VIII

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"¿Tienes algo que no sean los Misfits? Después de dos horas ya rayan..." Pregunta Charlie, levantándose del suelo para ir hasta la pila de discos que hay al otro lado de la habitación.

"Bueno, al menos has aguantado más que la mayoría de la gente... Normalmente no pasan de la primera canción." Asegura Gerard mientras gira el cuerpo sobre el suelo. "Busca a ver, creo que tengo algo de Iron Maiden. Si Bob no me lo ha robado..."

"Pobre Bob, siempre tiene la culpa de todo..." Carcajea el chaval mientras rebusca títulos con la punta de los dedos. "Oh, de este he oído hablar mucho."

Entonces lo saca del montón, girando la carcasa de plástico para que Gerard pueda observarla con claridad. Aunque tiene que ajustar la vista, enseguida reconoce el diseño de la carátula.

"¿David Bowie? Me ofendería si no fuese así." Asegura sonriente, alzando la cabeza del suelo. "¿Te gusta?"

"No lo sé, no lo he escuchado mucho..." Admite mientras coloca el CD en el lector. A ver si este no lo escupe, porque la verdad es que esta dichosa máquina es bastante exquisita con sus gustos musicales.

"Es uno de mis ídolos. Ese disco en concreto lo habré escuchado como cien veces... Fue el primero que encontré de toda mi colección. Ya verás, pon la número tres."

Charlie le hace caso, pulsando la tecla de avance tres veces. Vale, parece que esta vez la cosa funciona. Al instante, de los altavoces sale el inconfundible sonido de un bajo, una guitarra difusa y algo que probablemente esté hecho con un sintetizador. Entonces Gerard vuelve a tumbarse bocarriba sobre el suelo, mirando directamente al techo.

"Durante los Años Oscuros lo escuchaba todas las noches." Rememora, imaginándose que está viendo las estrellas que tantas veces contempló desde la cama. Charlie se tumba a su lado, uniéndose a la visión. "Uno de los hombres con los que me quedé en un campamento rebelde me lo regaló, junto con un viejo walkman. Era un trasto y tenía que cabiarle las pilas cada dos por tres, pero para mí era lo más parecido a un tesoro. Mientras todos los demás dormían, yo escuchaba esta canción una, y otra, y otra vez... No sé, la voz de Bowie me parecía tan cercana, como si me hablara directamente, ¿sabes? Mientras la escuchaba me sentía capaz de todo... Supongo que me ayudó mucho a sobrellevarlo."

"¿Héroes sólo por un día?" Repite Charlie, entrecerrando los párpados. "Eso me parece muy poco..."

"Es mejor que no serlo." Asegura el rubio con una suave risa. Entonces gira la cabeza hacia el chico, abriendo una sonrisa en sus labios. "Nosotros vamos a serlo mañana, Charlie."

Y sí, la verdad es que en eso tiene razón. O al menos, ese es el plan.

"¿Estás nervioso?" Le pregunta a Gerard.

"¿Qué pasa? ¿Intentas ponérmelo tú?"

"No, pero... me imagino que después de todo este tiempo... Lo estarás. Quiero decir, llevas soñando con este momento mucho tiempo, tú más que nadie... Debes de tener ganas."

Gerard se humedece los labios, apartando la mirada hacia el techo. Su expresión ya no es tan alegre como hace un instante. Mas no deja que eso se le note.

"¿Y tú? ¿Lo estás?"

"Sí, la verdad." Asegura el chico con toda tranquilidad. "Estoy un poco atacado..."

"No deberías, has mejorado muchísimo en todo. Estás más que preparado."

"Ya, pero eso no quita para que sienta... miedo. Tengo miedo, lo confieso. Pero es seguramente por la incertidumbre. No dejamos de ir hacia la boca del lobo, después de todo..."

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