Capítulo Cinco

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Experimento “Un Marido para Mamá”
Informe sobre el desarrollo de los acontecimientos

Jose Manuel Àlvarez no estaba muy contento conmigo.
Dijo que yo tenía secretos y que sería mejor dejar el asunto.
Bueno, ¡claro que los tengo! 
¿De qué otra manera podría conseguir un papá?
De todos modos prometió tener un hombre disponible
para el cumpleaños de mamá, que es mañana.
Y si esto no resulta tendré que echar a correr el Plan B.
¡Ojalá que no sea así! 
Tengo que hacerme cargo de solucionar el problema de mamá,
ya que ella no se preocupa.  Y en eso estoy.

Organización del procedimiento:

   1.   Llevar a mamá a la Agencia Matrimonial sin que se dé cuenta.
2.   Esperar que el ordenador haga su trabajo mágico.
3.   Comprobar los datos estadísticos del candidato.
4.   Asegurarse de que el tipo no sea un perdedor.
5.   Convencer a mamá de que acepte.

Isabel revisó las cifras por cuarta vez. ¿Qué diablos iba a hacer?
Un mechón lacio llovido de su cabello castaño se le vino a la frente y ella lo apartó con una mano temblorosa. Otra vez volvió a mirar su libreta de cuentas. De acuerdo. 
Decidió que primero había que pagar la última cuota del ordenador de Joss. Tenía que hacerlo porque ese ordenador era el futuro de su hijo. Y si hablara con la señora Walters y le explicara la situación tal vez la dueña del piso consentiría en aplazar el pago del alquiler unos cuantos días más. Tal vez podría conseguirlo si la sobornaba con otro ramo de sus escuálidos rosales.
De acuerdo. ¿Y qué más? La factura de la luz. Muy importante para el funcionamiento del ordenador de Joss. Y luego, la comida. Tal vez Freddie podría darle algo de lo que sobraba en el restaurante. Con eso estiraría los centavos. Y podría prescindir de los gastos extra. No más café instantáneo. Podría saltarse el almuerzo. No tenía que enfermar, ni volver a torcerse los tobillos.
J: ¿Todo bien, mamá?
Isabel se esforzó por sonreír.
I: Muy bien, cariño. ¿Por qué me lo preguntas?
J: Porque ahora tus ojos tienen un color más oscuro y cuando te ríes se ven más claros. (respondió sentado al borde de la silla de la cocina) ¿Cuál es el problema?
I: Nada, corazón. Todo va bien.  De veras. (Isabel se ordenó a sí misma “Sonríe. Piensa en algo bonito”)
De inmediato a Isabel se le viene a la mente el momento en que había dado a luz a su hijo.  Incluso entonces había demostrado una intensa curiosidad que más tarde conformaría su temperamento.  La había observado con sus grandes ojos marrones y en ese instante su corazón le había dicho que haría cualquier cosa por él... que sacrificaría todo por él. El niño había sido su única luz en estos últimos meses de temor y desesperación. Joss había hecho que la vida de ella valiera la pena y ese solo pensamiento calmó su tensión.
I: Y ahora ¿qué ves?
J: ¡Vaya! Se han vuelto color marrón claro otra vez (comentó) ¿No te olvidarás de lo de mañana, no? Es necesario que te escapes del trabajo un par de horas y así podré entregarte mi sorpresa de cumpleaños.
Ella frunció el ceño al tiempo que señalaba libro de las cuentas.
I: No lo sé, Joss...
J: Má, me lo prometiste. Por favor.
I: Y una promesa es una promesa (concedió Isabel con un suspiro) De acuerdo, cariño.  Hablaré con Freddie.
Y con la señora Walters y con los de la compañía eléctrica.  Todos comprenderían. Isabel respiró hondo. No había otra alternativa. Ellos tendrían que comprender.

Mientras en la Agencia Matrimonial, Jose Manuel habla con su abuela.
JM: Él quiere un padre.
Esperanza Àlvarez, abuela de Jose Manuel, asintió.
E: Todos los niños quieren un padre. ¿Es eso tan malo?
Jose, que estaba apoyado en uno de las columnas de la oficina de su abuela, se volvió hacia ella que estaba sentada al fondo, en una butaca acojinada, su lugar favorito.
JM: No para Joss. Pero dudo que Isabel lascurain piense lo mismo. Me dio la impresión que está decepcionada de los hombres. ¿Qué pasaría si te arma un escándalo por haber alentado la idea del chico?
E: Te pareció que es una mujer escandalosa.
Jose Manuel frunció el ceño. No. Intuía que Isabel era una mujer de buen corazón, devota de su hijo.
JM: No. Ella irá a la cita con el candidato que el ordenador le seleccione. No le gustará para nada, pero lo hará por su hijo.
E: Entonces, problema resuelto.
JM: No está resuelto, Esperanza (dijo con el ceño fruncido)
Jose Manuel no sabía bien por qué se implicaba tanto en el caso de Isabel Lascurain y su hijo Joss. Tenía trabajo más que suficiente esperándolo. Un trabajo agradable, enérgico. Un tipo de trabajo que no daba lugar a pensamientos relacionados con la miel del norte y niños. Pero Esperanza prácticamente lo había criado.  Nunca podría compensarla por todo lo que le debía. Así que invertía dinero en la empresa y periódicamente estaba al tanto de las finanzas de la Agencia, como una pequeña demostración de su gratitud y cariño hacia su abuela. 

