El collar de Sarah

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Hace unas semanas paso algo extraño que sigo sin saber como interpretar. Estábamos en clase de matemáticas, haciendo ejercicio tras ejercicio, estábamos hartos y queríamos morir un poco en ese momento. Cuando sonó el timbre todo el mundo brinco de sus sillas y cerraron sus cuadernos al unisono mientras la profesora se asustaba por la demoniaca coordinación de la mayoría de los de el salón. El puesto de Sarah esta atrás justo a la izquierda del mio, y siendo ella una de las muchas que se levanto y corrió hacia la puerta tras el sonido del timbre, dejó caer un collar se quedó en las patas de las silla. Era bastante hermoso, una cadena de oro no tan larga con una especie de piedra verde brillosa y reluciente. Pero lastimosamente con la congestión de la hora del almuerzo en los pasillos en la cafetería y el hecho de que era la última clase del día porque el profesor de química no había podido asistir, y todo ello ligado a que era viernes; no se la podría dar hasta dentro de unos días. Pensé por un momento en dejar el collar en la oficina del director para no cargar con la responsabilidad de tenerlo hasta el lunes, pero otra parte de mí sabía que sería un buen comienzo para empezar a hablarle si se lo llevaba a su casa. Su casa tampoco quedaba muy lejos de la mía pero en comparación con la de Jason si queda bastante lejos. Y sabía dónde vivía en consecuencia a esos ataques de acosador que tenía con ella, en donde un día la seguí hasta su casa sólo para ver dónde vivía, sin dejar que me viera por supuesto, no es algo de lo que me sienta muy orgulloso pero en esta situación me sirvió.
Nunca me había acercado a su casa tanto como esta vez, su casa era grande y tenía una ventana gigante en la pared principal al lado izquierdo de la puerta en donde se podría ver toda la sala, y parte de las escaleras para subir al segundo piso, cosa que me recordó a esa ventana semi hexagonal de Los Simpsons.
Pero lo que verdaderamente me sorprendió fue lo que había tras esa ventana. Había un hombre tirado en el sofá con una franelilla y una cerveza en la mano, aparte de las otras cinco botellas que había en el piso. Supuse, por supuesto, que era su padre, y también puede escuchar Los gritos que éste le dio cuando Sarah entró en la casa. Le decía cosas horribles como; "ha llegado la zorra de la casa" o "¿Cuántos penes tragaste hoy?". Cosa que la verdad me molestó muchísimo, realmente me gustaba esa chica y me daba mucha impotencia oír a su estúpido padre diciéndole esas cosas nomás llegar. Pero por más pequeña que sea, una parte de mí sabía que tenía que investigar porque le decía de esta manera. Ya lo anoté en mi lista por cierto.
Pero no podría estar peor posicionados aquel día, así que cuando iba subiendo las escaleras me vió a través de la ventana al otro lado de la calle observando y escuchando lo que su papá le decía. En ese momento me quedé paralizado Aunque estaba bastante lejos aún podía ver sus ojos cafés observando los mios. Entonces me hizo una especie de señas como diciéndome que me quedara en dónde estaba, y así lo hice, tenía miedo de que su papá se diera cuenta de que yo estaba afuera, no sabía cómo iba a reaccionar. Después de unos segundos, en un costado de la casa una puerta se abrió y entonces salió ella haciéndome señas a lo lejos para que fuera hasta allá, y otra vez, así lo hice.
 
-¿Que estas haciendo aquí?
-Yo... Solo vine a devolverte esto- saque el collar de mi bolsillo y se lo mostré.
-¿De donde sacaste esto?
- Lo dejaste caer en clase de matemáticas cuando corrias hacia la puerta.
-¿En serio? Lo lamento, no tenias que venir hasta acá.
- Lo se. Pero no quería tenerlo conmigo hasta el lunes. Parece muy especial.
- Lo es. ¿como supiese?
Ahí estaba mi don otra vez... Que asco. - Una corazonada supongo.
- Ya veo.
- Bueno, bonito collar. Debo irme.
- Espera... ¿Escuchaste algo de lo que me dijo mi papa?
- ¿Quien? No.. Para nada. No.
- Se que escuchaste. Lamento eso.
- Emm... Esta bien. No te preocupes, no se lo diré a nadie.
- Gracias por traerlo.
- Fue un placer.

Inmediatamente después corrí de ahí como si alguien me estuviese persiguiendo. Tenía mucho en qué pensar. Me preguntaba en dónde estaba su madre, Tal vez sólo estaba en el cuarto, o en la cocina, o en el baño, o solo estaba trabajando. Pero mi imaginación es muy amplia y no pude evitar imaginarme lo peor.
Ese día me di cuenta de que había familias disfuncionales en realidad, mi familia siempre había sido perfecta, siempre tuvimos dinero buenos amigos una casa linda oportunidades y un ambiente familiar único. Pero está no era el único modelo de familia que existía. Espero que esto de tener una vida normal no límite mi mente y no me haga débil. Aunque sólo tengo 15 años, aún tengo mucho por vivir, mucho por explorar, mucho por conocer, pero tal vez un día las cosas no sean iguales, espero equivocarme.
Si algún día llegó a tener familia espero nunca ser como el padre de Sarah, pero no debería estar pensando en eso en este momento, aún soy muy joven y quiero hacer muchas cosas antes de tener una hija o un hijo.

El Hombre sin nada que perderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora