Trece: el lugar

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DAKOTA DEL SUR.

Dakota-del-sur.

Allí es a donde se dirigían o al menos eso es lo que le estaba diciendo el comandante en este momento ¿Alguien si quiera sabía donde quedaba eso? Esto estaba peor que mal ¡La estaban llevando al medio de la nada! Y lo peor era que no podía simplemente cambiar de opinión porque ya estaba probablemente a diez mil pies del suelo rumbo a Dakota del sur.

—¿Está bromeando? —soltó ella incrédula, por el rabillo de su ojo vio a Jared taparse la boca con la mano y tosiendo un poco para encubrir una risa. Que imbécil.

—¿Me veo como una persona bromista, señorita Blake? —ella negó rápidamente y bajó la vista con vergüenza —Quizás quiera descansar, nos esperan seis horas de vuelo.

—Bien —el hombre desabrochó su cinturón y se levantó para irse al último puesto, no debería sorprenderle que el FBI pudiera conseguir un avión privado para trasladarla pero lo hacía. Ava miró a Jared que estaba sentado en la fila de sillas a su lado con una sonrisa, cosa que le habría encantado si no fuera a su costa así que le dio una mala mirada y se giró hacia la ventana para ignorarlo el resto del viaje y tal vez descansar un poco. Recordó brevemente la conversación que había tenido con Tadeus antes de subirse al avión.

—No quiero hacerlo —dijo ella mientras gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas, Tadeus las limpió con sus dedos. Estaban en su departamento recogiendo la ropa de Ava, Jared estaba en la sala dándoles algo de privacidad.

Créeme que si yo creyera que esto se puede arreglar comprando una nueva alarma lo haría pero es una situación que se me escapa de las manos —ella asintió penosamente y él se sentó a su lado en la cama abrazándola de lado, Ava se dejó caer con un suspiro —No pondría tu vida en riesgo.

—Lo , te quiero —él le besó la cabeza y ambos se quedaron unos minutos en silencio solo abrazándose. No tenían idea de cuando se volverían a ver.

No fue hasta que Jared la sacudió un poco que se dio cuenta que estaban aterrizando, Ava con dificultad se incorporó aún aturdida y trató de abrochar su cinturón de seguridad, había dormido tan profundamente que ni siquiera se había percatado de que estaban llegando a su destino.

Todo el procedimiento de desembarque fue mucho más rápido de lo que ella estaba acostumbrada, supuso que esas eran las ventajas de viajar en avión privado. El comandante ni siquiera se despidió, dijo solo un 'Buena suerte' y se volvió a subir al avión, Ava algo mareada siguió a Jared como un cachorrito perdido.

Guardaespaldas: Programa De Protección A TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora