Avancé cortos pasos hacia el interior del gran apartamento donde vivía, observando que todo estaba en su lugar. Me encontraba en el salón del mismo, mirando hacia el pasillo que llevaba a las habitaciones (aunque solo usaba una de ellas) por si aún seguía alli quien quiera que fuera. Sin embargo, minutos después, caminé por aquel pasillo hacia mi habitación. Algo no me cuadraba.
Paso a paso, llegué a mi cuarto y veo el panorama que había montado: todas las cosas estaban por medio y desordenado, como si alguien estuviera buscando algo. Como un acto reflejo, me dispuse a rebuscar entre todas mis cosas tiradas por el suelo y muebles de la misma, rezando a quien hiciera falta para que no faltara ni lo más minimo de todo, ni siquiera la carta que me dió mi madre antes de morir en mis manos. Sin embargo, antes de que pudiera hacer nada, oigo una voz familiar detrás de mi.
- Joder muchacho, un día aquí y tienes esto como una pocilga.- Dijo aquella voz, que al girarme descubrí que era la voz de mi instructor, que estaba parado y de brazos cruzados en el marco de la puerta.- Empieza a recoger ya mismo antes de que me de por castigarte...
- No he sido yo, estúpido instructor de tercera.- Afirmé acercándome a el unos pasos, encarándole de tú a tú.- Si me hubieras preguntado te hubiera dicho que acabo de llegar y todo estaba así. Alguien ha entrado y ha hecho esto. Buscaba algo.
- No intentes mentirme.- Respondió el mayor cogiéndome del pelo y me hizo mirarle a los ojos, mientras, los suyos estaban cargados de ira por mis palabras.- Dime algo más creíble.
- ¡Ha pasado lo que te he dicho!- Grito de dolor por el fuerte tirón que estaba sufriendo mi pobre pelo. Me costaba bastante tenerlo perfecto y con tratos así me lo estropearía.- ¡Alguien ha entrado aquí joder!
El mayor estuvo varios segundos más tirando de mi cabello sin apartar su furiosa mirada de la mía, hasta que, a saber por que, me soltó y se sentó en mi cama.
- Está bien, si eso ha pasado ven aquí y no te quejes, voy a comprobarlo yo mismo.- Ordenó golpeando sus piernas, haciendo así un gesto para que me sentara en ellas.- Date prisa, niñato.
- Gilipollas, ya voy.- Comenté antes de sentarme en su regazo, a lo que él sonrió satisfecho y me puso su mano izquierda en la nuca, masajeándola con movimientos circulares con sus dedos.- ¿Y ahora que? ¿Te piensas que eres un rey mago y yo un niño?
- Si, es que lo soy, y ahora dime que quieres por navidad.- Dijo el hombre con una sonrisa. Se notaba que era fingida.
- Quiero que te largues de mi vida, recuperar a mi madre, y hacer que esto sea un su...- Fui interrumpido por algo que se estaba clavando en mi cuello y no me dió tiempo a acabar de enumerar, en su lugar, caí rendido en la cama, dormido.
Mientras me encontraba en ese estado, empecé a soñar de nuevo, pero esta vez con lo que acababa de pasar hace unos instantes. Me encontraba yendo hacia mi piso, en la trigésima planta, como hace unos minutos. Sin embargo, cuando llegué, esta vez estaba a mi lado el instructor tan pesado y sale conmigo, viendo como la puerta estaba abierta de par en par. La cara le cambió totalmente de enfado a preocupación y entró corriendo a mi apartamento, acción que seguí yo segundos despues.
Una vez dentro, corrí a mi cuarto y le ví. Sentado en mi cama mirando a su alrededor como si estuviera analizando todo. ¿Qué le está pasando?
Antes de poder acercarme a él, me despierto de aquel sueño, aun en su regazo bien agarrado por sus fuertes brazos para evitar que me cayera. Instantes después, nuestras miradas se cruzan y en cuestión de segundos cambian de lugar al que mirar. Juraría que en el momento que le he mirado estaba con los ojos cristalizados.
