Maratón

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Narra Harry:

Al timbrar en mi casa pude ver la expresión de Lana, era de confusión, de miedo y de todos sus derivantes. A veces la encidiaba, ella podía sentir miedo, adrenalina... yo no, yo solo podía sentir hambre y amor, a veces vergüenza, pero no muchas veces.

La puerta se abrió, dejando al descubierto a Eleanor, así vestida http://www.polyvore.com/sin_t%C3%ADtulo_54/set?id=76508165 y Louis detrás de ella con una sudadera gris, unos vaqueros desgastados y un par de converses blancas.

-Qué ha pasado?- preguntó alarmada Eleanor, Lana comenzó a hiperventilar y Nick apretó más la mano que rodeaba mi dedo índice.

-No preguntes Eleanor, te contamos después, ahora... nos puedes dejar pasar?- Eleanor asintió y abrió más la puerta, dejándonos pasar.

Eleanor parecía humana, se maquillaba mucho y fingía tener reacciones propias de los humanos a problema. Pero, por mcuho que se esforzara, nunca volvería a ser humana.

-Teneis que reconocer chicos, que... este año a sido el año más emocionante de nuestra vida como vampiros- dijo Louis sonriendo.

Eleanor y Niall se rieron, pero ni yo, ni Lana y Nick estábamos como para reírnos, yo porque no quería que Lana me dejase de hablar.

-Esto es muy grave chicos, no se puede bromear- espeté enfadado.

Todos se callaron y se adentraron en el salón, se sentaron en los sofás en silencio y esperaron a que nos sentáramos nosotros.

-Y quién es esta criatura? Preguntó Eleanor sonriéndole a Nick.

-Me llamo Nicolas, tengo 3 añitos- dijo el niño enseñándole los dedos de su mano derecha.

-Qué mayor!- exclamó Eleanor, volteé a mirar a Louis, él la observaba detenidamente, con los ojos grises, tal y como estarían los míos ahora mismo al ver a Lana.

-Eleanor, tenemos camas de sobra?- le pregunté a esta mientras me sentaba en un silla al lado del sofá de Lana.

-No, tenemos tres camas, una en mi habitación y la de Louis, otra en la de Niall y otra en la tuya- me dijo.

-Mi cama va estar ocupada por mi hoy, que quiero ver una película mientras como- dijo Niall suspirando.

-Nuestra habitación no está libre- susurró Louis.

Sonreí anchamente, mi amigo era un vergonzoso, por qué no decía que iban a... ah, claro, Nick.

-Nicolas y Lana pueden dormir en tu cama Harry, total, tu no vas a dormir- ofreció Eleanor inocentemente.

Volteé a mirar a Lana, ella tenía la mirada perdida en algún punto del salón, Nick en cambio jugaba en brazos de Eleanor.

-Papi y mami dónde están, Harry?- el renacuajo ese me había cogido demasiado cariño, llegará un momento en el que yo tenga que desaparecer para siempre de su vida y de la de su hermana, yo no estaría allí para siempre con ellos.

-Están durmiendo en casa, Nick- le dije, escuché a Lana sollozar, y resistí als ganas de abrazarla y decirle que todo estaría bien.

Qué me has hecho, Lana? Yo no era par anada así, yo era un vampiro sádico y hambriento, que le importaban una mierda las consecuenciass de sus actos y a quien mataba o a quien no.

-Voy a ver una peli- dijo Niall levantándose del sofá y caminando hasta su habiatción rápidamente.

Eleanor y Louis se levantaron y, entrelazando sus manos, se encaminaron a su habitación, dejándonos a los tres mosqueteros solos en el salón.

-Tengo sueño, Lana- se quejó Nick.

-Ven aquí, vamos a dormir- ella cogió en brazos a Nick y caminó hasta mi.

Cuando sus ojos penetraron en los míos sentí como si nada más me importara en el mundo, solo ella y ella, y quien le hiciera daño se las tendría que ver con Harry Styles.

-Harry, dónde es tu habitación?- me preguntó Lana.

Me di la vuelta y atravesé todo el pasillo, llegué hasta una puerta de madera tapizada, es aera mi habitación, como siempre ordenada y con perfume masculino.

Lana entró y acostó en la cama a Nicolas, depositó un corto beso en su frente y le tapó con el nórdico.

Sin poder resistirme más, corrí hasta ella y rodeé su cintura con mis brazos, la acerqué más a mi, sintiendo su espalda en mi pecho.

Ella se giró, aún entre mis brazos y pasó sus brazos alrededor de mi cuello, entrelazando, finalmente, sus dedos en mi cabello.

-Estás bien?- le pregunté, notando que mis ojos se volvían grises al verla tan cerca de mi.

-No...- susurró, a la vez que sollozaba.

Apoyó su cabeza en mi pecho y dio comienzo al llanto que seguramente llevaba aguantando desdde que salimos de su casa.

Yo acariciaba su cabello, reconfortándola, haciéndola sentir que yo estaría allí para ella, aunque... dentro de algunos año me fuera ir.

Y era la verdad, dentro de unos cuantos años tendría que huír de aquí junto a mi familia, instalarme en otra ciudad de otro país y comenzar una nueva vida. No pensaba conocer a otra chica como Lana, porque seguramente no había en todo el mundo una igual, tampoco pensaría enamorarme, ya que ya lo estaba, y nada de casarme porque si.

-Harry... eres un cielo, en serio, espero que estés conmigo para siempre- susurró Lana, rozando sus labios con los míos.

-Hablaremos mañana- le dije.

Ella asintió y me miró fijamente, derritiéndome por dentro, no me podía controlar. Acerqué mis labios a los suyos fundiéndolos en un pasional beso, introduje mi lengua en su cavidad bucal y, cuando se topó con la suya, empezaron a bailar al ritmo de los latidos de su corazón.

La cogí en brazos y corrí a la velocidad de la luz hasat el trastero, donde había un sofá bastante grande.

La tumbé cuidadosamente y me coloqué encima, comencé a besar su cuello lentamente, provocándonos escalofríos. Repasé su cuerpo, todavía vestido, con mis ágiles manos.

Ella pasó sus manos a mi pecho, buscaba el primer botón de la camisa, y cuando lo dio encontrado comenzó a desabotonarlos con una lentitud frusstrante. Tanta era mi frustración que acabé arrancándome la camisa sin cuidado alguno, para después repetir la acción con su camiseta y pantalones, dejándola únicamente en ropa interior.

Ella bajó sus manos al cierre de mi pantalón, bajándolo lentamente. Me saqué los zapatos y la admiré, era una diosa griega, unas caderitas perfectas, piernas delgadas y no muy largas, piel morena y los ojos azules que me habían deslumbrado la vez que la conocí.

Acaricié sus brazos mientras la besaba desesperadamente. Ella sonreía entre cada beso y eso me decía que no se arrepentía.

-Tú quieres...?- le pregunté indeciso.

Ella cogió aire y asintió, se relamió los labios y rodeó mi cadera con sus piernas, incitándome a seguir.

Y así fue, la mejor noche de mi vida.

Mi vampiro favorito, Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora