Posadas en la ventana
decorando el cielo se encontraban ellas,
danzando al tiempo del viento,
siendo seducidas por aquél perverso movimiento de arrastre.
Tan inocentes a la vista del caminante
y tan peligrosas a la vista del aviador.
Cuándo la mirada andante las busca,
al no encontrarlas sólo siente dolor.
Un dolor hermoso, oblicuo y llano,
reflejado en un cielo despejado.
Junto a ellas se encuentran sueños,
sueños de un pescador difamado,
difamado por la calidad de su pesca.
difamado por ignorancia.
¿Qué culpa tenía el de que otros derraman contaminación sobre los peces?
Aún que el no debió haber presentado los peces de tal forma.
De todos modos todos ellos están equivocados relativamente.
Ya en la tarde se vuelve anaranjado y rojizo
dando forma a una bella obra de arte.
En la cual si miras hacia arriba verás la luna y si volteas hacia las nubes, ya están negras.
Luego, como acuarelas boca abajo,
las nubes se van.