- Sueño.- Completo la palabra de antes de caer dormido para romper el hielo. El mayor parecía que estaba en otro mundo despues de esto.- Oye, ¿Estás bien?- Pregunté moviendole suavemente para que reaccionara a mis palabras.
- Sí. Estoy bien, ahora déjame en paz y vete a comer y a clases.- Ordenó de nuevo el mayor, pero esta vez su orden no era la misma, era como si no tuviera ganas de nada. Algo le pasaba, eso seguro, pero no me iba a meter, porque su vida me daba mucha indiferencia.
Finalemente le hice caso y me levanté de encima suya y fui hacia la cocina para prepararme algo de comer, pero como no sabía cocinar, me preparé unos filetes de pollo con patatas con la receta de mi madre. Me la sabía de memoria y era lo único que sabía preparar. Para ello, saqué unos muslos de pollo de la nevera (que cada mañana renovaban para que hubiera de todo) y mientras los hacía, preparaba las patatas.
No sabía si a Matt le apetecería, pero aún así le hice una ración a él. Podría insultarle, pero en el fondo tengo corazón y se que no está bien, y debía prepararle algo para animarle (y así poder empezar ambos de 0). Asi que cuando estaba todo preparado, fui con una bandeja hasta mi cuarto y le miré desde la puerta.
- Vengo a darte de comer.- Digo en un murmuro mientras le veía sumergido en sus pensamientos. Algo le pasaba si o si.
- No tengo hambre...- Suspiró él, levantándose de mi cama y encaminarse hacia la puerta.- Creo que debo irme.
- No te irás hasta que comas, asi que estás tardando.- Afirme enfadado, empujando su cuerpo hasta la cama para sentarle y yo hacer lo mismo encima suya.- Vamos, hazme caso de una vez y come.
- Está bien, pero cállate de una vez por todas.- Dijo el hombre cogiendo el plato de comida, empezando a comer enfadado, asi que yo me levanté de sus piernas y me fui a comer al salón. Ya recogería todo después.
Cuando acabé de comer, recogí todo con sumo cuidado y me dirigí a mi habitación. No se iba a recoger sola, asi que cuando llegué al umbral de la puerta entré y me dispuse a ordenar todo: la ropa al armario, el papeleo a un archivador y a una estantería minutos despues, las mantas de la cama bien estiradas y ordenadas, etc. Mientras, Matt comía tranquilo en mi escritorio sin dirigirme la mirada. Estaba a lo suyo tan ricamente.
- Oye, ahora debo irme otra vez a la formación. ¿Podrías avisar a Sara de que alguien ha estado aquí?- Pregunté mientras me acercaba a él y le toco un hombro en señal de paz.- Si lo haces no te molestaré en un par de días. Te sale rentable.
- Eh... Está bien, no te preocupes por eso y vete a clase. Yo cierro la puerta cuando salga.- Respondió el hombre dedicándome una sonrisa fingida. Le conocía de hace un día y ya se cuando me miente. Alucinante, pero en vez de decirle algo, me fui sin decir nada pensando en que le estaba pasando a mi instructor. Sin embargo, antes de poder salir de la habitación caí en el suelo de rodillas, el cuerpo no me respondía y la nuca empezó a dolerme a horrores, como si me estuvieran clavando una daga incandescente hasta el fondo de cada una de mis vértebras. Pocos minutos después, caí rendido en el suelo de la habitación. ¿Qué me habrá pasado? ¿Ha sido culpa de Matt? Tenía toda la pinta de que había sido él...
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Pulsiones
WerewolfUna pulsión es un término que se utiliza en psicoanálisis para designar aquel tipo de impulso psíquico característico de los sujetos de la especie humana que tiene su fuente en una excitación interna y que se dirige a un único fin preciso: suprimir...