Inicial.

194 39 5
                                    


Seunghoon había perdido la pelea de cosquillas contra Jinwoo. Recostado en la cama observo cada facción en el rostro de su mejor amigo, este se colocó encima de él, con las piernas a cado lado creando su propia prisión de encantos prohibidos y risas efímeras que se desgataban al percatarse de la tensión azarosa que les habitaba como un ectoplasma por los recónditos de la recamara que les vio crecer desde tierna edad ¿Es que era ese momento donde la infancia les abandonaba? Los dos sabían de sus sentimientos, sin concretar una relación más que besos fugaces, toques indiscretos, dudas existenciales acerca del siguiente paso ante el descubrimiento del florecimiento de un supuesto romance. Eran jóvenes, estúpidos que aun corrían por los jardines, contaban chistes de mal gusto, comían golosinas a montones, llenaban sus bolsillos de piedrecitas. Pero entre millones de cuestiones pasajeras una rebosaba, indudablemente la más certera de todas las nimiedades que pasaban por los dedos, escapándose como su juventud al paso de los días. Era que se querían, necesitaban mantenerse de esta manera por el resto de los años, quizá vidas y reencarnaciones si era necesario llevar a cabo tal proceso. Jinwoo añoraba el aroma de Hoon, las caricias inocentes, sus manos chocando al andar "Eres lo único que tengo, pero eso me basta para ser feliz" Seunghoon estaba impresionado con cada de detalle de la persona de Jinwoo, comparándole a una luz refulgente, al fuego que le consumía sin percatarse de cómo le arrancaba su vida, trazos de estabilidad mental.

Acaricio la mejilla de su mayor con el dedo pulgar, por lo que este sonrió en respuesta. Se agacho para alcanzar sus labios, besándose de manera suave, sencilla e incluso un poco inexperta siendo que ambos eran la primera vez de ambos ¿Se pueden mantener de esta manera? Tan joviales, esculpirlos como una historia de amor sin conocer los detalles detrás de las miradas, futuras memorias colándose por los huesos. Hoon conoce que básicamente está enamorado de un chico que en cualquier momento puede explotar por los sentimientos estridentes, que puede morir en el intento, pero no le interesa mientras degusta sus labios. Sus manos en su espalda, temeroso a ir un poco más abajo, pero lo desea tanto que siente perderá la consciencia de un momento a otro "Jinu" pronuncia entre sus labios llamándole la atención "Te quiero" se remueve por el sentir de aquella frase con apenas dos sencillas palabras.

Hoon jala la sabana, juguetonamente la coloca encima de la cabeza de Jinwoo. Suelta una risotada melodiosa, aún tienen alma de niños a pesar de los pensamientos lascivos que los acompañan algunas noches (normal a su edad) Jin siguiéndole el paso, toma de la sabana para adentrarlo en una pequeña fortaleza, luces tenues se cuelan ante el color blanquecino de la tela que les recubre. Hoon da vueltas por lo que terminan enredados, los cuerpos están tan cerca que por inercia se besan, esta vez cruzan unos cuantos lineamientos, mordiéndose los labios, comiéndose, excitándose, cosquilleo presuroso, hormonas de adolescentes las más peligrosas en su tipo. Jinwoo le envuelve con sus piernas, los pies cruzados en su espalda marcando un vaivén tortuoso con su pelvis ¡Se siente tan bien! Unas gotas de sudor en la frente hacen acto de presencia. Hoon deja de besarle al encontrase con este nuevo placer al frotar sus cuerpos, meramente sus miembros, por lo que sigue la iniciativa gustoso, perdiendo la noción. Son inexpertos, se encuentran asombrados al gemir e incluso por las notables erecciones que entre si chocan debajo de la ropa. Apenados observan sus rostros, a pesar de lo vergonzoso que pudiese resultar, ninguno se quiere perder de los detalle de la faz del otro, por lo que no apartan la mirada, con las mejillas coloreadas y el sudor perlando la frente. Aceleran el ritmo, duele mantenerse de esta manera por lo que Seunghoon toma la iniciativa; besa el cuello de Jinwoo creyendo que incluso por esta vez tiene un aroma distinto, libidinoso, degustando los manjares entre algodón de azúcar y algo único e inexplicable, las palabras no alcanzaban para describirle. Para Lee Seunghoon, Kim Jinwoo era la obra de arte más pomposa jamás creada, era incluso bastante para el ojo humano ¿Cómo es que seguía vivo ante tal divinidad sin ser transfigurado?

Se separan por unos segundos, con las respiraciones aceleradas, la sabana cae, librándolos de la pequeña cárcel que se construyeron. Hoon desabrocha el pantalón de Jinwoo "Espera" sostiene su muñeca deteniéndole en el acto. No es un secreto que ambos son vírgenes, que serían la primera vez para ambos, es especial porque saben que posiblemente no se entregaran a nadie a más (o eso les gusta creer por el momento) Jinwoo le suelta dejando que prosiga luego de analizarlo, pero estira su brazo para alcanzar el cierre del pantalón de Lee, ávidamente logra su cometido al bajar su pantalón, junto con la ropa interior "Déjame hacerlo" lo profiere de una manera casi poética a los oídos de Seunghoon, cierra los ojos, asiente con la cabeza olvidando que momentos atrás trataba de desnudar a su amante. Jinwoo por su propia cuenta se deshace de la prenda con la luchaba el menor, además de casi arrancarse la camisa. Recuesta el cuerpo de Hoon con delicadeza, de la misma manera le arrebata la remera observando por unos minutos a su "Mejor amigo" absolutamente desnudo. Suntuosamente se coloca entre sus piernas, nunca antes ha hecho lo que está a punto de acontecer, traga saliva esperando que le agrade a Seunghoon.

Fuegos ArtificialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora