advirtió pero ella para no variar, no la escuchó y si no hubiera intentado separar a esas locas que se tiraban de los pelos, a ella no la habrían empujado ni se hubiera dado con el escalón en la cabeza.

Al fin se despidieron y Lidia le dijo que diera un beso y un te quiero a su padre, luego vio la luz y se fue.
Era algo muy íntimo, sobretodo emotivo así que me fui.

Al salir por la puerta, me encontré con el padre y le dije que hablara con su mujer, que había tenido una visita inesperada. Me miró intrigado y cerró la puerta.

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Espero que os guste la historia.
Pronto tendréis mucho más.
Gracias por leerme, por votarme y por los comentarios.
Besos rosas 😜

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