-Así que aquí es dónde estás todo el maldito tiempo...- Susurró apretando los puños Hoseok.
Hoseok y Taehyung llevaban 10 meses saliendo y 3 viviendo juntos, pero Taehyung había estado actuando raro últimamente, todos los sábados nunca llegaba a casa con la excusa de que tenía trabajo acumulado.
Hoseok le había hablado del pequeño tema a Namjoon y Jin, ahora mismo se encontraba con los mismos estacionados a dos casas antes de la de Jungkook, donde se podía ver claramente el auto de Taehyung en el frente.
La rabia comenzó a acumularse, no podía creerlo. Su gran amor lo estaba engañando con un maldito mocoso de 18 años. Quería bajarse y decirle mil cosas a los dos pero Jin se lo impidió.
-Déjame por favor.- Dijo Hoseok intentado bajarse del auto. Pero Jin habló.
-No Hoseok. Debes esperar, a lo mejor sólo es un ami...- Namjoon los interrumpió.
-¡Cállense maricas, ahí sale!- Los dos voltearon a la casa.
Taehyung estaba saliendo de la casa de Jungkook. Tenía la corbata desarreglada, cabellos alborotados y los labios hinchados, rojos. Se volteó mirando a Jungkook, lo tomó de la cintura y acercó su cara al menor, sonriendo.
Entonces Hoseok sintió su corazón caer, romperse. Sus ojos se aguaron, ésto era la gota que derramó el vaso.
-Vámonos...- Susurró.
-Bro, si quieres, puedes quedarte con nosotros hoy. Tenemos una ha-...
-Gracias Nam, pero quiero ir a casa.-
Jin sólo encendió el auto y manejó, dejando a Hoseok en su casa. Al llegar si quiera se quitó los zapatos y se lanzó a su cama, sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas, tenía un gran dolor en el pecho. Se sentía estúpido, usado, un maldito juguete.
-¿Por qué?... ¿Qué hice mal?...- Se sentó y observó el pequeño cuadro con una foto de él junto a su 'rayito de sol' si es que aún podía seguirse llamando así, lo tomó y lo estrelló contra la pared sin piedad alguna, rompiéndose.
-¡¿Que hice mal?!- Más y más lágrimas caían, golpeó la pared varias veces hasta que sus nudillos estuvieron rojos y adoloridos. Pensó en todo lo que se perdió por imbécil, por creer tan ciegamente, tan fácil. Jaló su cabello y se abrazó a sí mismo.
Pronto escuchó cómo la puerta de la casa de abría. Inmediatamente que escuchó, se cubrió con las sábanas, fingiendo dormir.
Hoseok Jamás imaginó que algún día llegara a sentirse de ésta forma, tan impotente, tan destrozado.
-Hola mi amor...- Susurró esa voz que ahora no quería escuchar.