Delirios.Part 29

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p.o.v Emily.

Me siento tan feliz de estar al lado del hombre que amo. Estos días en Europa fueron maravillosos, que enamorada me siento de ti Albert Stevenson, antes tenía miedo, pero él me aseguro con sus palabras y acciones que no tengo por qué temer...como disfrute su calor al dormir a mi lado, su perfume varonil, sus fuertes manos rodeándome, su caballerosidad, y hasta sus picardías, bueno, y sus besos, creo que está de más decirlo, pero fueron tan... tan... especiales... solo de recordarlo un suspiro travieso se me escapa...llegamos a su casa tal y como quedamos. Dejaremos su equipaje y el me llevara luego a la mía. La señora luisa nos recibe con mucha amabilidad. Nos da un delicioso jugo, que gentil es, con razón Albert la estima tanto...tomamos el jugo y luego Albert me lleva de la mano a su habitación, nunca había entrado a ella, obvio, con lo reservado y respetuoso que es, ni en mil años lo habría pensado, me encanta es realmente acogedora, muy varonil pero algunas detalles me demuestran que aún conserva un toque de su esposa en ella. Dejamos las maletas en el piso y cual dos colegiales enamorados me siento en su cama y el hace lo mismo, entonces me besa poniendo mi fragilidad antes sus deliciosos besos de manifiesto. Sus besos me encantan, su fuerza, su virilidad, mis labios se derriten ante los suyos. Mi corazón esta eufórico, quisiera entregarle todo mi ser, no dejarlo ir nunca. Oh, oh, algo diferente sucede, sus besos no me saben igual, abro mis ojos y él me está mirando, sus ojos se ven extraños, ya no irradian pasión ni deseo. Solo veo confusión en ellos. Se aleja de mí e intenta evitarme, empieza a gritarme que lo deje ser feliz. Empiezo a sentir miedo, siento que mi mundo se derrumba.

_Albert...¿que sucede?_. Trato de acercarme para abrazarlo y calmarlo, pero me lastima con su fuerza y de pronto se vuelve tan violento que siento que es capaz de golpearme, luego me mira y veo algo de sentimientos en sus ojos. Pero en vez de mejorar todo el abre la puerta de su habitación y me echa sin más, solo me grita que me valla. Bajo las escaleras a toda prisa

_ ¿qué sucede señorita?_. Pregunta la señora luisa sobresaltada. No le contesto, solo corrí hasta la puerta destrozada, con muchas ganas de llorar, la señora luisa intenta detenerme.

_señorita cálmese, cálmese_. Yo solo lloro sin poder hacer nada más. No entiendo que le sucedió...¡estábamos tan bien!.

_déjeme ir señora luisa_. Digo limpiando mis lágrimas.

_pero por lo menos tómese un tecito, no se valla así_.

_no,gracias luisa, adiós_. Le digo y tomo mis maletas, sin poder parar de llorar, tomo un taxi y voy a mi casa. Voy en el auto y vez tras vez limpio mis lagrima, el conductor empieza a mirarme.

_señorita, perdón que me meta... ¿Por qué llora?_. Agarro aire e imagino mis mejillas y nariz enrojecidas, mi maquillaje corrido e intento calmarme inútilmente. El frena y se vuelve hacia mí.

_sabe algo, si alguien la hace llorar así, o vale demasiado la pena, o no vale nada... intente calmarse , a lo mejor mañana vera las cosas mejor_. Empiezo a sollozar.

_¡gracias!_. Le digo.

_si el vale la pena seguro la buscará pronto y lo arreglara, sino entonces con seguridad se habrá librado de mucho más dolor_. Me dice y vuelve a conducir el auto. Luego se detiene en una heladeria.

_perdóneme un momento ¿sí?_. Yo asiento y él se baja. Luego vuelve con un helado, de vainilla, chocolate y galletas. Me lo entrega, yo me sorprendo.

_un buen helado ayuda a alegrar el corazón_. Me dice guiñándome su ojo y yo le sonrío.

_¡muchas gracias!_. Le digo, probando el helado. Me concentro en el delicioso sabor...pero no me hace olvidar,llego a mi casa.

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