C A P I T U L O 5.

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"I am as bad as the worst, but, thank God, I am as good as the best"- Walt Whitman.

"Soy tan malo como el peor, pero, gracias a Dios, soy tan bueno como el mejor" - Walt Whitman.

Uno creería que después de gastar una cantidad astronómica de dinero en una nueva esclava, el comprador estaría bastante emocionado por ir a recoger su compra. Pues bien, no podrían estar más equivocados.

Me quedé parada como una estatua mirando al capitán con ojos que prometían sufrimiento. Él pareció ajeno a eso, es más, uno podría decir que estaba aburrido.

¿Qué es lo que debía hacer ahora? Ni loca iba a ir caminando como perrito faldero a los pies de mi más reciente problema, primero muerta.

- Camina, esclava. - Uno de los hombres me empujó en dirección al capitán del barco. Hice lo posible por actuar ofendida y no gruñirle como una animal molesto, pero me costó más trabajo del que me gustaría admitir.

- Para futuras referencias. - Dijo el capitán que en ese momento se acercó para recibirme. Colocando una mano grande sobre mi hombro para estabilizarme. En cuanto estuve estable retiro la mano. - Si vuelves a tocarla sin mi permiso, te cortare al mano. - Lo dijo con un tono tan calmado y bajo que ni siquiera parecía una amenaza sino un hecho simple y obvio.

- Lo siento, capitán. - El grandulón que estaba colocándome una soga en las manos me soltó en cuanto terminó y le entregó el cordón. - Tenga un buen viaje de regreso a casa.

- ¡Gracias, Bobby! - le contestó jovial sonriéndole y aceptando la cuerda sin mirarme.

Nos quedamos los dos solos, estuve a punto de decirle mis pensamientos sobre la compra y trata de personas, pero entonces otra subasta comenzó. Me concentré en ver quién compraba a cada una de las chicas, como si de alguna forma pudiera hacer algo al respecto.

El hombre se quedó callado mirando la escena con ojos aburridos pero sin perderse detalle y eso me vino bien, porque no pensaba irme hasta que tuviera la información que necesitaba.

La subasta termino una hora mas tarde y mi cabeza daba vueltas intentando ordenar la información recibida para no equivocarme.

- Vámonos. - Dijo de repente el hombre que había comprado mi libertad. Lo miré frunciendo el ceño pero me tragué mi comentario. Suspiré siguiéndolo fuera del lugar. Mi desaprobación aumento al mirar la decadencia de la isla, los hombres mal vestidos y de barbas largas y sucias y las mujeres con vestidos escotados y de diversos colores tomando tarros enormes con líquidos amarillentos.

- No los mires. - Me ordenó con voz cortante, los hombres comenzaban a parecer molestos por mis ojos acusadores pero a mi no me pudo haber importando menos.

- Haré como me plazca, muchas gracias. - repliqué molesta. Él respondió encogiendo sus anchos hombros.

- Tu funeral.

Las mujeres con sus faldas coloridas y cortas a niveles escandalosos soltaban carcajadas demasiado fuertes para ser verdaderas y mi piel se erizo al ver como los hombres las tomaban bruscamente por los hombros y las alejaban del lugar para tener más privacidad.

Sentí tirar de mi propia atadura y di un tropiezo pero las manos de mi captor me estabilizaron antes de caer.

- Vas a conseguirte una paliza, deja de mirarlos. - masculló bruscamente, antes de soltarme y acelerar el paso.

Lo seguí, intentando mantener una expresión más neutral pero me pareció imposible. No era parte de mi carácter ignorar las cosas que me preocupaban y esto ciertamente encabezaba la lista de cosas mortificantes.

Capturada Por Un Pirata •••COMPLETADA•••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora