C A P I T U L O 11.

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"What is that you express in your eyes? It seems to me more than all the print I have read in my life." ― Walt Whitman.

"¿Cuál es esa expresión en tus ojos? Me parece más que toda la tinta que he leído en mi vida" - Walt Whitman.

La risa del hombre que asesinó a mi familia era clara mientras me tambaleaba desorientada y más asustada de lo que jamás he estado en toda mi vida hacia la escalera, el cuerpo de mi padre estaba descolorido y el hedor a muerte me tenía asfixiada, jadeando en busca de aire limpio. El pirata inglés seguía riendo y de repente me llamaba por mi nombre. ¿Cómo sabía mi nombre?

Bajé corriendo los escalones y ahí estaba:

Mi madre.

Su cuerpo estaba desnudo y puesto en un ángulo raro, sus ojos seguían abiertos, como los de mi padre, pero no tenían luz, sus facciones estaban congeladas en un grito de dolor y lo peor era la sangre, la sangre que emanaba de un pozo en su sien, y entre sus piernas, sus muslos estaban cubierto de ella y estaban abiertos de un extremo al otro.

Mi corazón se detuvo unos interminables segundos y de repente...

Grité. Grité hasta quedarme afónica y seguí gritando cuando la mañana llegó, y no paré de gritar y abrazar el cuerpo desnudo de mi madre hasta que unas manos impersonales y ajenas me alejaron de ella.

Las voces de los miembros de la sociedad no se hicieron esperar, etiquetando y diciéndome qué sería de mi oscuro futuro.

- Pobre pequeña Charlotte, tendrá suerte si vive una vida medianamente normal.

- No me extrañaría si la encerraran el resto de su vida, pobre criatura.

No podía respirar, era imposible dejar de pensar en el cuello degollado de mi padre o en el cuerpo de mi madre.

La sangre... tanta sangre...

Unas manos me sujetaron con suavidad y me sacudieron los hombros haciendo que mi cabeza se moviera de lado a lado. Mis ojos intentaron enfocar la cara de aquella persona, pero estaba reviviéndolo todo. Mi cuerpo se sacudía con fuerza y mis sollozos eran cada vez más difíciles de contener.

- ¡Charlie!, ¡Charlie, despierta!

Sentí las sabanas pegadas a mi cuerpo sudado, solté un último grito antes de darme cuenta que estaba llorando, abrí los ojos desesperada por alejar el recuerdo del sueño, sobre todo porque no sólo era un sueño, era real. Asquerosamente real.

- ¿Spade? - murmuré intentando enfocar sus facciones preocupadas en mi visión nublada. Mi corazón estaba latiendo tan rápido que no me sorprendería si él pudiera oírlo a la perfección.

- Estabas teniendo un mal sueño, terroncito.

Ni siquiera me molesté cuando me llamó así, en este momento agradecí la forma en que me estaba mirando, era extraño y difícil de describir, pero me asustó el sentimiento de seguridad que me dio.

Su mano estaba recargada en mi hombro y sus dedos estaban moviéndose sobre mi piel en un gesto distraído pero reconfortante.

Sacudí la cabeza con los ojos aun nublados.

- No era un sueño.

Supongo que había ciertas cosas que ni el infame pirata Spade capitán del Medusa puede decir en momentos como éste. Ambos nos quedamos callados escuchando mi respiración agitada.

Noté que estaba sentada en la cama de Spade, estaba cubierta de sabanas de piel suaves al tacto, una montaña de almohadas estaban esparcidas y las telas blancas se me pegaban como una segunda piel aun con mi ropa sucia. Ni siquiera me molesté por estar acostada en su cama, de alguna manera ésta noche mis barreras se habían derrumbado momentáneamente, y pensaba disfrutar de sentirme protegida, aun con un hombre tan contradictorio como Spade.

Capturada Por Un Pirata •••COMPLETADA•••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora