Sí que quiero pelear contigo Tomlinson

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Narra Lana:

Aunque quiera evitarle con todas mis fuerzas, él se acerca cada vez más a mi, y todo eso lo complica. Pero cuando yo quiero acercarme a él, este se esfuma más rápido que un rayo.

Apreté la carpeta sobre mi pecho y bajé las escaleras interiores del instituto, las cuales me dirigían al área de juego, bueno, eso solo en los descansos, ahora mismo me tocaba Educación Física. Por qué? Es obligatoria.

Al terminar de bajar las escaleras me encontré con algo que no pensaba ver. Liam y Magdalena, Sophia tenía clase después, estaban hablando con Louis, Eleanor, Niall y… Harry.

Inspiré profundamente, como dándome fuerzas a mi misma, y me encaminé hacia las fuentes, no estaba preparada para encontrarme a toda la manada de vampiros en clase de gimnasia, lo siento pero no.

Dejé que la mochila resbalara por mi brazo y cayera sigilosamente en el suelo. Agaché la cabeza para rociar mis labios con el agua que chorreaba del centro de la fuente mientras pensaba en que haría después.

Al terminar de beber sacudí las muñecas para dejar que cualquier rastro de agua cayera al suelo,.

Una fuerte ráfaga de viento frío y no duradero me envolvió bruscamente, haciéndome tiritar del frío. Al alzar la vista me encontré con Harry, con una sonrisa burlona dibujada en la cara y con sus característicos rulos ondeando al viento.

-Me viste?- pregunté restándole importancia.

-No, más bien te oí- fruncí el ceño y le dirigió la mirada a mi pulsera de cascabeles en la mano derecha.

-Ahh…- al sacudirme el agua de las manos había hecho sonar las camapanitas- Y por qué viniste? No habrás roto el trato, no?- pregunté temerosa de su respuestas.

Me sonrió anchamente y se separó para dejarme pasar.

-No, yo soy un hombre de palabra. Y tú? Rompiste la promesa?- solté una sonora carcajada y seguí caminando con la cabeza alta.

-No, yo soy mujer de palabra, te acuerdas?- pregunté retóricamente. Él asintió y siguió caminando a mi lado. Con las manos en los bolsillos parecía un modelo de Lacost. Además, hoy llevaba puesto un polo blanco de esa misma marca, con unos pantalones rojos apretados y bajos, una sudadera verde oscura y unas deportivas verdes y blancas.

-Vienes muy guapo hoy- susurré inconscientemente. Mis mejillas ardieron cuando me di cuenta de lo que acababa de decir.

Él se sonrojó y agachó la mirada, dándole una patada a una piedra pequeña.

-Gracias, tú… tú también- sonreí anchamente y aligeré el paso, íbamos muy lentos y la clase ya había empezado.

-Por qué me viniste a buscar? Y por qué no me mordiste cuando pudiste en vez de hacer el trato?- pregunté atropelladamente.

Él no se esperaba las preguntas, y la verdad, yo no lo había planeado.

Harry hizo una mueca con los labios y alzó la mirada para encontrarse con la mía. Sus ojos verdes penetraron en lo más profundo de mi, haciéndome sentir pequeña e indefensa, más de lo que era.

Pero entonces, sus ojos se volvieron grises, como los del otro día, confundiéndome más de lo que estaba.

Di un paso hacia delante y apoyé mi mano en su mejilla, acercándole hacia mi, quería ver mejor el color de sus ojos, eran exactamente grises, pero un gris… como la cera de color, era más bien oscuro y falto de vida.

-Por qué tienes los ojos grises?- pregunté, acariciando con mi pulgar la zona de debajo del ojo de Harry.

Él no se movía, solo me observaba expectante del que podía ser mi próximo movimiento.

Mi vampiro favorito, Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora