CAP 9

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LIA P.V.

Llevaba un rato sobre la cama de Talía, pensando. Reflexionando. Sin moverme, tan siquiera pestañear.
-¿Lia...? ¿Estás... Estás bien? -dijo pasando su mano delante de mi, intentando que hiciera algún movimiento, o indicio de que mi espíritu todavía habitaba mi cuerpo.

Mentalizar...
Respirar...
Matar...
Espera. ¿Qué?
No. Matar no.
No aún.
Respirar...
Gritar a tu mejor amiga.

-¿¡CÓMO TE HAS HECHO ESO!? Y NO ME DIGAS QUE TE HAS ARAÑADO SIN QUERER CON UN ARBUSTO, PORQUE NO ME LO TRAGO.

Talía abrió muchísimo los ojos, y luego empezó a reir, aunque su risa resultaba bastante falsa.

-Cuando os alejásteis escuché algunos ruidos detrás de mi. Y... -sus ojos se llenaron de dolor. Estaba asustada- b-bueno...

Bajé la mirada hasta mis pies descalzos, masajeandolos con mis manos mientras mordisqueaba de forma nerviosa mi labio inferior. Si hubiera estado Jean aquí, me habría dicho mil veces que dejara de hacerlo, que así se deformaban, y me haría heridas de las que luego me arrepentiría. Levanté la mirada, con algunos mechones rubios cayendo por mi frente.

-Eso significa... ¿Qué eres una de las mías?

Una leve sonrisilla apareció por su rostro.

-Eso parece. ¿Me enseñarás?
-Eso parece. ¿Me vas a escuchar?
-Eso parece.

Tras una larga noche, contándole lo básico a Talía sobre su nueva raza, y dormir dos horas, salí a correr. Dejé a Talía durmiendo y una nota sobre la mesa de la cocina, diciéndole:

"Te quiero mucho enana. Lo de anoche fue increíble..."
Bueno, basta de jodas. He salido a correr, y pasaré por casa a por más ropa, me quedaré contigo una noche más.
Bai <3
Pd: Tu herida está sanando bien, si notas algo de molestia te he dejado una pastilla sobre la mesa. Camiseta ancha. Te quiero.

Corrí hacia el bosque he hice una llamada.

-¿Scott?
-¿Hmm...? ¿Sabes que hora es...? -dijo con voz cansada.
-No me vengas con esas, que el día se pasa volando.
-¿No ha colado, no? -se escuchó una leve carcajada al otro lado de la línea.
-Para nada -reímos de nuevo- ¿Qué tal tu herida?
-Ahm... Ha tardado bastante, pero ha avanzado mucho. -breve pausa- Parece que va bien.
-Me alegra oír eso. -sonreí aliviada.
-Oye, ¿dónde estás? No se te escucha bien.
-En el bosque. -miré a mi alrededor- He dormido con Talía.
-Stiles te va a matar.
-¡No así, idiota! -elevé el tono de voz-
-Bueno... ¿y qué haces allí?
-Corriendo. Lo necesitaba. ¿Te quieres venir? -mi voz sonó un poco débil. ¿Desde cuando soy tímida con alguien?
-Mándame tu posición. Estoy ahí en unos minutos.

Asentí sonriendo.

-Ahora nos vemos.
-Adiós...~
-Bye~

Colgué y le mandé mi posición. Me senté en el suelo, apoyada contra el tronco de un árbol. Esperando.

Como él dijo, pocos minutos después escuché el rugido de una moto. Me levanté y sacudí mis pantalones.

Scott se quitó el casco, y juraría que una baba colgaba de mi boca.

-Buena hora para correr, ¿no crees?
-E-eso parece... ¿Vamos? -tiré de mi pierna hacia atrás, calentando. Él asintió y se acercó a mi.
-Carrera hasta las antiguas vías. Luego volvemos, ¿Te parece?
-Perfecto. Preparados... Listos... ¡Ya! -dije mientras salía corriendo. Scott resbaló y empezó a correr, pegado a mis talones.
Aceleré, pero me igualó en poco tiempo.
Cuando le miré pude notar un destello rojo en sus ojos.
-¡Eso no vale, tramposo!
Soltó una carcajada y aceleró.

Seguí corriendo. Cada vez más, y más rápido. Llevada por la adrenalina, el aire fresco, la poca luz de la mañana, el tacto de la tierra húmeda por el rocío bajo mis pies. El crujido de las hojas y las ramas, el marrón de los árboles en invierno.
La sensación de un corazón vivo al latir.
Tras un rugido apoyé mis patas sobre el suelo, acelerando más y más. Poco podía distinguir árboles de arbustos, a esta velocidad todo eran manchas marrón y gris. Un paisaje invernal, precioso solo ante la mirada atenta de fotógrafos y los animales que la habitaban.
El jadeo de otro lobo a mi lado, mi competidor, y su gruñido al ver que le sacaba pocos centímetros.
Más rápido.
Pude ver las vías del tren a un kilómetro.

Pude ver las vías del tren a un kilómetro

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Metros. Un metro. Centímetros, y frenamos en seco.
Tirados en el suelo. Los jadeos se convirtieron en risas, carcajadas alegres.

Dos adolescentes, cansados y sin aliento, riendo. Con la boca seca, y el pelo lleno de hojas secas.

Scott puso sus brazos bajo su cabeza, con una amplia sonrisa en su rostro mientras que su abdomen subía y bajaba con rapidez.
Me tumbé de lado, en posición fetal para mantener el calor.
Miró un rato al cielo, y me dió el tiempo justo para analizar su expresión, cada uno de sus rasgos, antes de que posara su mirada en mí.

-Hay que repetir esto.
-Y que lo digas. -dije sonriendo ampliamente-Me he sentido tan viva...
-Era uno con la naturaleza... -sus ojos adoptaron una expresión. "Era lo que iba a decir."
-Te he ganado. -dije picando su mejilla.
-Me has ganado. -sonrió de nuevo.
-Lo . -acaricié su cabello, y nos quedamos en silencio, bajo el ritmo de nuestra respiración agitada.

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