Capítulo 5.

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- ¿Qué narices pasa?- Preguntó la pelirroja apartando la mirada de nosotros.

Yo tampoco entendía nada de lo que pasaba, solo veía un montón de luz salir de mi pluma y acto seguido ver como la misma se alargaba entre mis manos, formándose así una lanza de color blanco, además de tener una única punta afilada con dos puntas más un poco más abajo, como si la punta central hubiera nacido de ellas dos. Finalmente, veo como justo en el nacimiento de las puntas, salen dos cuerdas finas de color azul que acaban en dos pequeños filos también, era alucinante lo que acababa de pasar.

- ¿Jake?.- Preguntó el rubio, acercándose a mi mientras le miraba un poco sorprendido pot todo esto.

- Ahora no, Danny. Vamos a por esa tía de ahi.- Ordené levantándome del suelo con la lanza y miro a la joven, quien empezó a reirse a carcajada limpia en mis narices.

- ¿Tu? ¿Contra mi y mis amigos? Por favor, no hagas el estúpido y ven conmigo.- Dijo la chica acercándose hacia mi con la mano tendida, a lo que yo reaccioné cogiendo el arma con fuerza y en posición.

- No te acerques más o será el último paso que des.- Afirmo con seriedad, viendo como la pelirroja se quedaba quieta en mitad del pasillo con un rostro de enfado.

- Está bien. Tu lo has querido. ¡Matad a su amigo!- Ordenó ella enfurecida mientras que sus demonios venian a por nosotros.

No pude aguantar más, y mientras venían cuatro de sus secuaces me puse en posicion y esperé a que se acercaran para poder clavarles mi nueva arma y vengarme así por mi madre.

Y eso hice. Cuando llegaron a mi altura ensarte mi lanza contra uno de ellos, asesinandolo en el acto. Se hizo diminutos cristales delante de mis ojos. Mientras, el rubio empezó a disparar flechas a los otros dos, asi que yo me centré segundos despues en la chica, a la que apunto con el arma y me lanzo sobre ella sin pensarlo, a lo que ella reacciona echándose a un lado y apuntándome con su maza de color rojo.

- ¿Sabes una cosa? Eres estúpido.- Comentó la pelirroja mientras mantenía su posición con ojos decididos, además de haber cambiado su pelo a un color parecido al del fuego.- ¿Tu crees que podrás contra alguien como yo? ¿Alguien que lleva más años luchando que tu hablando? ¡No hagas reirme, por favor!

Cada palabra que decía aumentaba considerablemente mi furia y mis ganas por acabar con esto igual.

- También me das pena. Alguien que acaba de perder a su estúpida madre y tiene un gran asunto entre manos. Eres un caso perdido.- Volvió a comentar la chica apuntándome con el arma.- Si pudiera te mataría ahora mismo para que os reunierais y así no tendría problemas.

Con esas palabras, no pude evitar cometer la mayor locura de mi vida. Me separé de ella con mi lanza e invertí los roles, ahora ella estaba debajo con mi arma apuntando a su cuello con decisión de acabar con su vida si me seguía cabreando. Ahora mismo no pensaba, solo deseaba vengarme y solo me separaba de mi objetivo una distancia tan corta como la de un filo de una espada.

- No me vas a matar. Si no, mis demonios harian lo mismo pero contigo y tu amigo.- Afirmó la joven con una sonrisa en su rostro, como si estuviera burlándose de mi.

- Vengate, Jake.- Dijo llegando a mi lado el rubio con una sonrisa amplia.- Los demonios se han ido de vuelta a su casa hace un rato.

- ¿Qué?- Preguntó incrédula la pelirroja mientras tragaba saliva al verme decidido a acabar con ella.- ¡Esto no puede estar pasando!

- Ya has oído. Y lo mejor es que lo ultimo que veas será mi cara, la cara del hijo de Laura Frost.- Dije antes de clavar con toda mi fuerza y odio la lanza en su cuello, asesinandola en el acto.

Acto seguido, saqué el arma con la mirada en sus ojos sin vida y sentí como el brazo del contrario me abrazaba. No entendía el por que.

- Debemos irnos hoy mismo. Llegaremos de madrugada a allí.- Afirmó Danny mientras me tiraba del brazo hacia fuera, pasando antes por un espejo y viéndome en el.

Había cambiado como dijo el chico. Al usar la pluma, mi pelo había cambiado junto con mis ojos. Con esto, mi pelo era rubio rozando el blanco, además de tener ojos grises como el hielo. Parecía otra persona, no era el Jake Williams que pensaba que era. Era Jake Frost.

- Danny... He cambiado.- Digo mientras entraba en el ascensor con él y le miraba un poco perdido por todo lo acontecido.- No soy... Yo.

- Ya, pero te queda mejor tu apariencia real, que es ésta, estás más guapo.- Afirmó el rubio con una sonrisa en sus labios mientras, poco a poco, mi arma volvía a transformarse en una pluma blanca. Además también mi aspecto volvió a ser como era hasta hace unas horas.

No volvi a hablar yo después. Me calle hasta que llegamos a la planta baja y ambos salimos como si nada hubiera pasado, dirigiéndole una mirada incómoda a la chica del mostrador, que reacciona de manera extraña al vernos salir. Al parecer, debió sentarle mal que su inventada pareja homosexual se fuera tan pronto. Acto seguido, camino al lado del rubio rápidamente para llegar al aeropuerto.

- ¿Crees que nos siguen?- Pregunté tras el incomodo silencio a unas manzanas escasas de nuestro destino.- Es decir, ¿Saben que hemos matado a la chica?

- No lo se, pero creo que si, y nos estarán siguiendo, o pensarán que seguimos en el hotel.- Respondió Danny segundos después mientras doblabamos la ultima esquina antes de llegar al parking del aeropuerto de Amberes.

- Todavía sigo pensando que esto es una broma. No entiendo nada.- Afirmo en un hilo de voz mientras miraba al suelo, ya que todo el mundo nos miraba por la imagen que llevabamos: como si acabaramos de matar a alguien (que fue así).- Me siento incómodo, Danny.

- Ya, y yo. Pero debemos seguir asi como si nada hasta que lleguemos.- Comentó el chico cogiendo mi mano para entrar en el aeropuerto y llegar al mostrador.- Buenas tardes, dos billetes a Ginebra por favor.

La chica asintió con una sonrisa y cambió la mirada hacia el ordenador de su lado izquierdo para sacar dos billetes, cosa que hace minutos después.

- Son ciento cincuenta euros.- Dijo la joven con la misma sonrisa, a lo que yo saqué esa cantidad de lo que me dió el rubio y se lo deje en el mostrador con seriedad.- Muchas gracias, y disfruten del viaje.

Ambos agradecemos su último comentario y cogemos ambos billetes para ir hacia la puerta de embarque. Yo iba con preocupación, observando la cantidad de gente que entraba y salía de las terminales. Además, Danny iba a mi lado, con su mano cogiendo la mia para no perderme ni perderle a él. Era mi guía en estos momentos.

Una vez en nuestro destino, enseñamos nuestros billetes y accedemos al avión para sentarnos en nuestros asientos, el mio al lado de la ventana, pudiendo observar que la noche cayó en Bélgica y que, de madrugada, llegaríamos a mi nuevo hogar.

- Bonita noche, ¿No crees?- Preguntó Danny posando una mano en mi hombro derecho.

- Extraña, pero eso no quita que sea bonita.- Respondo mirando por la ventana la cantidad de coches, aviones, y luces que ae veian sin aun haber despegado de Amberes.- Echaré de menos mi vida, la de Jake Williams.

- Es entendible. Eras alguien normal hasta ayer.- Dijo el rubio en un hilo de voz para evitar la escucha de nuestras palabras por otras personas.- Siento mucho lo que te hice cuando te vi por primera vez en el callejón.

- Agua pasada, no te preocupes. Ahora lo que quiero es saber todo lo que me espera y mi papel en el sitio ese.- Comente sin dejar de pensar en mi madre, y como consecuencia, mirar al cielo desde la ventanilla a ver si era cierto que una estrella seria ella. Ahora me creía cualquier cosa.

- La Academia, tu nuevo hogar.- Afirma Danny poniendo mi cabeza en su hombro y empezando a acariciarme.- Ponte a dormir anda, que en unaa horas estaremos en Ginebra.

- Vale Danny, gracias por ayudarme.- Susurro antes de caer dormido por el cansancio y todas las emociones vividas hoy.

Esa misma tarde, volví a soñar con lo mismo que la ultima vez: una gran grieta al final de un frondoso bosque, donde en la grieta se podian ver varias luces en su interior, pero esta vez el sueño fue a más...

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