🔪Capítulo cuatro🔪

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- ¿Qué haces tú aquí?

- Yo...emm...solo- Ni siquiera sabía que decir, patético.

El miedo que le causo a la gente a veces, cuando se ponen pálidos al verme, amo esa sensación.

- No sabes ni que decir, que patético eres.- acerqué el cuchillo a su cuello.- Tampoco sabes que haces aquí. ¿Te gustaría explicarme?

- Emm...bueno yo...yo ya sé quien eres y bueno...

- ¿Planeas capturarme y entregarme? ¡¿ESO QUIERES?!
Pues amigo mío eso...es imposible.

- No me mates, algunos oficiales andan en tu búsqueda. Y si...quieres podrías quedarte en mi casa.

- ¿Por qué debería creerte?

- Ya confiaste en mí una vez.

Esto no tenía buena pinta, por lo menos para mi.

- Si sabes que me estás ayudando te llevarán a la cárcel.

- No te estoy ayudando exactamente.

- Como tu digas cuatro-ojos.

Caminamos hacia su casa, al llegar cerró la puerta con llave.
De seguro solo quería sacarme información para que me lleven al manicomio, estoy un poco paranoico, pero que más quieren, soy esquizofrénico.

- ¿Quieres algo para tomar?

- Un vaso de agua.

Mientras esperaba pasaba uno de mis dedos por el filo del cuchillo, sintiendo ese placer de hacerme daño cada vez que yo lo deseara.
Mangel me miraba extrañado desde la puerta que daba a la cocina con el vaso de agua en la mano.

- ¿Eres así siempre?- se sentó a mi lado.

- Soy un asesino, que esperabas.

- No creo que seas tan asesino, ¿sabes?. Creo que hay un poco de bondad en ti. - dijo mientras tomaba un sorbo del vaso.

- No. Ni un poco. - agaché la cabeza, mirando mi cuchillo.

Terminé de tomar el vaso de agua y lo dejé sobre la mesa que tenía en frente.

- ¿Puedo hacerte unas preguntas?

- ¿Para qué? - respondí fríamente.

- Para saber un poco más de tu enfermedad y por qué causa estos efectos en ti.

- La esquizofrenia causa esto en todos los que la padecen.

- Pero para convertirse en el mayor asesino de Madrid es difícil creer.

Me paralicé unos segundos, ¡mierda!, está pasando nuevamente.
Un ataque, mi cuerpo se controla por mi esquizofrenia máxima. No quería dañar a Mangel, no todavía.

- ¡Mangel, sal de aquí! ¡RÁPIDO!

- ¡¿Rubén, pero que te pasa?!

- ¡SOLO HAZME CASO!

Mangel salió asustado por la puerta y cerró esta. Flashbacks vinieron a mi.

- Mamá, ¿por qué nací así? ¿Por qué escucho voces en mi cabeza?

- Tu eres especial, hijo, pero debes tratar de controlarte.

- Mami, no quiero hacerte daño.

- Tranquilo Rubén, no lo harás.

No eso, escuché el grito de una mujer en mi cabeza. Era mi madre, cuando la maté.

Assassin 🔪Rubelangel🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora