Capítulo 12 El intercambio

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Ví a Yeremi que no se movía, me temí lo peor.
Mis lágrimas caían como cuando empieza a llover.
Tenía tanta rabia dentro que me gustaría contarle la historia de los puñetazos.

-Muy bien mamasita, así me gusta que te relajes y estés modosita- Me dijo sonriente el hombre que acababa de dar la paliza a Yeremi.

Yo le miré con odio, con los ojos entrecerrados.
No podía hacer nada, la brida con la q tenía las manos atadas me hacía daño y al intentar soltarme, me hice sangre y me hice unas rajas en las muñecas.

El hombre al parecer, se llamaba Andrés y Raúl y Miguel eran sus hermanos.
Vaya padres tuvieron que tener, para q sus hijos hayan salido así.
O quizás sus padres son peores y ellos iniciaron el negocio de la mafia.
De pronto, me dí cuenta de que esos hombres me daban pena, lástima.
No pudieron tener una infancia en condiciones.

Apareció Miguel y le hice una seña para q me quitara el pañuelo.

-Sabes que no te puedo quitar el pañuelo.
Si viene Andrés, será peor para ti y para mi,que te lo he quitado yo- Me dijo Miguel.

Pero le miré con cara de niña buena y al rato me dijo...

- Está bien, pero no se te ocurra gritar, ni nada por el estilo.
¿Me lo prometes, puedo confiar en ti?- Me dijo levantando un dedo y acercándose a mi.

Le dije q si con la cabeza, e instantes después me desató la boca.
Al fin pude cerrar la boca bien, se me estaba desencajando la mandíbula.

-Gracias por soltarme el pañuelo.
Prometo no hacer nada, de verdad.
Pero necesito beber algo. Llevamos aquí casi 10 horas y tengo mucha sed.
Por favor, ¿me das un vasito de agua?
Le dije mirándole a los ojos.

- Está bien, pero no te muevas de aquí.- Me respondió.

¿Cómo quiere que me mueva, si estoy atada con una brida a una farola?
Vaya cosas que tiene este chico...

Me dí cuenta de que en el suelo había una navaja, seguro q se cayó a Andrés cuando pegó a Yeremi.
Y al recordarlo, el corazón se me encogió y automáticamente pensé en dónde estaría, ¿y si le pregunto a Miguel por él?
De todas formas,tengo que hacer algo para salir de aquí, buscar a Yeremi e irnos.
La navaja estaba un poco lejos, pero quizás si yo intentara tumbarme un poco y consiguiera darle con el pie...
Un poco más, un poco más y ¡por fín! Le di una mini patadita hacia mí y arrastrándola o al menos intentándolo con el culo, la cogería con las manos y poco a poco poder romper la brida.

En ese momento vino Miguel con un vaso de agua, una cerveza y una bolsa de patatas.

-Aquí tienes tu agua, espero que la sepas aprovechar porque no hay mucha más y si Andrés se da cuenta de que te estoy dando agua, me regañará y es algo que no permitiré por tu culpa- Me dijo levantando una ceja.

Yo le miré perpleja, espero que no se haya dado cuenta de lo que intentaba hacer.

-Gracias, eres muy amable- Le dije con una sonrisa en los labios.

-Tienes una sonrisa preciosa.
Siento mucho, todo lo que está pasando.
No tendría que ser así, pero bueno...- Dijo Miguel.

-¿Qué es lo que no tendría que ser así?- Le pregunté.

-Pues todo empezó hace unos meses.
Murió la hija de Andrés, bueno, más bien, se suicidó.
Dejó una nota en la que decía que nadie la entendía, que se sentía marginada y que lo sentía mucho.
Que nos quería a todos y que le hubiera gustado pasar más tiempo junto a su padre.
Tener el contacto de hija-padre.- Me comentó la historia con los ojos humedecidos, cogió aire y siguió.
Verás, resulta que desde hace un mes o así, notamos cosas extrañas.
Los marcos se tuercen, las cosas se cambian de posición, caen objetos al suelo y por las noches suena como una melodía, ésa melodía se la cantaba la madre de Inès a ella cuando era pequeña.- Mientras me contaba la historia, yo me encogía porque ya sabía yo por dónde iba.

-¿Qué le pasó a la madre de Inès?- Me atreví a preguntar.

-Uff, esa es otra historia trágica.
Su madre tuvo un accidente de coche.
Volvía a casa, era de noche y estaba nevando (era Navidad), estaban cerrando todas las carreteras porque el suelo estaba lleno de nieve y era resbaladizo.
Chocó contra un coche que venía de frente y bueno, ya sabes el final.- Me dijo Miguel.

Yo me quedé sin palabras, madre mía pobre familia...

-Vaya, lo siento.. ¿Qué edad tenía Inès?-Le pregunté

-Mmm... Creo que unos 15 años o así.
Después de la muerte de su madre, ella ya no era la misma.
No escuchaba música, no quería estar con nadie excepto con su padre.
Ella le buscaba para buscar algo que hacer con él, ir al cine, ir a pasear, cocinar juntos... Pero a él le recordaba tanto a su madre, que no podía estar con ella y eso a ella le dolía porque era lo único que tenía.
Un año más tarde,se suicidó.
La tarde anterior a su muerte, sin darnos cuenta ella se despidió de todos nosotros. Claro, te das cuenta cuando todo pasa. Pero en eses mismo instante no le haces caso, no le das tanta importancia y mira ahora...

-¿Se suicidó con 16 años?, ¡Pero si tenía toda la vida por delante!.
¡Era una niña, por el amor de Dios!
¿Tanto le costaba a tu hermano hacerle un poco de caso a su propia hija?- Ya me cabreé y exploté. Será capullo, no hacer caso ni a su hija.
Ojalá le pese todo ahora y sufra. Que sienta por todo lo que sintió su hija.

-Lo sé, él estaba emperrado en buscar la persona contraria del accidente, porque parece ser que se saltó el semáforo y chocó contra Paula (su mujer).
Él quería vengar su muerte y ahora mira... - Me confesó Miguel.

Y fue en ese preciso momento, cuando llegó Andrés a ver si seguía echa una fiera o si me calmé.
Yo ya no sé ni cómo estaba. Era una mezcla de todos los sentimientos y algunos contradictorios, en plan de te da pena, pero a la vez le matarías por haberle echo todo eso a su propia hija.

-Vaya, vaya, así que ya por fin te has calmado. Así me gusta, una niña bonita como tú debería ser también buena y no una salvaje, como estabas antes.-Me dijo Andrés.
Verás, quisiera hablar contigo ( siguió diciendo) me han comentado amistades que tengo en España,que puedes ver a los espíritus y hablar con ellos y yo quiero que hables con Inés y con Paula.

-No pienso hacerlo. ¿Después de todo lo que nos has hecho, después de la paliza que le has dado a Yeremi crees que debería ayudarte?. Perdona pero estas majara.- Le dije mirándole a los ojos, fijamente.

-Vale, lo siento. Espera un momento. Voy a hacer las cosas bien.-Me dijo y se fue.

Continuará...
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Fín de este capítulo.
¿Alguien quiere más? 😜
Pues tendréis más muy pronto.
😘Besitos rosas😘

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