Luke despertó, abriendo lentamente sus párpados cansados, ¿Cuánto había dormido?
Intentó salir de la cama, pero la pelinegra reposaba en su pecho, el rubio sólo rodó sus ojos, con un poco más de esfuerzo logró sacarse a la chica encima de él, ahora iría a darle un cálido buenos días a su gatito, imaginando sus labios resecos contra los suyos o sus mejillas sonrosadas.
Caminó hacia la habitación, al estar enfrente la puerta, con una sonrisa la empujó lentamente. Sólo vio un montón de sábanas encima del chico pelinegro. De una jaló todas.
Su sonrisa desvaneció, su corazón se detuvo, y sus lágrimas de tristeza y furia abandonaron sus ojos.
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