Caminé al cuarto y noté que Roxanne no estaba allí. Pensé que probablemente estaba afuera comiendo el almuerzo, aunque no quise pensar más en ello. Me dejé caer en la cama y miré fijamente al techo blanco.
Recuerdo la primera vez que había estado en mi cuarto, el día que fui asignada a él. Recuerdo haber leído la carta de aceptación una y otra vez, como si no pudiera creer lo que mis ojos estaban viendo. Recuerdo haber entrado la primera vez a través de esos corredores sombríos, buscando el cuarto 104. También recuerdo haber sumado esos números, para que 1+0+4 fuera 5 (lo sé, es muy raro, pero siempre lo he hecho desde que me enseñaron a sumar).
Cuando abrí esa puerta de madera, abrí una puerta a una nueva vida. Todas las paredes de ese cuarto estaban cubiertas de blanco, y, mentalmente comencé a diseñar una nueva distribución y decoración para ella. Los años habían pasado, y ese cuarto se convirtió en mi refugio, un lugar en donde guardar todos los miedos y alegrías.
Ahora, mientras miraba fijamente el techo no podía creer que sólo me quedaban 2 meses, tal vez sólo 1, en estas cuatro paredes.
Suspiré y cerré los ojos por un momento, porque Harvard había sido una gran fase de mi vida: había hecho nuevos amigos, había perdido otros, me había enamorado, había pasado y fracasado exámenes, había crecido como persona... Me dolía saber que tenía que irme a otra universidad, al igual que mis compañeros. La cosa buena era que aún tenía la oportunidad de ir a las mejores universidades de América: Yale, Princeton, Columbia, Brown... Pero esta universidad, mi universidad era mucho más que un nombre y una reputación para mí: significaba mi vida. Había trabajado muy duro para llegar hasta aquí, y ahora yo simplemente estaba dejando que me quitaran todo eso.
Aun así, no había nada que yo pudiera hacer. Era apenas una pequeña hormiga peleando contra la corriente.
Me volteé y casi me caí de la cama, pero de alguna manera mantuve el equilibrio y logré quedarme quieta. Me paré y tomé mi teléfono, esperando que fueran las 7. Pero eran a penas las 3, lo cual significaba que aún tenía 4 horas por delante.
Mi cabeza me daba vueltas, y no sabía si era por las noticias que me habían dado más temprano o si era porque no había comido nada desde la tarde del día anterior.
Mi corazón saltó un poco cuando sentí a alguien abriendo la puerta. Me volteé y era Roxanne, una sonrisa gigante en su cara. Sentí un poco de celos viajando por mi cuerpo. Desearía poder ser tan feliz como ella.
- ¡Hola Ashley! ¿Cómo estás? No te vi anoche por cierto... ¡Hey! Leí tu nota, ¿cómo te fue en la reunión? - Ella preguntó, mientras colocaba su cartera encima de su cama.
Sentí mi estómago caerse al piso. - No... No lo logramos. -
Su cara, de repente, se puso tan pálida como un fantasma . - ¿Qué? ¿Estás bromeando? -
- Eso desearía. - Me senté en mi cama y enterré mi cabeza en mis manos, y froté mis ojos con mis palmas.
Se sentó a mi lado, lo pude sentir. Su mano ahora estaba en mi espalda. - Oh, linda, todos trabajaron tanto... - Miré hacia arriba. - Debe haber algo que puedan hacer... No puede terminar así. No es justo. -
- Lo sé. Todo está hecho un desastre... - Miré hacia otro lado. - Melanie y el resto del equipo dijo que podíamos hacer un día de lavado de carros y vender postres y cosas así... Pero aún así... No sé si aún quiero pelear contra esto. Tal vez hay ciertas cosas que se suponen que son así. -
- Vamos, ¡no hables así! Tu eres una mujer y las mujeres NUNCA se rinden. - Sonreí ante esto. Siempre me ponía de buen humor. - ¿Sabes lo que pueden hacer? Pueden organizar un maratón, estoy segura que ganarán mucho dinero. También pueden hacer lo del lavado de carros, ¡me gustaría ayudarlos! -
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Over Again. ~ Secuela de Loverboy - Nathan Sykes Fanfic. (versión español)
FanfictionHan pasado casi 7 meses y Ashley regresa a la universidad. Atendiendo a clases todos los días, es acompañada por Roxanna Monroe, una estudiante de medicina de 20 años. Le ha costado aceptarla en su vida, ya que su última compañera de cuarto la había...