JM: Me pregunto si es prudente alentar los proyectos del chico a sabiendas de que a la madre no le interesa el asunto.
E: Es posible que encuentre al hombre de sus sueños (replicó Esperanza complaciente al tiempo que comenzaba a mecerse) Eso es exactamente lo que hacemos aquí, Jose.
Disgustado, dejó escapar un suspiro.
JM: No participará Mayte en la selección, ¿verdad? Odio que hagas eso.
E: No te metas con ella. Es la mejor colaboradora que tenemos (replicó Esperanza con una risita)
JM: Eso habría que discutirlo.
E: Mayte es una romántica.  Pero no olvides que en nuestra propia familia también hay leyendas románticas.
JM: Abuela, no empieces con eso de nuevo (le advirtió Jose)
E: Eres el hombre más cabezota que he visto en mi vida. ¿Crees que te habría hablado sobre la leyenda del Beso si yo misma no lo creyera? ¿Por quién me tomas? ¿Por una vieja chiflada? (preguntó enfadada)
JM: Sí, niña vieja (Jose le dijo al tiempo que se sentaba junto a ella en el brazo de la amplia y mullida butaca y le pasaba un brazo sobre los hombros) Sospecho que estás a punto de verte en una habitación acolchada y con un enorme guardián llamado Luis. (Hizo una mueca cuando recordó que el padre de Joss se llama asi)
E: Vamos, que hablo en serio. El hecho de que aún no hayas besado a la mujer adecuada no significa que no exista la persona ideal para ti.
JM: Solo un beso y lo sabré (se burló Jose) Me has estado contando esa historia desde que era un bebé.
E: Y entonces sabrás que ese es el verdadero amor. Sí, señor, así será. Le sucedió a tus padres, a tus abuelos, a tus bisabuelos. A todos. El asunto es que tú has tardado más que nosotros. Pero a ti te ocurrirá también (declaró Esperanza con un enérgico gesto de asentimiento)
JM: Me parece que hablábamos de la situación sentimental de Isabel Lascurain. ¿La periodista todavía merodea por ahí?
E: Estaba intrigada con el jovencito Joss, especialmente por el hecho de que le hayamos permitido comprar una cita por solo veinte dólares.
JM: Así que la periodista hará un seguimiento de todas las citas que organice la agencia?
E: Posiblemente.
JM: Y si Isabel rechaza los candidatos que seleccione el ordenador?
Jose Manuel solo quería cumplir con Joss y evitar que cualquier noticia saliera a la luz pública.
E: ¿Por qué no te preocupas a su debido tiempo?
Algo en el tono de su abuela lo obligó a escrutarla con su mirada de lince. Su voz era demasiado... complaciente.
JM: Soy realista. El matrimonio de Isabel Lascurain fue un fracaso. Y ha rechazado desde entonces a todos los pretendientes que se le han acercado, según dijo Joss. Por eso el chico decidió intervenir en el asunto.
E: Deja de ser tan lógico. Estás pensando con la cabeza y lo que importa es el corazón, que es nuestro negocio, ¿verdad? Para eso nos han contratado. ¿Por qué no le das una oportunidad a la agencia antes de decidir que el asunto no funcionará?
JM: Quizás estaría más dispuesto si no hubiese sabido que tu querida Mayte se dedicaba a emparejar a la gente por su cuenta, prescindiendo del ordenador.
E: No me puedes negar que su éxito ha sido fenomenal.
JM: No lo niego, pero no olvides que legalmente La ROSA AMARILLA es una agencia matrimonial sistematizada.
E: Eso es un detalle. Lo que importa es que la agencia se encarga de emparejar a las personas y que todos los encuentros han terminado en boda. ¿Qué te hace pensar que este no acabará igual?
JM: Porque Isabel Lascurain está asustada.
E: Entonces tendremos que escoger a alguien que le quite el miedo con mucha delicadeza, ¿no te parece?

=Un Marido para Mamá=Donde viven las historias. Descúbrelo ahora