Decepcionada.

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Quizás ella era más linda que yo, quizás ella si acepto ir a su casa, quizás ella no se ponía nerviosa, quizás ella no era tan cortante como yo, quizás ella era más divertida...

No podía entender la razón de la cual porqué había dicho eso.

Quizás el no se fue con sus amigos ese día...

El día que nos juntamos ya se había vuelto un recuerdo oscuro al que evitaba volver.

Lloré tanto. ¿Y cómo no iba a llorar? Tenía tanta bronca, estaba tan encantada con lo que me hacía sentir que no pude ver como jugaba conmigo, estaba tan ciega bajo su mirada que solo veía lo que el quería que viera.

Con el paso del tiempo lo empecé a analizar un poco. Quizas como le era aburrida empezó a hablar con ella, eso pudo haber explicado las varias veces que tardaba en contestar. El día de la exposición de arte quizás no fue porque no quería que me vieran en público con él. Por eso me invitó a su casa el día de la junta, porque originalmente íbamos a salir a pasear a un parque, donde nos verían y quizás también por eso no se opuso mucho a la sugerencia del café lo que explicaría porque siempre miraba hacía la ventana o a la puerta cada vez que entraba alguien.

Claro que todo eso lo suponía.

Bueno, quizás lo suponían mis amigas.

Solo porque quizás yo seguía pensando que había otra explicación.

Nunca sería porque deseaba que hubiera otra explicación.

Claro que no...

Un mes y medio después, cuando me resigné a tener que darle la razón a mis amigas, dejé de hablarle (ya que siempre que hablábamos terminaba sintiéndome peor), dejé Facebook y como entramos en el receso escolar ya no tendría que verle la cara.

Tenía todos los elementos a mi favor para poder superarlo, ¿Pero por qué no podía dejar de pensar en él?

Apendí, de cierta forma, a evitar pensar en él, sin embargo cada vez que me sentía capaz de poder decir que lo estaba logrando superar siempre me lo cruzaba, pera empeorar las cosas lo veía de la mano de una chica diferente cada vez.

¿Cómo es que un chico así pudo haberme interesado? Era el típico tipo de chicos que sale en las películas y era al primero que odiaba.

Admití que había jugado muy bien conmigo, por más que intentara convencerme de que era una persona horrible, que andaba con una chica diferente siempre y que nunca le importe siempre había una chispa de esperanza dentro que mí que me aseguraba que algún día volvería a ser el tierno y dulce de siempre.

¿Qué tan difícil era entender que siempre actuó? Que quizás siempre se burló de mí y de mis nervios cada vez que lo veía.

Supe entonces que siempre tuve razón, un chico así (como él era) nunca, ni en un millón de años, podría fijarse en mí. Claro que el nunca fue la excepción, solo que ignoré el hecho de que podría jugar conmigo. No había momento en el que eso no se me hubiera pasado por la cabeza pero claro que lo ignoré por el simple hecho se sentirme especial.

Y era eso lo que principalmente me hacía querer bajarle todos los dientes de un golpe. Me había hecho sentir tantas cosas tan lindas y me había hecho sentir tan especial, cuando todo eso era falso para él que me sentía engañaba por mis propios sentimientos. Si bien lo que yo sentí fue real sus palabras fueron solo mentiras y me molestaba tanto saber que me dejé engañar de tal forma que nunca lo supe hasta que su juego terminó para él.

Lloraba de rabia, de bronca, de furia, de enojo, de esas ganas de querer dejar de existir, de esas ganas de querer volver al pasado, de esas ganas de haberte dado cuenta de cómo eran las cosas antes, de ese deseo de que no te importe nada, por tener sentimientos, por sentirme tan rota y vacía y a la vez tan llena de lágrimas.

La melodía de las canciones que él me había pasado para que escuche parecía burlarse de mí. No eran más que un detestable y constante recordatorio de lo bien que había hecho su trabajo. No podía dejar de escuchar esas canciones por mucho que se burlen de mí y por muy mal que me hagan.

Leía cada conversación vieja y me daban ganas de golpearme al ver con otros ojos las evidentes señales de su interés nulo en mí. Como cada palabra dulce que decía no era nada original, tan actuado como falso y yo no pude darme cuenta de aquello.

Claro que lo tomaba como un favor que se alegara, después de todos, no era más que una basura. Pero por otro lado me parecía tan cruel su actitud de alegarse sin decirme por qué hizo lo que hizo, sin explicar porque me eligió a mí para jugar o si alguna vez le interese y luego solo se aburrió.

Quizás, aquella junta que para mi significaba el inicio de todo para el solo significaba el final de su trabajo, el final de todo.

Quizás, quizás, quizás...

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Ante-ultimo capitulo :D

En estos dias estaré subiendo el final.

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La primera decepción. #EscribeloYaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora