Prólogo.

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Una noche fría y silenciosa no existía en Nueva York. La ciudad más concurrida de Estados Unidos era un ir y venir aún a media noche dónde la vida nocturna recién comenzaba para la gente joven y adinerada, no era el movimiento más inteligente ponerte a plena vista cuando estabas siendo buscado pero Henryk pensó por un momento que nadie esperaría que él estuviera caminando tranquilamente por las calles.

Henryk sabia que le quedaba poco de vida, la mafyia rusa no perdonaba y estaba muy seguro que el brigadier ya había movilizado a sus hombres con una diana sobre su cabeza. Pero tenía que entregar el sobre a Gustaw. Después de todo no había arriesgado su vida para morir antes de acabar con su misión.

Dobló una esquina y cruzó la calle dónde habían acordado que sería el punto de reunión, Henryk debió fijarse mejor hacia dónde caminaba porque tal vez así se habría dado cuenta de la enorme figura masculina que salió de entre las sombras de un callejón y le apuntó con un arma directamente a la cabeza.

—Así que en la noche es cuándo las ratas salen del drenaje —Henryk se paralizó y por el rabillo de su ojo distinguió los rasgos del hombre. Era uno de sus perseguidores.

—P-por favor —rogó sintiendo como sus piernas temblaban. El otro hombre le dio una sonrisa maligna, casi sádica.

—Voy a disfrutar mucho sacando la información de ti.

—Te diré todo lo que quieras saber pero...

—De verdad eres una rata cobarde ¿no? —el arma que se presionaba contra su cabeza fue guardada pero inmediatamente un puño fue estrellado en su cara una y otra vez, Henryk trató de defenderse pero él solo era un pequeño informante mientras su agresor era un verdadero soldado o quizás un matón a tiempo completo.

—¿Dónde está el sobre? —Henryk murmuró que no lo tenía pero igualmente el hombre lo registró y lo encontró, le dio un empujón que lo hizo caer sobre bolsas de basura y cajas vacías, sabía que tenía que correr tan rápido como pudiera porque los minutos estaban contados para él así que trató de levantarse sin hacer movimientos bruscos que lo alertaran —¡¿Qué es esto?! ¿Dónde está el verdadero?

—No lo sé —entonces fue empujado contra la pared y una lluvia de golpes cayó sobre él.

—¡¿Dónde está?!

—¡No lo sé! Nunca lo encontrarás —otro golpe a su mandíbula que lo hizo escupir sangre — Chekhov es muy astuto y yo no soy el único mensajero. Para estas alturas el sobre ya debe estar en su destino.

—¡Basura rusa! —lo golpeó una vez más y lo habría seguido haciendo si no los hubiera interrumpido un estruendo al inicio del callejón, ambos giraron la cabeza cuando notaron un par de cajas cayendo y una melena rubia asomándose detrás de un basurero. Henryk maldijo en voz baja al darse cuenta que tanto él como la mujer estaban muertos.


Les doy la más cálida bienvenida y mil gracias por darle una oportunidad a esta historia, si te interesa puedes darle tu voto y agregarla a tu biblioteca ya que muy pronto estaré subiendo capítulos y bueno también me estoy sumando a esto de #QuedateEnCasa y este es mi granito de arena. Estaré subiendo capítulos durante toda la cuarentena por si quieren seguir la historia conmigo.
Las amo, mil gracias por aceptarme de vuelta 😭❤

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