Miró el reloj que marcaba las dos de la mañana, el agua en la ducha seguía cayendo y las lágrimas por sus mejillas lo hacían de la misma manera. Apretó los labios rehusándose a dejar que los sollozos salieran demasiado altos y que lo delataran porque tal vez en un principio no le importaba, pero ahora sí, ya que era como si quisiera borrarlo de su piel.
Cuando el agua dejó de caer fue el aviso para que el limpiara sus lágrimas y no les permitiera caer una vez más, inhaló y exhaló para regular su respiración, cerrando los ojos porque lo que menos quería era delatarse de que estuvo llorando en silencio, no deseaba tener que dar una explicación.
La puerta del baño se abrió y él apartó la sábana que cubría su desnudez, sin siquiera molestarse en cubrirse buscó su ropa de dormir, sintiendo como la otra persona ya comenzaba a caminar a su espalda. Mordió su labio inferior cuando tuvo su pijama y se dirigió al baño sin dirigirle la palabra, eso no era nuevo para él, tal vez en un principio, pero ahora no.
Se encerró en el baño, podía sentir como las lágrimas volvían a caer por sus mejillas, apretó los labios y dejó que el agua comenzara a caer por su piel, tomándose más tiempo del que solía hacerlo al bañarse, porque quería que todas aquellas emociones se fueran con el agua.
Vamos Tae Min, deja de llorar. Él ahora es tu esposo.
Cerró los ojos y centró su atención en cómo se sentía el agua cayendo sobre su piel, ya que le ayudaba a no pensar demasiado y a que sus lágrimas dejaran de caer.
No era la primera vez que tenía que ocultar sus lágrimas y sollozos, todo era así desde que conoció la verdad.
Una verdad que le costó mucho aceptar pero que al final tuvo que hacerlo y más cuando veía que su esposo cada vez que le hacía el amor ni siquiera lo estaba mirando, siempre cerraba los ojos, permitiendo que Tae Min imaginara que no estaba pensando en él, que lo tocaba teniendo en su cabeza a alguien más.
Pero nunca había tenido que soportar ser llamado por el nombre de esa persona, al menos eso lo hacía menos doloroso cuando todo lo que oía de él era sus gemidos, ya que no recordaba alguna vez haber escuchado su nombre de aquellos labios, no en un momento tan íntimo.
Estaba tan cansado que ni siquiera se tomó el tiempo de quitarse los zapatos en la entrada del apartamento, sino que siguió hasta su habitación y se dejó caer sobre la cama, suspirando por el cansancio, y sintió como sus ojos se comenzaban a cerrar.
No había creído que estudiar administración de empresas podía llegar a ser tan cansado, sabía que el trabajo lo era porque podía verlo en su padre.
No obstante, a él simplemente su último semestre lo estaba matando, pero conocía que luego de ese esfuerzo podría comenzar a trabajar junto a su padre o a su esposo, cualquiera fuera el lugar, estaría bien porque ya tenía un trabajo asegurado, y en los dos lugares sería tratado con respeto, ya fuera por ser el hijo del dueño de la empresa Kim, o por ser el esposo del heredero de la empresa Choi.
Aunque si le preguntaban a él, pensaba ganarse ese respeto por sí mismo, sin embargo, no le molestaba desde un inicio ser respetado.
Ni siquiera llegó a dormirse "profundo" cuando los gritos lo despertaron; le tomó algo de tiempo para darse cuenta que no eran gritos que venían del pasillo sino desde su mismo apartamento.
Se levantó de la cama todavía un poco aturdido por el sueño, reconociendo poco a poco de quién eran las voces que escuchaba. Se detuvo en la puerta de la habitación viendo como los dos hombres que discutían se encontraban parados a mitad de la sala de estar.
—¡Sólo lo lastimarás, Min Ho!
—No lo creo —respondió cortante.
—Vamos Min Ho, sabes que es cierto, lo lastimarás a él y a ti mismo, ya lo estás haciendo, Tae Min te ama pero si sigues con esto sólo lograrás lastimarlo.
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Si el amor duele, ¿por qué decidí amarte?
FanfictionEl amor puede ser algo hermoso, pero si amas y no eres correspondido puede ser lo más letal. Tae Min se creía casado con el amor de su vida, sin siquiera saber que era el reemplazo de alguien más. Pero no siempre eres ciego y hay un momento en...