Capítulo 10.

2K 174 7
                                    

Dejó la maleta junto a la puerta y el silencio del apartamento le confirmó que se encontraba completamente sólo.

Arrastró su equipaje hasta la habitación y se sentó en la cama, resoplando al momento que pasó sus manos por su rostro y observó la habitación vacía.

Llevó la mano hasta su bolsillo y sacó su móvil, revisando el mensaje que le había llegado media hora antes, un mensaje que ya imaginaba de quién era, y ni siquiera le dio demasiada importancia cuando leyó que podía quedarse a descansar, que no era necesario que fuera a la oficina y tampoco lo iba a hacer.

El viaje había sido cansado y no quería ver a su esposo, necesitaba tiempo para poder enfrentarlo, ya que en su cabeza no había más que confusiones, porque todas las aclaraciones que pensó que se hizo en China ya no era tanto así, aunque tenía una que sí estaba en su cabeza y no había nada que pudiera quitarla de ahí.

Se levantó de la cama y dejó su móvil sobre ella sin siquiera responder el mensaje, se desvistió y entró en el baño, dejando que el agua llenara la tina, colocando varias esencias y encendió algunas velas. Suspiró sentándose en el borde de la tina y miró hacia el techo, necesitaba pensar, aunque parecía que ya lo estaba haciendo demás.

Poco a poco el baño se fue llenando de vapor y del aroma de las velas. Detuvo el agua y entró en esta, cerrando sus ojos mientras pensaba en lo que acababa de suceder, en todo lo que había pasado con su esposo y en el daño que él mismo se había hecho al no enfrentarlo cuando se enteró de la verdad, al igual que sus decisiones tomadas mientras estuvo en China, o lo que hizo en cuanto llegó a Corea, eran demasiadas cosas en las que debía de pensar.

¿Por qué tuve que enamorarme de ti? Sería más fácil si no lo hubiera hecho.

Ni siquiera podía decir en el momento preciso que se enamoró de su esposo y mucho menos cuando lo comenzó a amar, porque cuando lo vio por primera vez fue muy poco tiempo para decir que fue amor a primera vista.

Tal vez fue por la constante convivencia con él porque era como si perteneciera a la familia. Tenía un lugar en la mesa junto a su hermano cada vez que estaba en la casa de su padre, y era común verlo por los pasillos hasta altas horas de la noche, aunque muy pocas veces se quedaba a dormir, demostrando con claridad que eran grandes amigos con su hermano, algo que con él no.

No después de tener que verse envuelto en un ambiente totalmente diferente al acostumbrado, porque tuvo que iniciar su nuevo año de clases en un instituto privado, junto a personas que eran tan superficiales que lo mejor era mantenerse alejado de ellas si no sabía diferenciar si su amistad era real o falsa.

Tal vez nunca debiste sonreírme de aquella manera, nos hubiéramos ahorrado tanto.

Sonrió cuando se servía otra copa de la botella de vino que se robó de la cocina, nadie iba a notar que faltaba una botella de las tantas que había; lastimosamente no podía atravesar todo el salón sin que la botella fuera descubierta en su poder, no si parecía que todos tenían la atención colocada en él.

No necesitaba ser presentado ante la sociedad, o eso creyó él, porque su padre no lo consideraba de aquella manera, y de forma indirecta en una de las constantes reuniones que solía acostumbrar a hacer lo presentó como su hijo, y ahora todos querían saber más de él.

Había una historia inventada para cubrir el engaño de su padre hacia la señora Kim e incluso fue presentado como Kim Tae Min y no Lee. Ni siquiera intentó corregir aquel error, sólo lo dejó pasar con la esperanza de que perdieran interés en él, pero eso parecía no ser algo que las personas querían, así que luego de hurtar aquella botella logró escabullirse hasta la parte trasera de la casa; ese era un lugar al que ningún invitado iría, todos tenían cosas más interesantes que hacer que ir a la parte más solitaria de la casa.

Si el amor duele, ¿por qué decidí amarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora