🔪Capítulo tres🔪

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Desperté a la mañana siguiente, un poco adolorido por el corte que me hice anoche en la pierna.

- Rubius, levántate, ya me voy al trabajo.

- Ya me voy yo. No te preocupes.

Me puse las zapatillas y salí de la habitación de invitados. Al salir me encontré a Mangel ya arreglado para ir a su trabajo.

- Gracias por todo, me voy que se me va a hacer tarde.

Salí de su casa pero su brazo me detuvo.

- Puedes venir aquí si lo necesitas. Y hoy me van a dar más información de el esquizofrénico, por si quieres comprobar lo que dijiste anoche.

- Gracias, y ojalá esté bien lo que dije anoche. - le sonreí.

Me dirigí hasta el edificio más alto de Madrid. Ahí podría olvidar algo de lo que había hablado con Mangel. Y espero que no le den nada de información de mis padres o algo por el estilo.
Si sabe quienes fueron mis padres sabe quién soy yo.
Tenía un poco de dinero de mis víctimas. Aproveché de matar a unas cuantas por ahi.
Después fui a comprarme ropa. La otra la boté, ya estaba sucia y rota, Mangel me había devuelto mi ropa en la mañana pero al caminar y matar a algunas personas se había ensuciado.

Caminé un par de calles más y llegué a lo que parecía una oficina de la policía, escuché voces, no de las que escucho siempre, era una voz de un hombre mayor.

- Tenemos más información sobre el esquizofrénico, Miguel.

Miguel, le van a dar información sobre mi, a ver que dicen.

- Tenemos información de un poco de su vida personal, quienes fueron sus padres, etc.

- ¿Cómo consiguieron la información?

- Tenemos contactos con las funerarias.

- Y dígame ¿quienes fueron los padres del chico?

- Amanda Gundersen y Gabriel Doblas.

Mierda.

- Podemos buscar en la base de datos mundial a ellos y sabremos quien es el esquizofrénico.

- Me gusta tu idea Miguel. Vamos.

Escuché la puerta cerrarse y entré por la ventana cuidadosamente de no dejar rastro, como siempre lo hacía. Busque los papeles de mis padres pero no estaban, estos cabrones se los habían llevado para buscar información.

Me acerqué a la puerta y escuché lo que decían.

- Tienen dos hijos.

Espera, ¿cómo que dos?, ¿tengo un hermano o hermana?

- ¿Nombres?

- Su hijo se llama Rubén Doblas.

Mierda, mierda, mierda, mierda.

- Y su hija Liv Doblas.

- Necesitamos información del chico.

Hubo un silencio por unos momentos.

- ¿Miguel? ¿Te pasa algo?

- No, nada señor. Voy a llevar estos papeles a su oficina.

Viene hacia acá, mierda. Salí rápidamente por donde había entrado.

Había dejado la ventana abierta, joder.

Iba a correr hacia algún edificio, pero me arrepentí. Iba a ir a donde comenzó todo.
A la casa de mi padres.

Narra Miguel

Me quedé paralizado al ver quien era el de la imágen en pantalla. Al chico a quien había ayudado anoche.
Quien diría que él, que se veía tan inocente, es el asesino mas grande de Madrid.
Estaba sorprendido y asustado. Pudo haberme matado pero...no lo hizo.

Algo había en él, algo de bondad, aunque en un asesino eso es raro.
Entré a la oficina del jefe y dejé los papeles en su escritorio. Me quedé mirando la foto, asi que por eso no quería decirme su nombre, sabía desde antes que yo era oficial de policia.
Si refugio a un asesino podría ir a la cárcel.

Me di cuenta de que la ventana estaba abierta, eso no estaba cuando hablé con el jefe aqui.
Él me estaba espiando. Sabía que me iban a dar información sobre él.
Esté donde esté no es bueno.

Salí de la oficina después de un agotador día. Afuera de la ventana del jefe habían gotas de sangre, era él. ¿Habría ido a mi casa otra vez? Tenía la esperanza de eso.

Narra Rubén

Como dije antes me dirigí a casa de mis padres, estaba a unas calles de ahí, era una casa destrozada y llena de polvo.
Varios recuerdos llegaron a mi mente al estar frente a esa casa.

- No mamá, yo no quería hacerlo, mamá.

- Rubén, no fue tu culpa, hijo mío.

La sangre recorría su cuerpo, mientras su mirada cálida desaparecía.
Rubén se había quedado solo.

Sacudí mi cabeza, no eran recuerdos que me gustaran pero quería aclarar mi mente. Aclarar la historia y descubrir algo más acerca de mi hermana.

Me senté en el piso lleno de polvo mirando las cosas rotas, eso lo provocaba mis ataques, mi lado más oscuro se mezclaba con la esquizofrenia, haciéndome querer enterrar el cuchillo en alguien.
Estuve presente para la muerte de mi madre, lo cual me dolió muchísimo porque yo la había causado.
Mi padre me golpeaba al igual que a mi madre.
Un día tuve uno de mis repentinos ataques y enterré el cuchillo en su estómago, miré a mi madre, con la poca razón que me quedaba y enterré el cuchillo también.

Después de eso escapé de casa y por lo visto me convertí en el asesino más buscado de Madrid.

Pocas personas pasaban por estas calles, esta casa les daba miedo, deben pensar que está embrujada o algo.
Salí de lo que antes era mi casa, necesitaba matar para olvidar.

Ventaja que nadie me conocía y nadie sabía quién era yo, podía andar tranquilamente por la calle sin que nadie sospechara de mi. Aunque ahora que le dieron información sobre mi a Mangel probablemente se difunda por todo el país.

Caminé sin rumbo alguno, solo hasta donde mis pies me llevasen.
Choqué con una persona, no me fije quien era, solo seguí caminando con mi capucha puesta.

- Oye ten más cuidado - esa voz, me parecía familiar. Giré a ver quien era, nada más y nada menos que Mangel.- Tú.

Eché a correr mientras Mangel me perseguía , subí por las escaleras de afuera hasta la cima de un edificio y me escondí por ahí. Creo que Mangel también subió y trató de buscarme y no lo consiguió.
Salí de mi escondite y saqué mi cuchillo y comencé a hacer cortes en mi estómago.

A veces tienes que reemplazar a un dolor con otro dolor.

Era un fugitivo de la ley, si me quedaba en un solo lugar lo más probable es que me atrapen y me lleven al manicomio.
No tenía a nadie, Mangel es un oficial y ya sabía la verdad. Él no puede ayudar a un asesino, lo llevarían a la cárcel.

Ya no tengo esperanzas ni para encontrar a mi hermana, no se como es su cara y ella no sabe cómo es la mía. Ni siquiera sé cuál es su casa.

Caminé por los edificios en los que me encontraba, esperando alguna señal de mi mente, para darme una pista o algo pero todo lo que escuchaba en mi interior era "Matar".
Quien sabe cuanta gente he matado.
Escuché pasos detrás de mí, me giré bruscamente con mi cuchillo en mano pero sin herir a la persona que tenía enfrente.

Él no debió haber venido...

Assassin 🔪Rubelangel🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora