—¿Dónde diablos estás? —Ava miró a todos lados frenética, iba muy, muy tarde y todos la estaban esperando ¡Con un demonio! Si no hubiera hecho una ronda extra de ejercicio no estaría tan cansada y no se habría quedado dormida. Suspiró gravemente y rebuscó en su bolso algo de efectivo que le lanzó al taxista antes de salir corriendo.
—Estoy en la entrada —mintió al teléfono pegado en su oreja mientras sus tacones hacían ruido en el asfalto y varios conductores y pasajeros la miraban raro mientras corría en medio de un embotellamiento. No esperó respuesta y colgó la llamada sabiendo que Tadeus iba a matarla a penas la viera, solo le faltaban do cuadras.
—¡Cuidado! —Ava gritó y se hizo a un lado con mucha dificultad antes de que un repartidor la chocara con su bicicleta, ella le gritó un insulto y continuó corriendo, el chico ni siquiera la miró cuando le levantó el dedo medio en respuesta.
El encanto de Nueva York.
Ava ya tenia alrededor de siete años siendo parte de la gran manzana y se consideraba Newyorkina de la cabeza a los pies a pesar del pequeño detalle de nacer y crecer en una granja en las afueras de Arkansas. Pero ella siempre fue de las que dicen que el hogar es el lugar donde estaba tu corazón y su corazón había pertenecido a esta ruidosa ciudad desde el primer momento en que llegó.
Ella resoplo como un puerco cuando finalmente llego a las puertas del edificio, casi ni le entraba aire a los pulmones pero como pudo tomó el ascensor justo cuando su teléfono empezó a sonar, era una llamada de un número desconocido por lo cuál lo ignoró. Arregló un poco su cabello e hizo lo mejor que pudo con su ropa ahora arrugada.
Como siempre el lugar estaba lleno de energía, al menos había con facilidad unas 70 personas trabajando o quizás más, solo quedaba una semana para el evento y la pasarela ya estaba puesta para el deleite de las chicas que ya empezaban a caminar por ella practicando para el gran día. Había un montón de gente trabajando en iluminación, la pasarela, el vestuario, maquillaje y logística en general, solo eran unos pocos ya que los últimos tres días estas personas se multiplicarían por tres y todo seria un caos organizado. A ella le encantaba todo eso, vivía por la emoción de la pasarela, los aplausos y las miradas ¡El ser una estrella que todos miraran!
—¡Ava! —al ver a Tadeus salir apresuradamente de una oficina al fondo ella dejó sus ensoñaciones y caminó derecho hacia el vestuario pero por supuesto él la alcanzó —¿Dónde estabas? ¡Tú nunca llegas tarde!
Eso era cierto, y es que ella realmente odiaba la impuntualidad.
—Lo siento, mi alarma no sonó —dijo odiando tener que recurrir a excusas baratas pero al fin y al cabo no eran realmente excusas. Tadeus la empujó a un grupo de chicas más allá de los camerinos que recibían instrucciones de dos hombres y una mujer, supuso que eran los coordinadores del desfile, al menos conocía a los chicos que siempre coreografiaban estos eventos, la mujer era una nueva adición. Dio un pequeño saludo cuando notó que Verushka su amiga la notó que a la vez llamó la atención de otras tres chicas que la saludaron de vuelta.
No es que fuera la chica más reconocida pero le gustaba ser amable con todos y eso le había ganado muchos amigos a través de los años, eso hacia que Ava se considerase a si misma como una persona social.
—¡Ava, chica, ven acá! —gritó uno de los chicos, Tony, ella le sonrió y le dio dos besos al más estilo europeo. No tenia idea de por qué pero a los gays les encantaba hacer eso con ella —Tú saldrás al final ¡Que mejor cierre que ese!
A partir de allí todo fue como una aburrida clase de protocolo en tacones súper altos: “Párate aquí, mira hacía allá, da vuelta, camina ¡No, de nuevo! Un paso y sonríe” Ava ni siquiera tenia que memorizar todo porque solo saldría al final por lo que pensó que tendría algo de tiempo libre para charlar un poco pero rápidamente fue presa de las modistas que comenzaron a tomar sus medidas por horas.
Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando salió de allí, había llegado un poco después de las ocho. Diez horas ininterrumpidas de ensayo. Incluso tuvo que comer sentada en un taburete mientras veía como las modistas median a otras modelos, el que decía que solo era lucir bonita y ya no tenia idea.
—Oye Ava ¿Te gustaría ir con nosotras por una copa a Biqueli's? —Ava se dio la vuelta para ver a su amiga Verushka y otras cinco chicas que se dirigían al estacionamiento para buscar los autos, Ava no dudó en aceptar y correr tras ellas.
Biqueli's era un restaurante y bar nuevo en el centro de la ciudad, al menos el sabor popular de la semana y por eso estaba completamente lleno un viernes por la tarde.
—¿Creen que consigamos una mesa? Está totalmente lleno —les dijo Johana mirando alrededor moviendo su cabello rubio de forma exagerada. Ava estaba a punto de decirles que nunca encontrarían un lugar y lo mejor sería ir a otro sitio pero una mujer vestida con el uniforme del local se acercó.
—¿Señorita Blake? Si gusta puede acompañarme a su mesa —Ava parpadeó varias veces confundida mientras las chicas rodaban sus melenas al mismo tiempo para mirarla de una forma extraña pero por supuesto su amiga Verushka ni corta ni perezosa fue la que se adelantó y arrastró a Ava detrás de la mujer —Aquí en Biqueli's somos sus admiradores y cualquier cosa que necesiten pueden llamarme, mi nombre es Anna y soy su anfitriona.
Lo siguiente que Ava supo es que los cócteles y las fotografías comenzaron a fluir, sus amigas llamaban mucho la atención y de algún modo la gente la empezó a reconocer a su alrededor, cuando quisieron darse cuenta la mayoría de los comensales estaban rodeándolas tratando de conseguir una foto y casi todas estaban un poco ebrias. La anfitriona Anna se veía algo nerviosa cuando intentó que todo el mundo volviera a sus asientos sin éxito. En especial porque había un grupo de chicos demasiado enamorados de las modelos junto con una cantidad peligrosa de alcohol en la sangre.
—¡Muy bien todos! —Verushka se paró en una silla para llamar la atención de todos aunque no hacia falta mucho esfuerzo porque solo con su cara ya los tenia medio lelos, ella era muy hermosa de una forma casi ridícula, como una muñeca de porcelana con enormes ojos azules claros y una larga cabellera café que caía por su espalda —Tenemos que calmarnos un poco o la señorita Anna se verá obligada a llamar a la policía, cosa que no queremos ¿no?
Justo cuando estas palabras fueron dichas las puertas se abrieron y un par de oficiales empezaron a abrirse paso entre la gente, Ava rápidamente le dio un jalón a Verushka para que bajara de la silla y casi se le va todo el alcohol de la sangre cuando vio un par de ojos azules muy bonitos con los que había evitado soñar toda la semana. El oficial Russel se movió directamente hacia ella cuando la vio, Ava tragó grueso y resistió el impulso de acomodarse el cabello.
—¿Señorita Blake? —dijo Russel y ella casi gimió por ese tono grave y bajo que tenia al decir su nombre ¡Dios mio! Parecía una colegiala inexperta con su primer amor —¿Cree que podría regalarme un minuto de su tiempo?
Las protestas de los hombres ebrios no tardaron en hacerse escuchar creyendo que la estaban defendiendo de alguna falsa acusación y Ava tuvo que admitir que se asustó cuando empezaron a moverse un poco más agresivos así se acercó al oficial y tomó su brazo por protección, un brazo que estaba increíblemente duro bajo la tela del uniforme.
—¿Sabe que oficial? Saquenos seguras de aquí y le regalaré todo el tiempo que quiera —él le dio una mirada y ella pudo jurar que hubo una chispa de algo en sus ojos antes de que la tomara suavemente de la cintura para ponerla detrás de él y hacerle una seña a su compañero para que lo ayudara. Ava tembló aún sintiendo esas manos en su cintura ¿Por qué el oficial Russel la hacia temblar tanto?
—¿Quién es ese? —Preguntó Verushka cuando logró acercarse a ella y Ava suspiró mirándolo en acción, su cara era toda facciones duras y afiladas, lo que hacia que se sintiera aún más atraída hacia él, como una polilla a la luz.
—Mi oficial Russel.
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Guardaespaldas: Programa De Protección A Testigos
ActionAva Blake es una famosa modelo de Victoria's Secret. Tras una noche de compras Ava regresa a casa agotada pensando nada más que en un baño de burbujas y una copa de vino, pero sus pensamientos se ven interrumpidos cuándo se encuentra en medio de un...