17

1.6K 105 15
                                    

Solo ella tiene ese mar de contradicciones que me encanta,
Una tormenta llena de dicótomas:
Tan infantil cuando habla, tan madura cuando aconseja, tan amiga cuando escucha pero tan mujer cuando besa, tan triste cuando quiebra en llanto, y tan alegre cuando ríe, tan tierna cuando mima, y tan salvaje cuando ama.
   Blaster.

Tristán

Me quede ahí de pie, viendo como se alejaba, dando un leve adios con la mano, y su dulce sonrisa traviesa.

-Jefersson ¿Crees que sería bueno ir tras de ella? - el sonrió y nego levemente - Tienes razón, me arrancaría la cabeza, es mejor darle su espacio.

Las calles tenían su trafico habitual, la multitud de personas transitaban a su diferentes ocupaciones, sin embargo hoy nada de eso me molestaba.

Note en varias ocasiones que Jefersson me miraba con disimulo, y eso era por que no podía borrar la estupida sonrisa de mi cara.

Ingrese al ya familiar local, estaba igual que siempre, las vitrinas al fondo con diferentes postres, detras las maquinas para preparar cafe. Las pequeñas mesas redondas, con superficie de madera y los soportes de hierro, a juego con sus cuatro sillas.

Una pequeña lampara como unico adorno y el intenso aroma a café.

Visualice la mesa donde había estado la última vez... La última vez, suspire, las cosas habían cambiado desde emtonces.

En cuanto estuve sentado la chica que siempre me atendía vino hacía a mi.

-Cafe negro y sin azucar, enseguida - se iba a marchar, pero la detuve.

-No - ella me miro con dejo de extrañeza - No, esta vez será un capuchino de crema irlandesa, crema batida y canela - le sonreí, me miro aún mas extrañada - ¡Ahh! Y un plato de galletas de pasta, por favor - ella no respondió, solo asintio sin dejar de mirarme.

Minutos después regreso con mi pedido, seguía sin decir nada, pero note que ella no dejaba de mirarme, le volvi a sonreir, inmediatamente se giro sonrojada.

-No hagas eso - me dijo Fernando mientras se sentaba, no me había percatado de que había llegado.

La chica se acerco de nuevo para tomar el pedido de Fernando, esta vez ni siquiera me miro.

-Un cafe expresso - la chica hizo la anotación y se marcho.

-Realmente espero que sea importante, tuve que atravesar media ciudad para venir a verte, después de  dejar a Marijo en la guarderia.

-Lo es - afirme con petulancia, Fernando me miro con perpiscacia - Hay noticias desde la última vez que te vi, mi vida...

-¡Oh por Dios! - solto de pronto - ¡Maldito bastardo! ¡Lo hiciste! ¡Lo lograste! ¡Estan juntos de nuevo!

-¡¿Qué?! ¿Como...

-¿Capuchino y galletas? Tristán tenías seis años que no tomabas uno, ademas era lo que siempre pedías cuando estabas con ella, su favorito.

Mi sonrisa fue aún mas grande.

-Dejamen adivinar... fuiste tras de ella a Los Angeles, y no le diste tregua hasta que hablaron y la convenciste.

Asentí.

-¡Felicidades amigo! Lo dicho ¡Eres un bastardo hijo de puta con mucha suerte! No sabes el gusto que me da, por ti, por ella. Siempre he tenido la certeza de que ustedes son el uno para el otro... solo espero que esta vez no lo eches perder - iba a replicar - No, no, ni te atrevas a decir algo, sabes que tengo razón.

Angel de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora