8. El Soldado del Invierno.

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"Él era su destino, lo supo desde que lo vio por primera vez"
– Celia Del Palacio.

La oscuridad reinaba en la mansión, por lo que la chica se refugió en su habitación. A pesar de que prácticamente no había utilizado su cuerpo, se sentía completamente agotada; se daría una ducha y dormiría. Antes de entrar al baño se quitó la ropa quedando solo en ropa interior, se acercó al espejo y observó su reflejo detenidamente. Vio a una chica con un cuerpo bien formado, marcado por los años de entrenamiento pero muy femenino. Mantenía sus curvas en donde debían estar... su piel tersa y pálida, fijó su vista en el rostro, afilado con hermosas facciones, labios rosados y de buenas proporciones, nariz pequeña pero afilada y unos ojos verdes hermosos pero tristes. Su cabello castaño y ondulado caía a lo largo de su espalda. Se veía a sí misma sin creer lo hermosa que era. Y recordó las palabras de Stephen Strange: el amor es el sentimiento más poderoso. Y cayó en la cuenta de que también aplicaba para el amor propio.

Pasaba la mayor parte de su tiempo pensando en sus errores. Ya era tiempo de cambiar eso. Decidió ducharse y mientras caía el agua caliente sobre su cuerpo, un recuerdo la invadió.

Los hermanos Maximoff conversaban cuando Barón Wolfgang von Strucker y dos hombres con uniforme los interrumpieron:

—Mis preciados gemelos...— el hombre calvo exclamó —les presento a sus nuevos entrenadores: el Soldado del Invierno y el agente Brock Rumlow— Wanda observó detenidamente a ambos hombres, siendo el del brazo de metal quien llamó mucho su atención. Aunque ella apenas contará con 16 años no podía negar que era increíblemente atractivo.

Alto y con un cuerpo musculoso bien trabajado. El brazo de metal le daba un aspecto peligroso y al mismo tiempo muy sensual. Y su rostro: ojos azul grisáceo sin vida, una nariz perfecta y unos labios delgados enmarcados por una barba de dos o tres días. Su cabello negro a la altura de los hombros. Hace un rato que dejó de escuchar al hombre del monóculo, simplemente no podía apartar la vista del soldado quien permanecía inmóvil y parecía no percatarse de la presencia de la muchacha.

—Han entendido, mañana inicia su entrenamiento— tras estas palabras Strucker y sus acompañantes se retiraron del lugar.

No obstante con matarnos de hambre y tratarnos como mierda ahora nos mandan a estos hombres para que literalmente nos maten— se quejaba su hermano.

—¿Qué?

—¿Acaso no pusiste atención Wanda?—Pietro movió su cabeza en señal de desaprobación.

Al día siguiente separaron a los gemelos llevándolos a cuartos de entrenamiento que estaban de un extremo a otro. Wanda estaba atemorizada, sabía que tenía que poner más atención a las instrucciones de Strucker. Ahora se encontraba sola, y sin ni un entrenamiento físico previo. Al poco rato se abrió la puerta y entró el Soldado del Invierno. Los ojos de la castaña se desorbitaron, el aspecto de la chica no era el mejor y no pudo evitar ruborizarse ante la presencia de aquel hombre.

El susodicho se acercó a ella, examinándola de pies a cabeza. Aunque su mente estaba en blanco, la muchacha le parecía bonita. Al final era hombre y la atracción física era algo que Hydra no podía manipular.

—Muy bien, iniciaremos con combate cuerpo a cuerpo, debes aprender a defenderte— exclamó el Soldado con una voz monótona. A Wanda la invadió el miedo y él pudo notarlo. No sabía que le ocurría pero de un momento a otro no quiso atacar a la castaña —¿Cuál es tu nombre?

Wanda... mi nombre es Wanda Maximoff— respondió en un tono apenas audible y con un nerviosismo notorio

Muy bien Wanda, atácame con lo que tengas— su voz seguía siendo monótona, y su rostro no reflejaba emoción alguna, sin embargo, en su interior algo estaba surgiendo y conforme la muchacha lo atacaba esa sensación iba aumentando y guardándose en su subconsciente.

El primer entrenamiento terminó, dejando a ambos desconcertado: Wanda sentía una gran curiosidad por el Soldado del Invierno, lejos de su atracción por ese hombre quería averiguar qué sucedía con él, mientras que él no quería que ese entrenamiento terminara, porque sabía que al otro día no recordaría lo ocurrido... Que equivocado estaba.

La castaña no pudo evitar sonreír ante el fugaz recuerdo de ese encuentro. Terminó su ducha y se preparó para irse a la cama: le esperaba un sueño profundo y feliz.
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N/A:
¡Por fin aparece Bucky! Bueno, el Soldado del Invierno aunque sea en recuerdos. Quería que supieran como imagino yo una de las posibles opciones de la primera interacción entre ellos dos. El hecho de que ambos pertenecieran a Hydra da mucho material a mi imaginación, jaja. Prometo que habrá mucho WinterWitch, ya que es mi ship favorito y en esta historia es el primer amor de Wanda. Aún hay muchas cosas por descubrir.

Gracias por sus lecturas, los quiere Tish :)

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