Capítulo 4.

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- Ahora lo verás...- Dijo Danny mientras se ponía en pie y cogía su pluma. Era idéntica a la mia, salvo que la suya era de color negro.

- ¿Qué vas a hacer?- Pregunté sentándome en la cama mientras no quitaba la mirada de su cuerpo trabajado y jugaba con la pluma blanca en mis manos.

- Sólo mira.- Afirmó el mientras cerraba los ojos y empezaba a surgir de aquella pluma un arco formado por alas negras y un carcaj con flechas del mismo estilo.

¿En serio una pluma podía hacer eso? Era imposible... Estaba vacilando, o eso pensaría hace un par de dias, antes de ver a mi madre muerta en el suelo de su habitación. Aunque, hay que admitir, que era sorprendente.

- Que chulo...- Comenté acercándome al rubio un par de pasos, viendo como su color de ojos cambió radicalmente, pasando de un tono azulado a un tono más rojizo.- Tus ojos han cambiado.

- Lo se. Cuando conectas con tu yo interior es lo que pasa: te puede cambiar el color de ojos, el pelo, incluso a veces he visto como cambiaba la complexión.- Respondió el joven totalmente rigido, hasta que tras unos minutos vuelve a ser él, como lo conocí.

- ¿Y eso sólo dura unos minutos?- Cuestiono otra vez volviendo a la cama, observando mi pluma con todo lujo de detalles.

- No. Dura el tiempo que yo quiera porque lo controlo.- Respondió el sentándose a mi lado, sin dejar de mirarme ni un segundo.

Se hizo el silencio, Danny seguramente esperaba que yo hablara, pero no lo hice porque empecé a pensar en mi madre, sabiendo que ella podría haberme enseñado todo esto y no un chico que acababa de conocer. "Deberia haber estado con ella en ese momento", pensaba mientras un par de lágrimas caían de mis cuencas.

- Oye Jake...- Susurró el chico en mi oido mientras que, por alguna razón, él me abrazó con fuerza.- No llores, por favor...

- Danny, es que esto tendría que estar enseñandomelo mi madre, no tú.- confieso en su oído segundos después sin dejar de abrazarle.

- Ya lo se, pero ahora estás solo, bueno me tienes a mi.- Afirma el chico sonriendo mientras me hace caricias en el cuello. Me agradaba su tacto.- No te pasará nada, ¿De acuerdo?

- Está bien... Pero quiero vengarme.- Confieso mirando al rubio con los ojos secos tras una breve pausa. Deseaba ver a quien mato a mi madre de la misma manera.- Quiero ver al culpable muerto por mis manos.

- Si se da esa situación, dejaré que lo hagas.- Dijo el contrario despegandose de mi lado para levantarse y tenderme la mano.- ¿Tienes hambre?

Un poco de hambre si tenía. Antes de que pudiera negarle la comida, mi estómago rugió como si tuviera en mi interior dos leones peleándose hasta la muerte, asi que tuve que bajar con él en el ascensor mientras hablabamos sobre algunas cosas básicas, como de dónde era él, cuando descubrió sus poderes...

- Vaya, a los cinco años es muy pronto.- Murmuro cuando el ascensor llega a la planta baja.

- Ya, y a los diecinueve es muy tarde.- Contraataca él, riéndonos los dos a carcajadas.- Aunque bueno, lo tuyo es por inhibidores.

- Ya lo se. Pero aun asi es tarde.- Afirmo saliendo a la recepción, donde veo a la chica saludarnos muy alegre.- Corre antes de que nos asalte la loca...- Susurro en su oído.

Y eso hacemos, pasamos rápidamente delante de la recepcionista hacia el restaurante del hotel, donde nos sentamos en una mesa juntos y empezamos a cotillear la carta. Todo tenía pinta de ser caro, pero a Danny no le importaba, tenía mucho dinero guardado.

Mientras comíamos, no pasó nada importante. Simplemente hablamos sobre nosotros para conocernos un poco más, sobre nuestras familias, nosotros, sobre nuestra vida amorosa, etc. Aunque ese último tema me incomodó bastante, no sabía como decirle que no me llama la atención nada, quedaría como un bicho raro delante suya.

Tras la comida, Danny subió a darse una ducha, a lo que yo me tumbe en la cama a esperarle, pero no contaba con que me dormiría. Sin embargo, empecé a soñar cosas.

