CAP 12

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P.V Talía

Cuando Stiles se fue, me estiré en el sofá, pensando mientras miraba al blanco techo, ¿nos hemos abrazado? Sí, nos hemos abrazado, más bien... Lo he abrazado.
Un rubor surgió por mis mejillas, mientras mordía mi labio inferior.
Me miré la falda, se me estaba quedando algo pequeña y si me descuido, se me podría ver "todo", así que decidí cambiarme.

Fui a mi habitación y abrí mi gran armario, cogí unos jeans oscuros y una camiseta gris. Mi ropa era MUUUUY sencilla, como podeis ver.

Bajé las escaleras hasta llegar al salón y al verlo tan callado y ordenado pensé:

-¿Dónde coño está Lia? Ya tenía que haber vuelto...

Decidí sacar el móvil y llamarla, me contestó al segundo.

-¿Talía?

-¡¡LIA!!- Grité- ¿Dónde narices estás?

-Disculpa, ahora vuelvo.- Oí decir con una delicada voz.- Estoy en casa de Scott...

-¿¡EH!?- Grité.- ¿¡PORQUÉ!? ¿¡QUÉ HARÉIS!? ¡LIA, CON PROTECCIÓN!

-¡CÁLLATE IMBÉCIL! ¡ME ACOMPAÑARÁ A CLASE EN UNOS MINUTOS!

-Pero... Si es domingo...

-...

-...

-...

-Con protección.

-Cállate.

Y colgó. No sé que tramaba Scott, pero no me gustaba ni una pizca, igualmente... Lia me lo acabará contando después, lo sé.

-¿Y ahora que hago yo?- Dije, poniendo las manos en mis caderas y mirando alrededor.
De repente, se me vino el recuerdo de anoche.

La fiesta, los cazadores, el bosque, el mordisco...

Levanté mi camiseta para verlo. No estaba, tan siquiera una cicatriz.
No lo dudé dos veces y subí corriendo las escaleras para ir a mi habitación, encender el ordenador e investigar todo lo posible sobre los hombres lobo.

(...)

Tomé mi skate, me puse mis Convers marrones y salí de casa. Había recopilado mucha información, pero había algo que me fallaba.

Me puse los auriculares con la música a toda pastilla y empecé mi trayecto en skate hacia el bosque.

Por el camino, seguía pensando:
"Todas las historias y leyendas dicen que los hombres y mujeres lobo inmovilizan a sus víctimas agarrándolas de los tobillos, haciendo que caigan al suelo."
Ese monstruo simplemente me tiró al suelo, no me agarró los tobillos, ni siquiera los tocó ni les puso atención.

Ahora mismo estaba escuchando "She Wolf", de David Guetta y Sia, especial para la ocasión.
Me sentía fuerte y valiente sólo escuchando esa canción, sabía que mi vida cambiaría a partir de aquella noche, la mejor y la peor noche de mi vida.

(...)

-Creo que fue por aquí...- Me dije a mí misma, buscando entre los árboles.
Estaba cansada, así que decidí sentarme en una de las raíces que sobresalían de uno de los árboles, apoye mi cabeza en el tronco y bajé mis pesados párpados.

-¿Talía?- Escuché decir.

-¿Hmm...?

-¡Talía!- Volví a escuchar, seguido de una carcajada.

-¿Stiles?- Dije, abriendo poco a poco los ojos.

-Exacto, soy yo.- Pude ver como el chaval se agachó para poderme mirar a los ojos, apoyando las manos en sus rodillas.- ¿Estás cansada, Tali?

-...- Le tiré un par de hojas secas que había por el suelo mientras reía.- ¡Sólo Lia puede llamarme "Tali"!

Él también volvió a reír y me volvió a mirar a los ojos, este chico me volvía loca, lo juro.

-¿Cómo quieres que te llame? ¿Reina? ¿Princesa?- Contestó él, sin dejar de sonreír.

-Talía.- Contesté yo, levantándome.

-Mejor princesa, es más cariñoso, ¿no crees?- También se levantó, metiendo las manos en lo bolsillos de sus desgastados jeans, sin parar de mirarme.

-¡No! ¡Parece que estemos saliendo!- Al decir eso, aparté la mirada al suelo para que Stiles no viera mi sonrojo.
Él rió un poco, sé que también estaba sonrojado.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó, acercándose a mí lentamente.

-Investigar.

-¿El qué?

Cierto, Stiles y Scott no saben nada del mordisco.

-Para u-una cosa...- Me arrodillé para buscar marcas de sangre, de mi sangre, la de anoche, pero Stiles se puso enfrente mío, me cogió la mano y me levantó.- ¿S-Stiles?

Puso su otra mano en mi cadera y me apoyó contra el árbol, haciendo que una de mis manos estuviera alzada, tomando con fuerza la suya.

-Talía... Yo...- Dijo él, mirándome fijamente a los ojos.

-¡P-para! ¡Stiles!- Posé en su hombro la mano que tenía libre, intentando apartarlo. Él se resistía, acercándose más a mí.
Juntó su frente con la mía, sus labios estaban a un centímetro de los míos, y...

Me desperté.

De golpe, me desperté. Abrí los ojos como platos y con la respiración agitada.

-¡Joder!

En realidad, me gustó, ese sueño me gustó.
Por favor, era Stiles, ¿cómo no me iba a gustar?

No, Talía, tu corazón es de piedra, no te mola nadie, NADIE.

O eso me intentaba decir a mí misma.

Decidí seguir buscando algún rastro de aquel animal, bestia, o monstruo, cuando de repente sentí cómo alguien me miraba a mis espaldas.
Me giré tranquilamente, y me encontré con aquella... Cosa.

Cogí mi skate y empecé a correr, pero ese monstruo corría a cuatro patas y mucho más rápido que yo.

-¡L-LIAAA!- Gritaba yo.

Ese bicho me arañó la espalda, rompiéndome la camiseta, y haciendo que yo cayera de bruces al suelo.
Me di la vuelta para aguantar con las dos manos ese enorme hocico que se había abierto ante mi cabeza, mientras le daba patadas en el pecho a esa cosa.

-¡LIAAAAAA!

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