Entre directamente a mi cuarto y me desnudé.
Estaba dándome una ducha cuando sonó el teléfono. Mi corazón comenzó latir con nerviosismo. Casi podía adivinar quién era.
Salí de la regadera y me dirigí al aparato escurriendo. No me equivoqué.
-Hola... -me saludó la inconfundible voz de Aridai-. No quise que Park Shin Hye sospechara nada, por eso fingí irme, pero en realidad quería hablar contigo. Te vi muy mal...
-Gracias Aridai... ¿Dónde te encuentras?
-En la recepción del hotel en donde te estas quedando -pauso-. ¿Ya ibas a dormirte?
-No... Me estaba dando un baño
-Si quieres te dejo descansar. Puedes llamarme cuando lo desees. De verdad no pretendo hacer otra cosa que apoyarte...
-Sí... Quiero decir no. No te vayas por favor. Te necesito mucho... ¿Porque no subes?
Se quedó muda. Pensé que me había excedido en mis pretensiones y corregí:
-Mejor dicho. En unos minutos te alcanzo ahí.
Terminé de secarme con cierto nerviosismo, pero cuando iba a ponerme la ropa me detuve.
¿Qué estoy haciendo?, me dije. "Estos han sido los días de más provecho que he tenido jamás; no puedo echarlos a perder sólo porque me siento ávido de calor humano."
Me acosté en la cama y traté de relajarme cerrando los ojos. Como a los Diez minutos el teléfono volvió a sonar.
No contesté.
Aún conservaba la vaga esperanza de poder rehacer mi familia y aunque el cuerpo apetecía fundirse en una aventura desesperada, la mente dictaba que provocarla era tanto como arrojar al vacío toda posibilidad de arreglo con mi esposa...
El aparato dejó de timbrar. ¿Y si Aridai decidía irse? Me puse de pie rebelándome contra la idea... Yo necesitaba hablar con ella, explicarle que no podía cumplir la promesa que le hice, pues aunque me fascinaba la idea de entregarme desenfrenadamente a la sensualidad, aún amaba a mi esposa... Aridai era una gran mujer. Estaba seguro que lo entendería. La congoja me asfixiaba como si un gigante hubiese puesto su mano en mi pecho para aplastarme. No quería hacerle el amor, pero sí apoyarme en ella, platicarle... llorar.
Me encontraba en la cama desnudo, cavilando, cuando unos nudillos indecisos llamaron a mi puerta.
Me levanté. Fui a la puerta.
Miré a través del visillo y adiviné el perfil de Aridai ligeramente deformado por la convexidad del cristal.
Regresé al ropero y me eché encima la túnica de seda que me obsequió mi suegra en la navidad anterior, la abotoné torpemente, la amarré con las cintas y me puse las pantuflas.
Aridai volvió a tocar.
Tomé el rodete de la puerta y lo apreté entre mis dedos indeciso.
-Siwon, ¿estás bien?
Su voz sonó tierna como la de una niña.
Abrí finalmente y la chica apareció frente a mí de cuerpo entero.
-Lo pensé mejor -me dijo-, y decidí que tenías razón. Es preferible platicar a solas, en calma y sin testigos.
Aridai era un verdadero peligro, no porque llevara el pelo recogido dejando al descubierto su hermoso cuellos, no porque trajera puesto un vestido ceñido y provocativo, no porque me hubiera sugerido darme "la paz que me faltaba", si no porque era una chica dulce, enamorada de mí, con cualidades que mi esposa no tenía...
-Pasa por favor.
Avanzó deteniendo su bolsa al frente con las dos manos. Cerré la puerta muy despacio.
Aunque estábamos solos en una habitación, yo cubierto únicamente de una bata delgada, la verdadera lucha no sería tanto contra el cuerpo sino el cariño que sentía por ella...
-Siwon -se volvió hacia mí y se echó a mis brazos-. Te quiero tanto.
La recibí con afecto, bien que casi de inmediato me separé para acercarle una silla.
-Podemos ordenar algo de tomar si lo deseas.
-No...
Caminó por el cuarto muy despacio, dejó caer sobre la cama sobre la cama su bolsa de mano , llegó a la mesita circular, se subió a ella y me miró cariñosamente, una pierna en el suelo y la otra doblada sobre el mueble.
- Acércate Siwon. No te reprimas. Tú me necesitas tanto como yo a ti...
Tragué saliva y me quedé tieso observándola. Su invitación era inexorable, Evalué la situación y mis instintos se erizaron sin necesidad de más estímulos. Se trataba de una atracción verdaderamente poderosa que me gritaba: "deja de pensar y disfruta lo que sientes ..."
La suerte estaba echada y ambos sabíamos lo que tarde o temprano pasaría.
~~~~~~~~~~~~~
-¿Antes el adulterio era menos común? -pregunté a Leeteuk al día siguiente.
-Sí. Practicarlo significaba caer en los detritus del mundo, se considera un pecado sucio y vil. Ahora a las relaciones extra-matrimoniales se le llama "aventuras amorosas", término atrayente y mágico que huele a emociones que no te puedes perder.
Park Jung Soo y yo estábamos en tono afable. Me sentía flotando, como en un sueño acerbo. Mi espíritu se había rendido la desdicha y el dolor había comenzado a matarme con su veneno lento.
-¿Entonces la infidelidad es una práctica usual hoy en día? -insistí como colegial que trata de justificar su suspensión en el "mal de muchos".
-Sí. Es la segunda causa directa de divorcios, después del alcoholismos. Aunque debemos de tratar de ir más allá. Esos son simplemente escapes. El meollo radica en la disposición de la pareja para pagar el precio de un buen matrimonio.
En su casa me había hablado ampliamente de ese precio. No insistí en ello. Las preguntas que me quemaban eran otras.
-Ayer tuve una experiencia bastante peculiar -le compartí sin especificar con quien-. Al principio, créame, no creí que estuviera haciendo nada malo. En ciertos casos de desavenencia conyugal la infidelidad está justificada ¿no le parece?
La mira del señor Park era como un bálsamo de paz y sabiduría.
-Señor Cho. La infidelidad NUNCA está justificada.
-¿Ni en aquellos casos en los que se ha intentado inútilmente, por todos los medios, corregir la relación y la persona ha sido profundamente lastimada por su pareja?......
~~~~~~~~~~
Capitulo Terminado
Que les parece ??
Les está gustando la novela ... ??Comenten ... y voten ..
Recuerden pasar por mi otras obras ...
Halway there y un poco de doramas ...
#yazRUSHERgirl
#yazRUSHERgirlSUJU
ESTÁS LEYENDO
"La Última Oportunidad" -adaptada- Siwon Y Tn___
RandomSi alguna vez a cruzado por su mente la idea de disolver su matrimonio, si siente que no vale la pena seguir luchando por ese trabajo o esas personas que lo han despreciado; haga un alto y dese la oportunidad de leer esta historia ... Autor: Carlos...