Capítulo 1.

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Eran las siete y media de la mañana de una tormentosa mañana de octubre en Amberes, Bélgica. Tuve que despertarme porque tenia que ir a clase, segundo de bachillerato no se sacaba solo y tenia que estudiar duro para ello. Asi que, sin mas demora, me cambié para dejar mi pijama y ponerme mis vaqueros con una camiseta azul y una chaqueta blanca. Lo primero que cogí para bajar a desayunar con mi madre.

- Buenos días, mamá.- Comenté con mi voz de recién levantado, más grave de lo habitual, mientras me sentaba a su lado.

- Hola cariño. ¿Has dormido bien?- Preguntó ella con una bonita sonrisa en la cara. Eso era lo que mas la caracterizaba de ella.- Es que ha hecho mucho frío hoy en casa...

- No he pasado frío mamá. De hecho, tenía calor.- Respondo cortando lo que ella quería decirme. Seguramente serian cosas sobre que estaria mejor si papá estuviera con ella y no volveria a tener frío nunca. Siempre lo dice.

Mi padre no vive con nosotros. Más bien, no vive. Falleció en un accidente de coche días antes de que yo naciera, hace dos dias se cumplieron diecinueve años de aquello. Lo pasamos realmente mal tanto mi madre como yo, ya que, no he tenido una infancia como el resto de niños, o nunca he hablado con mi padre sobre fútbol, o coches.

- ¿Has pasado calor? Pues es raro, porque vi en la tele que aquí la temperatura no llegaba a los cinco grados.- Comenta ella dejando de desayunar y me mira con detenimiento, como si estuviera analizandome celula a célula.

- Si, de hecho, he dormido con la ventana abierta a ver si podia correr un poco de aire fresco.- Respondo a las palabras de mi madre una vez termino de desayunar y coloco todo lo usado en el lavavajillas.

- Es raro...- comentó ella en un hilo de voz, pero logré oirlo sin dificultad mientras pasaba a su lado para recoger mi mochila y calzarme con mis deportivas favoritas. No me separaba de ellas.

- Es lo que tiene, mamá. Simplemente llevo un par de dias con mucho calor.- Afirmo a su comentario anterior justo antes de salir por la puerta al terminar de calzarme.- Bueno mamá, te veo ésta noche, porque luego me voy con mis amigos a tomar algo por cumpleaños.

- Está bien, pero no tardes, que quiero darte tu regalo.- Responde ella a mi afirmación justo despues de darme un beso en mi frente y dejarme salir hacia el instituto.

Las clases empezaban a las ocho. Asi que tenia sólo quince minutos para llegar hasta el lugar, pero al no vivir muy lejos llegaría en diez minutos. No tuve nada mas que hacer que ponerme a andar calle abajo y girar a la derecha para llegar a la puerta del dicho centro, viendo a mis compañeros entrar a la vez que yo y llegar a clase todos, dejando nuestras pertenencias cada uno en su mesa.

Tras las clases, quedé con mis amigos a la salida del instituto y me dirigí a casa con ellos para dejar mi mochila y arreglarnos un poco para irnos a tomar algo.

- ¡Hola mamá!- Grité desde la planta baja de mi casa con mis amigos. Eran dos: Laura y Adam, ambos eran castaños, de estatura media y solían vestir de colores cálidos como el rojo. Adam, además tenía un lunar en la mejilla izquierda, le quedaba bien.

- ¡Vale cariño! ¡Cambiate en tu cuarto si quieres!- Respondió segundos despues desde el pasillo de arriba.

Asi fue. Fui a cambiarme a mi habitación, poniendome otros vaqueros de un color más oscuro y una camisa blanca con una pajarita negra. No iba a salir mal el dia de mi cumpleaños, queria salir como nunca el dia de mis diecinueve. Una vez abajo, sonreí a mis amigos y vi a mi madre bajar minutos después.

- Mamá me voy ya... No se a que hora llegaré.- Confieso abrazandola fuerte. La queria mucho, siempre habia estado ahi para mi y que no me pasara nada.

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