Introducción

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Desde los comienzos Jinwoo fue un poco retraído, se encerraba en su cuarto mientras dubitativo observaba sus juguetes llevando a cabo una partida silenciosa. Para sus padres estaba bien, se encontraban muy ocupados con sus propias peleas maritales como para prestar atención a como este pegaba su oreja a las paredes cada que una de sus discusiones florecía, se sentía incómodo, sabía que era incorrecto el espiarles mientras se gritaban improperios con esta idea de que su único hijo estaba inmerso en sus muñecos de acción, entre otras rarezas que el mismo había adoptado como un juguete al encontrarlo llamativo.

Era un niño que encontraba difícil conciliar el sueño; miraba el techo tratando de encontrar una solución a este cansancio por haber corrido por los jardines esa misma mañana cuando su padre le decía a su madre que era inútil, una zorra y Jinwoo no comprendía muy bien porque el llamarle como un animal ofendió tanto a su mamá quien se levantó hecha una furia para ignorar como su padre iba tras ella reclamándole como es que le había arrebatado su vida al concebir tal hijo, algo sobre estar sujeto a esa criatura que para él era indeseada. Jinwoo no lo sabía a ciencia cierta, pero esto le afectaba bastante, porque si se enfocará en desenterrar un poco más a fondo se encontraría con la cólera de su madre mientras lo cargaba en su vientre, maldiciendo su suerte por tener que dar explicaciones a quien se suponía era su fiel pareja. Entonces Jinwoo daba vueltas en su cama, porque había escuchado que uno de sus compañeros aseguraba que cuando no podía dormir iba a el cuarto de sus padres para que le acogieran entre los dos y lo decía tan orgulloso a pesar de que su amigo se mofara con comentarios estúpidos del tipo "Aún eres un bebé" creyéndose muy adulto cuando apenas tenían nueve años, pero hay algo sobre esa edad que ya de sienten superiores. Sólo por eso Jin discurría sobre aquello, aunque desde los principios de su existencia nunca sintió alguna clase de afecto especial hacia sus padres, siendo recibido en medio del rechazo.

Así fue que se encontró jugando en un parque luego de haber quemado varias hojas de papel con un encendedor que le robó a su madre. Descubrió que cierta fascinación abrazadora le tomaba de imprevisto mientras su madre encendía su cigarrillo por el simple hecho de las flamas débiles que fluían, eso más un programa de televisión donde una jovencita quemaba las fotos que tuvo con su pareja mientras lloraba porque le había dejado asegurando que era su amor verdadero y más dramatizaciones de las series americanas con las que se enajenaba a escondidas de sus padres, pues en ocasiones colocaban escenas fuertes para un niño.

Juntaba un montón de arena, en un intento de construir un castillo, aunque al fallar pensaba que probablemente un pastel de lodo resultaría más factible dada su situación. Entre todo esto sintió un extraño cosquilleo en la espalda, como cuando te observan por largo rato sin despegar la vista, comparable a cuando su padre se sentaba en el jardín mientras seguía sus pasos entretanto correteaba por el pasto. Molesto se volteo encontrándose con un niño que al notar tal detalle escondió su cara entre sus manitas fingiendo demencia, mientras una pequeña jalaba de sus pantalones para que la llevará a uno de los juegos. Jinwoo trago saliva, le encontró inocente, metía la mano en el bolsillo de su pantalón para dar con los pedazos quemados de papel, un deseo de volver a admirar las llamas le acecho decidió a dejar aquel. Se levantó sacudiendo sus pantalones de la tierra por haberse tirado al suelo sin cuidado, fue cuando sintió que una manita le detenía tomando de la manga de su camisa.

—Me llamó Seunghoon ¿No quieres jugar conmigo y mi hermana?— Jinwoo le vio de cerca, sus ojos tan pequeños y una sonrisa vivaz en su cara le transmitía cierta alegría.

—Yo— se quedó en blanco. No tenía ni un solo amigo durante esos cortos años y la verdad que ninguno se había preocupado por acercarse a él aunque fuese por un poco de caridad —Me llamó Jinwoo— contesto por mera cortesía recordando que alguna vez su padre le dio reprimenda cuando no se presentó de manera amable a uno de sus primos (le insistía a que fueran amigos, pero las cosas con Seungyoon no fluyeron) —Si... Está bien.

Fue así como el niño sonrió de a oreja tomándolo de su mano para llevarlo a donde su supuesta hermana esperaba sentada en un columpio, con sus pies colgando. Jinwoo se sentía raro, pues nadie era amable con él, la calidez de su tacto era lo más cercano a cariño puro que había experimentado lejos de cómo su padre lo tomaba para arrastrarlo a alguna reunión familiar mientras su abuela le viraba con cierto desprecio para llamar a su primo Seungyoon y darle unas cuantas monedas mientras dibujaba una sonrisa maternal en su faz. Entonces se preguntó si este Seunghoon le daría unas cuantas monedas mientras acariciaba su mejilla y emitía un sonido de "shh" con uno de sus dedos entre sus labios.

—Se llama Lalice— le saco de su ensañamiento mientras con un movimiento de cabeza apuntaba a donde la pequeña se encontraba -pero le llamamos Lisa, de cariño.

—Puedes llamarme de esa manera- la niña asintió con un movimiento rápido de su cabeza.


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