→»Querida Lobita...«←

CAP 6

P.V Talía~

-Cuando Lia venga se va a enterar... Me está haciendo quedarme aquí parada como una tonta... ¡A saber lo que ha pasado! Espero que esté bien... ¡Pero se va a enterar!- Decía yo en voz alta. A veces hablaba sola... ¿A eso se le considera un defecto?

-¡Talía, corre!- Escuché desde la lejanía, era una voz de chica, aunque no la podía reconocer si hablaba desde tan lejos.

-¿¡Qué!?- Dije yo, para que repitiera.

-¡Que corras, imbécil!

-¿¡Pero quien eres!?

-¡¡CORRE!!

Entonces escuché unos pasos, parecían tres animales de cuatro patas, ya que sonaba mucho. Estaban corriendo hacia mi dirección, justamente desde dónde había la voz que me dijo que corriera.

Puse atención.

Se escuchaban más pasos, esta vez los escuchaba detrás mío. Me dio un pinchazo al corazón. ¿Lobos? No... No creo... Los únicos lobos que he visto en mi vida son Lia y su manada... No puede ser...

Escuché un aullido.

Ahí sí morí. Me puse pálida y notaba que no podía respirar, empecé a temblar.

-¡QUE CORRAS!- Volví a escuchar.

No lo dudé dos veces, me quité los tacones y esta vez sí que eché a correr, hacia la derecha.

Corría con todas mis fuerzas.
Bitch please, la suma todas las fuerzas es igual a cero.
Con estos pantalones no podía apenas moverme.
Salté un tronco de un árbol caído con dificultad, pero lo salté.
Cuando ya no escuchaba ruidos, paré y me senté en el suelo, apoyando la espalda en un árbol.
Todo lo que estaba pasando era demasiado extraño, aunque sea lo más emocionante que a alguien le pueda pasar jamás, también paso miedo, temo por mi vida.
Es algo demasiado peligroso para mí, pero con Lia a mi lado, no creo que pase nada, pero aún así, no puedo evitar sentir esa angustia en el pecho y ese nudo en el estómago que hace que me sienta indefensa.

-¡Talía!- Escuché.- ¡Talía! ¿¡Estás bien!?

-¿Lia?

-¡Sí! ¡Soy yo!

Solté un largo y aliviado suspiro, vi como Lia y otros dos chicos (Que estaban RE-BUE-NOS) venían hacia mí con mucha velocidad.

-¡Joder Talía! ¡Me cago en ti!- Dijo Lia, tirándose encima mío.- ¡Me habías asustado, joder!

-Vale, vale...- Sonreí y la abracé, ella también me abrazó.

-Debemos volver a casa, Jean y Luna tienen que estar en apuros.