Capítulo 14.

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Sonrió mientras se abrazaba a la espalda de su esposo, sintiendo como la camisa de este se le pegaba ligeramente a su espalda debido al sudor, al igual que el flequillo en su frente; su respiración estaba siendo demasiado irregular como para decir algo, y besos cortos eran dejados sobre su cuello. Cerró los ojos disfrutando de los besos que llegaban a ser castos luego de lo que había sucedido entre ellos.

Su sonrisa disminuyó cuando su esposo se alejó de él viéndolo intensamente, y él ya sabía lo que venía, queriendo que le molestara de verdad pero no era así, sólo le hacía sentir un poco incómodo tener la misma conversación desde que él decidió ir al apartamento que compartían, porque aquello le hacía entrar en dilema consigo mismo y lo que deseaba.

—¿Volverás?

Apretó los labios porque así como era la misma pregunta de siempre, su esposo también obtenía la misma respuesta.

—Min Ho... yo... no.

—Tae Min, no puedes seguir así, sé que quieres volver, pero no sé la razón de que no lo hagas.

El rubio apretó los labios porque su esposo tenía razón, quería volver, siempre luego de estar junto a Min Ho, él quería volver, ser el matrimonio perfecto que todos creían que eran, pero también sentía que todavía necesitaba tiempo, que debía pensar las cosas, no quería precipitarse por creer en sentimientos que le eran demostrados, pero que le hacían temer, aunque no lo mostrase, tenía miedo a que todo fuera porque su esposo se acostumbró a su presencia y que los sentimientos que le profesaban no fueran reales, que lo que pensaba que dejó de sentir por su medio hermano estuviera ahí, oculto bajo lo que Min Ho creía sentir.

—Te dije que necesitamos tiempo —dijo el rubio.

—Eso lo dices tú.

Los labios de Choi volvieron a estar sobre los suyos, al igual que las manos de este recorriendo su cuerpo.

Tae Min hizo un mohín con sus labios y correspondió a los besos de su esposo, no podía negarse que le gustaba estar con él de esa manera, sentir que de verdad esa cercanía entre ellos era tan necesaria como Choi lo hacía ver.

—Tae Min, vuelve, no puedes ilusionarme un día y al siguiente matar mis ilusiones.

El menor mordió una vez más su labio inferior mientras negaba, necesitaba un poco más de tiempo.

Despertó sintiendo aquellos brazos posesivos a su alrededor, se sentían como si quisieran evitar que fuera a algún lugar, y le tomó algo de tiempo darse cuenta que no estaba en la habitación que le había sido asignada en el apartamento de su amigo, sino que se encontraba en una recámara que le era mucho más familiar.

Se giró, encontrándose con el rostro tranquilo de su esposo, diferente a como lo había visto el día anterior cuando ingresó en el apartamento. Con cuidado apartó los brazos de su cuerpo y se incorporó hasta sentarse en la cama, pasó las manos por su rostro y suspiró; sabía que lo que había hecho el día anterior iba a convertir todo más difícil entre ellos, porque si él quería continuar con el proceso de divorcio, el compartir todo un día junto a Min Ho no era la mejor opción, ni para él, ni para su esposo.

¿Qué es lo mejor para nosotros? Sé lo que dijiste, y quiero creerte, quiero creer que me amas, pero tengo miedo.

Miró detrás de sí a su esposo que continuaba dormido y se levantó de la cama tomando su ropa del suelo, se la colocó dispuesto a irse del apartamento; ahora más que nunca sentía que necesitaba pensar, porque su promesa de no irse sólo era por el día anterior, ya que no quería ver a su esposo en el estado que lo encontró antes.

Si el amor duele, ¿por qué decidí amarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora