Capitulo 4: El Códice Brije ha sido hallado.

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Octavio toma el teléfono y comienza a hablar con su socio Fernando, quien tenia noticias sobre el códice. Noticias muy importantes. La conversación telefónica inició de esta forma:

  Octavio: ¿Qué hay? Esperaba que vos me llamaras amigo.

  Fernando: Hola Octavio. Hoy tengo noticias que de seguro te van a gustar. Es sobre lo que Renard nos dijo.

  Octavio: Bien, decímelo todo. Soy todo oídos.

  Fernando: Hace días llamé a mis contactos en México, y me dijeron que tenían noticias sobre  el Códice Brije del que hablabas.

  Octavio: ¿Y qué fue lo que dijeron?

  Fernando: Hallaron el Códice Brije, Octavio. Eso fue lo que dijeron.

  Octavio: Dime que es una broma. ¿Que debo hacer yo?

  Fernando: Iremos a México, y les diremos que significa. El Códice lo encontraron en algún lugar del océano pacifico, en la región oriente de México, pero es demasiado grande para sacarlo. Felicidades, Octavio. Hallaron la primera prueba de la existencia de los brijes.

Octavio casi explota de felicidad al oír semejante noticia; y pensó en todos los momentos en que Humberto y Gerardo lo humillaban a mas no poder. La conversación telefónica continuaba:

  Octavio: ¡Vos me volviste el hombre mas feliz del planeta!

  Fernando: Mejor cuelgo para que el gaucho celebre. Octavio, recuerda: ud. hará el  descubrimiento mas importante desde la tumba del rey Tut. Como sea, adiós. Nos vemos.

Fin de la llamada.

Guillermo nunca vio a su padre tan feliz en todo este tiempo, pero si sabia por qué. Una vez que Guillermo supo lo del códice, entendió las razones de celebración de su padre.

Mientras, Lucas y Ariana, que estaban en la habitación de Guillermo, escuchaban el ruido que venia de la habitación de Octavio.

 -¿Quién será el tal Fernando?-preguntó Lucas-.A lo mejor es uno de los amigos de nuestro papá.

 -¿Es lo que vos pensas?-preguntó Ariana en respuesta-.Lo que sea que le hayan dicho a papá, lo puso mas feliz que pibe con juguete nuevo.

Mientras, en la mansión de Renard, Renard estaba leyendo en su despacho, cuando alguien tocaba a la puerta. Era Genboria, el brije tortuga de Leonardo, quien traía noticias. Renard se levantó de su escritorio, abrió la puerta y volvió a sentarse. Genboria fue hacia el escritorio de Renard, pero fue detenido en seco por Rufus, quien le mostró sus colmillos.

 -¿Se te perdió algo, tortuga?-gruñía Rufus.

 -Mi señor Renard-dijo Genboria tembloroso-.Dígale a Rufus que se aparte. Tengo noticias para usted.

 -Rufus, deje en paz a Genboria y apártate-ordenó Renard.

 -Sólo bromeaba, mi señor Renard-dijo Rufus apartándose-.No era en serio.

 -Bueno, tienes mi atención, Genboria-dijo Renard-.Sólo dime lo que ibas a decirme.

 -Mi señor Renard, el códice lo hallaron, y está en México, como lo dedujo-dijo Genboria.

 -¿Eso es todo?-preguntó Renard serio-.Hasta eso lo sé yo.

 -No, mi señor Renard. Lo han ubicado en la región oriente de México, está en el océano pacifico-respondió Genboria algo asustado-.Y Octavio lo sabe ahora, mi señor.

 -Gracias por informarme, Genboria-dijo Renard satisfecho-.Puedes retirarte.

Genboria se fue, y Renard continuó con lo suyo. Mientras, Rufus se puso a dormir una siesta en un mueble del despacho de Renard.

Brijes la Precuela: Réquiem de una gran batallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora