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No pienses ni por un momento
Que en mi silencio te quiero menos
No creas que por qué me alejo no
Lo siento aún más cerca. No dudes de
Que todavía eres eso que habita en
Mi pecho. Eso que llama mi boca
Cuando callan. Eso que busca mi
Alma cuando se siente perdida.
— Brandon.

Tristán

Volví a sumergirme una vez más, estiré mi mano y comencé a nadar, lento y suave, tomaba aire de vez en cuando, cuando llegue al otro extremo me sentía agotado, la falta de aire y la leve punzada del pecho me indicó que era suficiente por hoy.

Me fui directo a las regaderas quería darme prisa y pasar por la oficina antes de ir a casa. Aunque era sábado y no se trabajaba quería revisar unos papeles, no urgían pero me ayudaban a estar con la mente ocupada.

Dos horas más tarde mi teléfono vibro.. de nuevo Sara! Lo dejé a un lado y vi la entrada de un nuevo mensaje de buzón de voz. Ya sin pensarlo la bloqueé y quizás era infantil pero ella no entendía y realmente quería paz.

La alerta de un nuevo mensaje atrajo mi interés aunque me extraño, iba a tener que cambiar mi numero y hacerlo privado.

Respire aliviado cuando vi que era de Fernando.
-Llámame en cuanto veas esto. - Lo hice.

-¿Donde andas? - fue lo primero que dijo.

-Buenas tardes también para ti, me encuentro muy bien , que amable por preguntar.

-Anda gilipollas que te den, y bueno ya sabiendo que te encuentras bien quiero que salgamos esta noche.

-Amigo la verdad no creo que sea buena compañía.

-No, si buena compañía nunca, pero te recuerdo que eres mi único amigo y de verdad necesito salir una noche de juerga - Lo entendía pero no tenía ganas. - Se lo que me vas a decir pero entiéndeme con la niña realmente ya no tengo oportunidad de escaparme y ni hablar de mujeres y mi vida sexual.

-Amigo en verdad...

-No me hagas suplicarte, o me acompañas esta noche o tendré que contarte de lo triste que está mi amigo.

-¡No! ¡Ni se te ocurra! Esta bien - acepte sin poder evitar reírme - ¿Y que plan tienes para esta noche?

Fernando estacionó el coche y lo miré.

-¿De verdad?

-¿Que? Me lo recomendaron mucho.

-Haber seamos honestos tú no bailas eres un saco, y yo ni se diga.

-¡Lo se! Pero nunca es tarde para aprender - Lo mire con cara de incrédulo - Esta bien, esta bien, pero es un lugar tranquilo y con buena música y además aquí a Sara no se le ocurrirá buscar.

-En eso tienes razón- admití. Mire de nuevo el letrero de luces llamativa "El rincón de los Rumberos" ¡Dios! Baje del coche resignado y seguí a mi amigo.

El lugar se encontraba repleto, no se podía observar mucho, la música era vivo y se escuchaba a muchas personas cantando, aplaudiendo. Mi amigo le indicó al mesero que nos ubicara en la segunda planta, yo lo seguía mientras trataba de verlo todo. Nunca había estado en un lugar así, y reconocía que si Fernando no me hubiera traído arrastra jamás lo hubiera hecho.

La parte superior era estrecha, solo para poder caminar entre las mesas que se encontraban pegadas al borde y así poder observar la planta baja, la cual tenía un gran escenario con varios músicos, coristas y un par de cantantes que lo hacían muy bien. Al centro del salón se encontraba una gran pista dónde la mayoría de las parejas parecían de concurso por su manera de moverse, la cual era muy... muy... no encontraba la palabra correcta, solo lo podía explicar como mi madre decía "Es el ritmo de la sangre latina" Aunque de pronto el baile pudiera parecer muy candente, sexual, era realmente un arte la manera en que dos cuerpos encontraba ese equilibrios perfectos de movimiento.

Angel de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora