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Me enamoré de ti, de la forma en que sonríes en la mitad de cada beso, de la manera en la que tus labios besan mi cuello. De la manera en la que te ríes con mis tonterías, de tu presencia.
Me enamoré de la forma en la que me hiciste volver a vivir.

Paloma

-¡¿Que carajos!? - Albany me mira entre desconcertado y furioso-Tengo que hablar contigo - le digo y poco énfasis en mis palabras para que vea que lo tuteo.

-Mira niña no creo que te haya dado la confianza para que me hables así - me miro como poca cosa.

Bien era el último empuje que necesitaba, enarque mi ceja antes de hablar.

-Es una lastima que una persona con su sabiduría y talento le guste denigrar a las personas solo por que le cuelga "Algo" entre las piernas. - Sus facciones crispada palidecieron ante mi comentario.-
Y en cuanto al respeto, se gana no se impone y perdió todo derecho desde el momento en que sugirió que me solo me abrieran piernas menospreciando mi trabajo, y el cual no tiene ningún derecho a juzgar si no lo conoce, por cierto aquí le dejo la invitación para la inauguración a la casa de retiro, incluye los boletos del vuelo.

Me di la vuelta para salir de su oficina, pero antes de cruzar la puerta me volví de nuevo hacia él.

-¡Ahhh! Y los tikets los pague de mi bolsa, de trabajos que he tenido sin necesidad de abrirle las piernas a nadie.

Salí de la oficina y me pare en el escritorio de la chica del baño.

-Así es como he llegado a donde estoy - ella me miraba sorprendida.

Con paso seguro me dirigí al ascensor, mientras esperaba ni una sola vez mire hacia atrás. En cuanto las puertas se cerraron y me sentí segura solté el aire, ¡Por Dios! El alma se me iba a salir y en mis oídos podía sentir como mi corazón golpeaba con tanta fuerza.

Definitivamente la adrenalina había bajado, pero aún así sonreía satisfecha.

Sopese la posibilidad de retirarme de la empresa y dejar que la bomba estallara, pero eso seria ser cobarde, y si ya había enfrentado al troglodita machista... ahora iba por la segunda parte.

El ascensor se detuvo y respire profundamente, cuadre los hombros y salí con paso firme.

Sandy me sonrió como siempre.

-Hola - saludo en cuanto me acerque.

-Hola Sandy - mire hacia la oficina de Tristán - ¿Esta el jefe?

-No salio a una junta ¿Pasa algo? - me pregunto, cuando me vio morderme el pulgar.

No tuve tiempo de responder el ascensor se abrió y salio un Albany que tenia los ojos inyectados de furia, al verme se detuvo pero solo por unos segundos.

-Quiero ver a Tristán - le ordeno a Sandy e ignorando me por completo.

-El señor Hamilton no se encuentra.

-Pues buscalo, me urge verlo es urgente.

-Pues tendrá que esperar a que regrese dio la orden de no molestarle. - Sandy le respondió en tono cortante.

Albany se marcho aún mas molesto.

-¡En serio con este tipo! - lo fulminó con la mirada. - ¡Es un grosero!

Le sostuve la mirada cuando sus ojos se posaron en los mios llenos de ira, solo hasta que se cerraron las puertas del elevador, respire de nuevo.

-¿Ahora que paso? - Sandy realmente se escuchaba preocupada.

Angel de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora