Delirios.. Part 33

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Me cambio de ropa y salgo a correr para despejar la mente, me coloco un mono deportivo color negro una franelilla blanca y unos zapatos blancos. Cuando me dirijo hacia la puerta Luisa intenta hacerme desistir de ir, me duele la cabeza pero no la oigo pues creo que correr me puede ayudar a disipar mi tristeza, además quien la entiende me dice que salga ahora que no... subo mis hombros con indiferencia y salgo de la casa sin hacerle caso. Empiezo a correr y a aspirar el aire fresco, la tarde está fría y correr le da calor a mi cuerpo, luego de un rato corriendo siento mareos, entonces me siento alrededor de una fuente de agua para estabilizarme. No quiero dejar de correr entonces luego de un rato me levanto de nuevo, sacudo varias veces mi cabeza y continuo corriendo, al poco tiempo siento palpitaciones, no las que se sienten comúnmente al correr, algo anda mal así que me siento de nuevo un momento con el fin de levantarme y volver a casa. Cuando me pongo de pie para volver a casa mis ojos se fijan en un hombre alto, moreno que pasa corriendo a mi lado. Me sonríe y veo en su mirada maldad. Mi corazón se pone como loco al verlo mejor, es él, no puedo dejarlo escapar. Corro de prisa detrás de él, mi agilidad en las carreras de seguro me será muy útil en este momento. Él se percata de que lo sigo y aumenta la velocidad, ¡tengo que atraparlo! Seguro escapó de la cárcel, recuerdo el juicio, el jurado no necesitó tanto tiempo para pronunciarlo culpable de asesinato en segundo grado, recibió una condena de por vida, ¿cómo escaparía?...de seguro ha vuelto a hacer daño. Corre muy deprisa y se mete por un callejón tratando de escapar de mí, pero conozco tan bien esta zona que lo pienso sorprender de frente. De pronto sale de un cruce y se consigue conmigo cara a cara, mira para todos lados intentando escapar, en este momento no siento ningún sentimiento, no siento piedad ni dolor, estoy en un estado neutro.

—¿qué quieres?—Me pregunta, corro hasta él, lo agarro por el cuello de su franela, ahora salgo de mi estado neutro para sentir furia, lo arrojo con fuerza al suelo, él empieza a gritarme que lo deje en paz, voy de nuevo hacia él y él se levanta. Lo golpeo con tanta fuerza en la cara que le saco unos dientes, y su cara inmediatamente se llena de sangre. Entonces pasa algo que me enfurece más, lo miro reír con burla descarada, me dice:

—¡la maté! Y lo volvería a hacer—La furia sube a mi cara haciéndola arder como un horno.

—¡te odio!... me quitaste a mi esposa y a mi hijo al mismo tiempo, no dejaré que se lo hagas a nadie más— Él se arrodilla y busca cubrir su cara, estoy por asestarle un golpe de seguro mortal cuando una sirena y unas luces de patrulla me ciegan. Oigo la orden de un oficial.

—¡levante las manos! ¡Las manos en alto y arrodíllese! —Niego con la cabeza.

—no es a mí a quien deben arrestar oficiales, es a él, él es el asesino de Camila— Les digo señalando al sujeto en el piso. Salen más oficiales de las patrullas y me apuntan con sus armas. Dándome de nuevo la orden anterior. Me arrodillo, subo mis manos y giro a ver al sujeto al que ataqué, siento horror al darme cuenta que no es el asesino de Camila, bajo mi cara al piso y respiro hondo. No lo puedo creer fué un maldito delirio, soy un peligro para la gente, los oficiales me esposan y otros atienden al hombre brindándole primeros auxilios. Lo miro totalmente avergonzado.

—¡perdón!— Le digo mientras me suben a la patrulla y me llevan detenido.

Estoy en la estación de la policía y pido hacer una llamada, llamo a Clapton y le cuento, él se alarma y me dice que vendrá pronto.

—se le acusa de agredir sin motivo alguno a un ciudadano que corría tranquilamente por las calles... ¿Cómo se declara?— Me pregunta una agente. No respondo pues aunque fué sin motivo. Tampoco fué intencional, mis delirios me transforman en alguien más, y me hacen actuar de una manera fuera de mi control que normalmente no haría. La agente lo preguntó de nuevo.

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