Nuevamente una voz, la voz que antes me acompañara en la nada, esa voz que en tono vibrante coincidió con cada una de mis células, vibrando en la misma sintonía generando una tensión eléctrica de fino cableado de pies a cabeza. Mostrando su codificación y que a lo largo de un gran recorrido poco a poco estaba entendiendo, cada uno de sus dichos.
Comenzaron a crecer árboles, en solo segundos un bosque me rodeó, un arroyo empezó a brotar bajo mis pies, se empezó a llenar de piedras junto al arroyo, el paisaje comenzaba a plagiar cuadros de Suiza, de grandes picos nevados, llenos de pinos y casas humeantes.
-Ven aquí. Dijo. Mientras miraba hacia todos lados, el sonido parecía venir de pájaros, desde el cielo y en todas direcciones. Caminé arroyo abajo, imaginando que de allí vendría la voz, o solo por propia deducción de supervivencia, que a sabiendas y de manual hay que buscar siempre río abajo. El arroyo estaba creciendo cada vez más, su caudal ya no me permitía cruzar de lado a lado, donde ya el agua generaba espuma blanca contra las piedras, levantando rocío en gotas de rupturas. Caminé por varios minutos, el ambiente era fresco y puro. Luego de una gran curva entre pinos y altos árboles, se encontraba una gran y sobresaliente figura de bronce, el arroyo pasaba bajo sus pies entre sus piernas, árboles pinos y demás se veían como hierba para nosotros, su tamaño a groso modo, ciento cincuenta metros de altura, no llegaba ni a los tobillos. Por su estructura me hacía acordar a la estatua del Coloso de Rodas.
-Siéntate en esa piedra, ya no camines -retumbó la voz.
Haciendo caso sumiso a su exhorto calmo, me senté en una piedra redonda bajo los pies de este gigante de bronce. No quería emitir sonido, ya que me daba la sensación de que Francisco e Isabel o Yeye podrían oírme, estaba consciente de que me encontraba físicamente en la sala y que estaba transitando en un sueño, o algo parecido, sabía que no era real, ya que mis sentidos marcaban en profundidad y segundo plano, el incienso y la voz de Francisco, como también la tibia mano de Yeye.
-Está bien, no es necesario que hables, solo debes escuchar. Pareciendo oír la conversación que platicaba conmigo mismo en las entrañas de mi mente, tranquilo con eso, solo me digné a prestar atención.
-Has recorrido un sueño, un falso despertar, transitaste por otro plano, caminaste en tu consciente elevado.
Debes saber que el universo no duerme, por lo que no entiende la diferencia, día y noche lo mismo es, tú le das valores diferentes, en sueño te atreves a pedir sin culpas.
La actual vida que llevas te ha programado, para que inconscientemente pongas barreras, entre lo que crees real y lo que crees que no lo es. Recuerda lo que te dije: -La nada es un sueño, que despertando en él comprendes, que debe interesarte la vida, para poder crear, y así en sueño profundo despertar.
¿Comprendes ahora? Estaba más claro ahora que me lo repetía y, con lo vivido o soñado, era mucho más cristalino.
Continuó diciendo: -En la vida hay un gran sueño, y es la vida misma. Solo tú decides cómo vivirla, solo tú haces que parezca un sueño, o los sueños que parezcan realidad. Recuerda que tú le dices a tu conciencia universal si estás despierto o dormido, o soñando en un sueño. O como ahora que estás consciente en este sueño. ¿Comprendes? Mientras decía esto, todo lo creado se desvanecía, era como si la tierra se abriese y tragase lo creado, el coloso se hundía junto a los bosques, el arroyo era tragado como vaso de agua en una gran garganta. En contrasentido los olores a incienso y a la sala donde me encontraba acariciaban mi nariz, la voz de Francisco nuevamente en volumen aumentaba lentamente y las manos de Yeye e Isabel se sentían nuevamente más firmes. Pude abrir los ojos, era como si hubiese dormido todo un mes seguido, estaba totalmente relajado, ya mis músculos no dolían, y mi mente se alojaba como nunca muy clara.
ESTÁS LEYENDO
Entre cuervos y palomas
Ficción GeneralDonde se ponen a prueba nuestras creencias, origenes, religiones y hasta al mismo demonio. Gustavo, un ingeniero químico vinculado a la industria farmacéutica. Se ve sumido al igual que muchos en este planeta, en una burbuja mundana y ordinaria...