Capitulo 9. Por fín te encontré.

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En cuanto se fue Mónica, nos despedimos de Alejandro y salimos corriendo.
Fuimos directas a la casa de Yeremi, pero al llamar al timbre nadie contestaba, me estaba poniendo nerviosa, no podía pensar en otra cosa que no fuese romper la puerta o una ventana.

-Tranquilizate Beth, verás que todo va a salir bien- Me dijo Sandra consolándome.

-Sandra, no puedes decirme que me tranquilice, cuando Yeremi esta ahí y no sé si esta bien o no, si esta sano, si necesita algo...
¡Oh, si le pasara algo no me lo perdonaría nunca.! Todo esto es por mi culpa.
Si le hubiese hecho caso desde un principio a Mónica, nada de esto hubiera pasado y no estaría Yeremi ahí, a saber cómo estará el pobre.

-Venga cielo, no pienses eso. No es culpa tuya, no sabias que una loca desquiciada que quería matar a su ex novio, fuera a secuestrar a Yeremi y hacer todo esto.
Lo importante es que ya se ha ido para no volver nunca más... o eso espero... Dijo Sandra poniendo cara de asustada, al pensar en que Mónica podría volver.

-Tranquila, ya no volverá. Cuando cruzan, ya se quedan allí.
Y tan agusto que estarán cuando no regresan. Le dije sonriendo por la cara que ponía.
Dicho esto, dame esa piedra que hay ahí. No aguanto más esta inquietud de saber si esta bien o no. Le dije señalando una piedra que era grandecita.

Rompí una ventana para poder entrar en la vivienda y cuando entramos, se escuchaba un ruido de fondo pero, ¿qué sería?. Nos adentramos más y no me lo podía creer...
¡Era la madre de Yeremi!. Estaba con unos cascos, escuchando música mientras limpiaba su casa.
Menudo susto se llevó ella cuando al girarse nos vió a Sandra y a mi, mirándola sorprendidas.

-¡Aaayyy dios mio Beth, qué susto me has dado!.
¿Qué hacéis aqui?, ¿Por dónde habéis entrado?. Dijo la mujer echa un lio.

-Luego se lo explico. Tengo que ir al trastero un momento.-Le dije de camino al trastero.
Ella se quedó extrañada, como pensando que a qué tenia q bajar al trastero...
Sandra se quedó con ella, explicándole cómo entramos.

Luego le pagaré la ventana. Lo que más me urgía ahora era ir a ver a Yeremi y comprobar que todo estuviera bien y que no le pasara nada. Pensaba mientras bajaba las escaleras del trastero.

-¿Yeremi, estás ahí?. ¿Hola?.
Mientras bajaba al trastero, iba observando a mi alrededor. Había telarañas, objetos viejos, cuadros que daban repelús...
Por favor Yeremi, díme que estás ahí.
Y efectivamente, ahí estaba mi adorado Yeremi. Estaba  tumbado en un, sofá parecía que estaba dormido.
Me acerqué a él poco a poco, sin hacer ruido.

-Yeremi, cariño. Soy yo, Beth. Despiertarte, ya ha pasado todo.-Le dije acariciandole el pelo. Estaba tan hermoso dormido y esa piel aterciopelada, madre mía, si es que es guapísimo.

-¿Beth, eres tú?. -Dijo mientras se despertaba y se le levantaba poco a poco.

-Si, soy yo. ¿Qué tal te encuentras, estás bien?.¿Te duele algo?, ¿necesitas algo?-Le dije preocupada.

-Si, estoy bien. Bueno, me encuentro un poco mareado y con malestar, pero estoy bien. Con verte a ti, se van mis males. Te he echado de menos.
Todo lo que necesito es un beso tuyo.-Dijo Yeremi mientras nuestros labios se acercaban y se unían en un suave, dulce y apasionado beso. Para mí se detuvo el tiempo, no sé si pasaron minutos, horas... pero me sentía tan bien, que quería quedarme ahí pegada a sus labios para siempre.

-No sabia qué había pasado, lo último que recuerdo es que habíamos quedado para comer por tu cumpleaños y que ibas bajando las escaleras de tu trabajo, cuando de repente todo se nubló y ya no recuerdo nada más...
¿Tú estas bien?, ¿qué pasó con la chica morena?, ¿Te hizo algo?. Ponte de pie, quiero verte.- Dijo mientras me examinaba con la mirada todo el cuerpo.

-Estoy bien, de verdad.
Pero ahora tengo que hablar con tu madre, creo que la he liado  sólo un poquito...-Le dije mientras me dirigía hacia las escaleras para subir y arreglar el destrozo que había hecho instantes antes.

-¿Liarla?, ¿qué has hecho?-Dijo Yeremi partiéndose de risa, mientras me seguía.
Al subir, nos encontramos a la madre de Yeremi  y a Sandra tomando un té con un cacho de bizcocho cada una.
Mmm, qué buena pinta tiene. Pensé al verlo.
Era de chocolate, jugoso con trocitos de galleta por encima, la verdad es que invitaba a morder un trocito.
Si, soy muy golosa. Qué le voy a hacer...

-Beth, ya le he contado a la madre de Yeremi, lo ocurrido. No te preocupes.-
Dijo guiñándome un ojo.

La madre de Yeremi me miró (menos mal que Sandra le explicó cómo entramos y lo sucedido), pensé.

-Oh Beth, perdóname.
Siento haberte asustado.
Sandra me comentó que al tocar al timbre y no obtener respuesta, te pusiste nerviosa porque creiste que me había pasado algo malo.
Claro, viste mi coche aparcado ahí fuera y nadie contestaba...
Oh, mi niña. Pobrecita. Lo siento mucho, hija.-Me dijo mientras me daba un agradable abrazo

Miré a Sandra, con cara de pocos amigos. No crei que fuera capaz de inventarse algo asi... bueno qué narices, es Sandra. Lo que no se le ocurra a ella, no se le ocurre a nadie.
Luego miré a Yeremi y éste, levantando las cejas no paraba de reir.
Ya me estaba contagiando su sonrisa.
Cuando nos separamos su madre y yo, ella me acarició la mejilla y me dio un un beso.

-Hijo, pensé que te habías ido con Lucas. Fui a tu habitación y no estabas, ¿se puede saber, qué hacías en el trastero?. ¿por qué no contestaste el teléfono?. Te llamé por lo menos 4 veces. Dijo la madre de Yeremi, a éste.

-Mamá, no estaba con Lucas.
Bajé al trastero... Porque... Porque...
Bueno, bajé para mirar unas cosas y me dormí en el sofá.
Eso fue lo q pasó y por eso no escuché el teléfono ni nada. Lo siento mucho- Dijo Yeremi con su preciosa sonrisa.
Su madre le acarició la cara y le devolvió la sonrisa.

-Venga, ahora a merendar y no te preocupes por la ventana, que ya esta solucionado- Me dijo su madre, mientras nos ofrecía un asiento junto a ella.

Después de la merienda tan rica y agradable, nos fuimos de paseo.
Sandra se despidió de nosotros, había quedado con Enzo.
Qué tendrán esos dos. Pensé.

Fuimos a pasear por un parque, que estaba cerca de su casa.
Le conté todo lo sucedido con Mónica y Alejandro y Yeremi se sorprendió mucho.

-Caray, no pensaba que Mónica pudiera tener esos sentimientos tan... ¿cómo es la palabra? sentimentales. Es decir, no creí que pudiera amar, al ser tan mala, pensé q su corazón era de piedra. Dijo Yeremi

-¿Sentimientos tan sentimentales? Jajajaja, eso si que es bueno.
Pues como ves, hasta las peores personas tienen corazón.
Pero ella fue por no hablar las cosas con Alejandro y me refiero a lo del aborto. Deberían de haber hablado sobre el tema y aclararlo todo.
Al final lo han hecho, pero debería de haber sido de otra manera y no tener que irse ella asi. Le dije a Yeremi.

-Tienes razón y por eso has de prometerme q jamás, nos ocultaremos nada y que todo lo hablaremos a tiempo.
No quiero terminar como ellos ni nada por el estilo.
Quiero que seamos una pareja, que esté siempre unida y que cada dia nos queramos más.
No dejaré que nada malo te pase, Beth te lo prometo. -Me Dijo Yeremi mientras se ponía frente a mi, me cogía mi mano derecha y la besaba

-No prometas cosas, que no se pueden cumplir. En el mundo de los espíritus tu no puedes hacer nada, amor.
Asi que, no puedes hacer mucho o, ¿vas a luchar contra un espíritu? Jajajaja - Bromeé para animar un poco el tema.

-Beth, sé que es algo muy precipitado pero sé que nos queremos y estoy seguro de que quiero estar siempre junto a ti, así que.... ¿Te quieres casar conmigo?-Me preguntó mientras se arrodillaba y me ofrecía un anillo se 20 kilates de color azul.

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Sé que soy mala, pero es que sino no tiene gracia, ¿no? Jajajaja
Gracias de verdad, por leerme y votarme.
Sois los mejores.
Espero que os guste y como podéis comprobar, está vez no he tardado tanto...
Besitos naranjas.

Buenas noches/dias/tardes

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