Al principio, logré ver como me encontraba en una gran isla con mucha vegetación, allá donde caminaba muchos árboles estaban aguardandome, silenciosos a ver cual era mi siguiente paso. Caminaba, tocando todas las plantas y árboles a mi paso, como si estuviera de excursión en un paraje natural, hasta que, casi por accidente me freno justo delante de una gran grieta que se abría hasta donde mi vista alcanzaba. Me fijé más en aquella grieta, tenía una forma bastante rara, y por dentro veía luces. Era lo más raro que podía soñar. Aunque, antes de que pudiera acercarme más, me desperté porque el rubio estaba moviéndome para ello.

- ¿Qué pasa Danny?- Cuestione dejando escapar un pequeño bostezo mientras me incorporaba de nuevo en la cama.- Estaba durmiendo, joder.

- Ya, pero ya son las siete de la tarde. Has dormido bastante ya.- Comenta él sentándose a mi lado.- Debemos planear que haremos para llegar al avión sin que otros Driffers nos pillen.

- Pero eso es sencillo, Danny. Solo debes hacerme caso.- Dije sonriendo levemente mientras le empujo a la cama.- Tú no sabrás, pero yo he vivido como un humano toda mi vida, sólo debes ser como uno de ellos.

- ¿Y eso como es?- Preguntó él a continuación.- Es decir, ¿Es difícil?

- Simplemente debes portarte como uno de ellos. No te las des de importante o superior y todo irá bien.- Comente levantándome de la cama, para empezar a pensar en donde estaba cada cosa del aeropuerto.- Sólo debemos buscar la terminal dos, que no se dónde está.

- Vamos bien...- Dijo el rubio en tono irónico mientras suspiraba. Me empezaba a sacar de mis casillas con su conducta.

- Lo siento, don peligroso. Nunca he montado en avión.- Respondo a sus quejas mientras paseaba por la habitación hasta que oigo varios gritos procedentes de pisos inferiores.- Vaya fiesta deben tener montada ahí abajo.

- No es una fiesta.- Afirmó el chico levantándose de la cama, cogiendo su pluma y, además, abriendo la puerta.- Creo que te han encontrado.

- ¿Cómo es eso posible?- Pregunte cogiendo mi pluma también por si acaso mientras salía con él de la suite.

- Porque nos habrán visto. Debemos irnos hoy si o si.- Ordenó Danny corriendo, justo antes de doblar el pasillo y encontrarse el problema de frente.

"Una chica pelirroja, que va con demonios y los controla". Ella mató a mi madre según la carta que escribió antes de morir. De pronto, una ira recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, transformando mis manos en puños, en los cuales uno de ellos estaba mi pluma.

- Vaya, vaya, vaya. Al fin veo a Jake Frost...- Dijo la pelirroja acercándose a Danny con decisión. No quería que le pasara lo mismo que a mi madre asi que le eché a un lado y me quedé yo enfrente de la chica.

- ¿Qué coño quieres de mí, loca?- Cuestione empujando su cuerpo a un lado como podía, a lo que ella me cogió de un brazo y me empujó contra ella.- ¡Déjame en paz!

- No puedo dejarte en paz, querido. Debes venir conmigo, Fiona te lleva buscando muchos años.- Afirmó la joven tirando de mí hacia sus demonios.

- ¡Pues sea quien sea, dile que no iré a La Grieta, y menos contigo!- Gritaba de impotencia, sabiendo que Danny se iba a enfrentar a la chica y sus ayudantes él solo.

- No es una oferta lo que te he hecho. ¡Es una afirmación!- Exclamó la chica justo antes de recibir una bofetada en mi rostro, haciendo que me calle en ese mismo instante atemorizado.- ¡Vendrás conmigo y no hables más!

Quedé quieto como si de una escultura de mármol se tratara entre sus ayudantes. Mientras, la joven se acercaba a Danny y le miraba con frialdad. Algo me decia que, si no actuaba rápido, esto acabaria mal para ambos. Fue en ese momento cuando sucedió.

Mi pluma comenzó a brillar en mi mano izquierda sin control, haciendo que los demonios me dejaran ir hasta el rubio mientras la pelirroja me miraba enfadada.

- ¿Cómo cojones te has librado de mis demonios?- Preguntó bastante molesta, transformando su pluma en un látigo formado por escamas, que parecían de dragones.- Me las vas a pagar... ¡Te juro que hoy mueres, me da igual lo que me diga Fiona!

- Aquí te esperamos.- Respondió el rubio, sacando su arco de hace unas horas de nuevo. Iba a luchar por mí contra ella.

Sin embargo, antes de que ellos pudieran empezar a luchar, mi pluma empezó a brillar con más fuerza y a transformarse...

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