Capítulo Siete

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I: Santo cielo, pensé que eras amigo de Joss.
JM: Y lo soy.
I: Pero él me dijo... yo pensé que...
JM: Que era un chico. Lo siento mucho. Creo que ya podemos quitarte esto (dijo Jose deslizando sus manos por detrás de la cabeza de ella. Isa sintió una gran tentación de huir, pero en vez de hacerlo se quedó paralizada allí mismo. Intentó rechazar el ridículo temor que se apoderaba de ella y rechazar también su atracción hacia ese hombre inquietante que ya conocía. Tenía que ser por el fresco aroma silvestre que se desprendía de su cuerpo, ya que el resto no era demasiado atrayente. Bueno, aparte de su figura, del color de los ojos y de su voz)
J: Sorpresa, mamá. ¡Feliz cumpleaños! (le anunció Joss con cara de felicidad)
Isabel una vez libre de la venda, se dio cuenta de que había otras personas en la sala, además de Joss y Jose Manuel. Junto a su hijo había una hermosa anciana de pelo blanco. Y en un rincón, un hombre y una mujer que la miraban con una intensidad que la incomodaba.
E: Bienvenida, señora Lascurain. Soy Esperanza Álvarez, propietaria de la agencia La Rosa Amarilla. Su hijo ha contratado nuestros servicios como un presente de cumpleaños para usted.
I: ¿Qué clase de servicios? (pregunto Isabel intentando ocultar su molestia)
E: Somos una agencia matrimonial.
I: Que sorpresa... más encantadora (balbuceó al tiempo que intentaba sonreír abiertamente, rezando para que su hijo no notara su horror)
En ese instante un flash de una cámara la obligó a parpadear.
JM: Mantén la sonrisa (le sugirió Sebastián).  Ellos son periodistas.
I: ¿De quién fue la idea? (preguntó entre dientes)
JM: De tu hijo.
Eso lo cambiaba todo. Una sonrisa más natural apareció en su rostro y abrazó a Joss con fuerza.
I: Gracias, cariño.
J: No te importa, ¿verdad, mamá? Descubrí el anuncio en el periódico. Es la Agencia Matrimonial La Rosa Amarilla. ¿Te das cuenta? Rosas amarillas. Y aquí utilizan ordenador.
Eso explicaba el interés de Joss.
I: No me digas. Ordenadores, vaya. Ya veo por qué te llamó la atención. Muy científico.
J: No puedes perder. Ahora la señora Esperanza va a introducir tus datos y luego veremos quién será tu acompañante.
E: ¿Está lista? (le preguntó la anciana alzando una ceja)
Isabel captó una nota de comprensión en la voz de Esperanza. Al parecer, la jefa había captado su falta de entusiasmo.
I: Estoy lista (dijo con una sonrisa desconcertada)
Esperanza se acercó al ordenador y presionó una serie de teclas.  Un minuto más tarde la impresora empezó a funcionar y sacó una página inicial.
E: ¡Cielo santo! Miren esto. Ha encontrado una pareja que coincide con ella en un noventa y nueve por ciento. No creo haber visto nunca que esto suceda en el primer intento.
J: ¿Quién es? (preguntó inquietante Joss) ¿Es el mejor candidato?
E: Un noventa y nueve por ciento sugiere que es un excelente candidato.  No se puede conseguir algo mejor (confirmó Esperanza)
J: No lo sé. Ese uno por ciento que falta podría ser un problema (objetó Joss con el ceño fruncido)
La próxima página salía ya de la impresora.
E: De acuerdo. Aquí están los resultados.  Y el ganador es... (Los ojos azules de Esperanza se abrieron de par en par) ¡Cielo santo!
La periodista y el fotógrafo se inclinaron sobre el hombro de Esperanza.
Periodista: ¿Qué dice? (la periodista arrancó la hoja de las manos de Esperanza y luego enarcó las cejas) Jose Manuel Álvarez.  Esperen un minuto, conozco ese nombre... ¡Ah, es usted! (dijo al fin volviéndose a Jose)
JM: ¡Esperanza! ¿Qué demonios has hecho? (Jose le arrebató el papel a la periodista) Esto no puede ser. Debe haber un error.
Isabel le echó un rápido vistazo. Probablemente Jose Manuel tenía razón y había un error. Esas cosas pasaban, especialmente en cuestiones de sistemas electrónicos como un ordenador. Pero no, ahí estaba su nombre.
El empresario, Jose Manuel Álvarez era en un noventa y nueve por ciento la pareja ideal para Isabel Lascurain.
JM: Tiene que haber un error (repitió Jose) Ni siquiera figuro en la base de datos del maldito ordenador.
Esperanza se aclaró la garganta.
E: A decir verdad eso no es tan cierto. Verás, te pusimos a modo de prueba y creo que se nos olvidó borrarte.
JM: Bien, elige entonces al siguiente candidato.
E: No hay otro. Generalmente tenemos dos o tres más. Pero en este caso solo hay uno. Y eres tú.
Joss sonrió muy contento.
J: Feliz cumpleaños, mamá. Yo te lo compré (exclamó al tiempo que se volvía a Jose) Él es tu regalo.

=Un Marido para Mamá=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora