Brijes la Precuela: Réquiem de una gran batalla

Capitulo 11: Otra historia, pero con el mismo tema.

El tiempo había pasado desde la muerte de Octavio Martinez. Guillermo, Lucas y Ariana ahora tenían mas edad, Pues Guillermo y Lucas cumplieron 13 años, y Ariana cumplió los 14 años de edad. Los tres niños vivían con su madre, quien tenia un trabajo que le permitía ganar mas dinero que el que ganaba Octavio, y sumándolo a las cuentas bancarias que Octavio puso a nombre de su esposa, estando en México.

Un nuevo día comenzaba en Argentina. La habitación de Guillermo estaba un poco diferente, pero era la misma. Dos pies calzaban un par de pantuflas marrones. Guillermo, vestido con pijama azul, y ahora con 13 años, se levantaba de su cama y salía de su habitación con su toalla a cepillarse y después bañarse. Después de bañarse, Guillermo vuelve en toalla a su habitación, y se viste con su franela verde, un overol azul y unas sandalias como las que usaba su padre. Guillermo también tenía su collar Maya puesto, una pulsera también de estilo Maya en su mano derecha, y una tobillera roja puesta en su pie izquierdo. Cosas que Guillermo siempre tenía puestas todo el tiempo.

Por otro lado, Lucas, vestido con solo unos pantalones rojos, se levantaba de su cama y se ponía sus gafas redondas que comenzó a usar desde los 10. Lucas tomaba su toalla después de levantarse, y sale de su habitación con dirección al baño para cepillarse y bañarse. Después de esto, Lucas regresa a su habitación, y se vestía con una camisa manga larga color turquesa, unas bermudas purpura y zapatos blanco y rojo.

Por ultimo, Ariana, se levantaba de su cama. Vestida con un vestido para dormir, Ariana sale de su habitación con su toalla, y va al baño a cepillarse y a bañarse. Después del baño, Ariana, ya en su habitación, se viste con una falda corta hasta la rodilla ceñida con un cinturón plateado con hebilla en forma de flor morada, una blusa naranja con una salamandra roja bordada en ella, guantes y unos zapatos amarillo y blanco estilo botas.

Los 3 niños se sentaron a desayunar junto a su madre, y conversaron todos sobre ir a llevar un ramo de flores a la tumba de Octavio esta tarde. Idea que Guillermo había aceptado con valor, pues temía desmoronarse al ver la tumba de su padre.

Mientras, en los alrededores de la mansión de Renard, dos niños, uno de 13 y la otra de 14 años, estaban llegando al lugar después de bajarse de un bus que los llevó a Acassuso, lugar en donde estaba la mansión de Renard. Eran Miguel Tadeo Koffmann, y Esmeralda Morales de Koffmann, hermanos de Leonardo Koffmann, e hijos los tres del sr. Teobaldo Koffmann, un famoso magnate argentino que vivía en Buenos Aires. Resulta que Miguel se había encaprichado con querer a su hermano Leonardo de vuelta, que se fue junto con Esmeralda de Buenos Aires a Acassuso.

Miguel, un niño pecoso con el pelo largo cubierto por un gorro purpura, vestía camisa azul cubierta por un chaleco naranja con cuello y cremallera verde, pantalones amarillos y zapatos verde y morado, buscaba el modo de entrar a la mansión de Renard, junto a Esmeralda, su hermanastra.

 -Ya yo te dije que esto era una mala idea, Miguel-dijo Esmeralda molesta, y acomodándose su sombrero fedora de color verde-Vámonos ya que esto es propiedad privada.

 -Ni hablar Esme, vos y yo nos gastamos unos pocos pesos entre los dos para venir hasta acá-dijo Miguel-.Sé que el bobo de Leonardo está en esa mansión, y voy a pasar allá si o si.

 -Allá tu y tus estupideces, Miguel. ¡No pienso pasar por una de tus metidas de pata!-espetó Esmeralda furiosa-¡Y vaya metida de pata la que vas a hacer!

 -Ya no te sigás quejando chica-dijo Miguel-Escuchá, vos y yo...

Miguel no había terminado de completar la frase, cuando el guardaespaldas de Renard les tocó el hombro a el y a Esmeralda. Los dos niños temblaban como gelatina, muertos de miedo.

 -¿Se les perdió algo, niñitos?-preguntó el guardaespaldas con cara de pocos amigos.

 -Nada-dijeron Miguel y Esmeralda al unisono.